Foto extraída de la página de Músicos en acción (enlace al final del post)
Que estamos en la era de lo audiovisual es innegable, que los vídeos, películas, imágenes, que entran por nuestros ojos se registran en nuestro cerebro mejor que cualquier explicación, no hay quien lo dude… que los vídeos y películas cada vez tienen más movimiento, más fotogramas por segundo, más animación, es algo probado… y que yo debo ser rara, rara, es algo confirmado hace ya tiempo…
Sigo prefiriendo la tranquilidad, lo sosegado, que las imágenes vayan procesándose lentamente en mi mente… Me aturullo con los videoclips cada vez más acelerados, con más luces, más efectos… Es más, si tengo que elegir, prefiero escuchar una canción a ver su vídeo, no me interesa nada, a mí la música me entra por los oídos no por los ojos… Llega un momento en el que todo se confunde dentro de ti, la música pasa a ser una antigua chica Disney medio en bolas moviéndose como si le hubieran puesto una guindilla en el ojete, sacando la lengua cual vaca sin cencerro y tocándose sus partes íntimas como si no hubiera mañana… y eso es música, según dicen…
Mis gustos musicales son anticuados, fuera del contexto actual y, en general, bastante criticado por todos aquellos “modernos-indies-Hipsters” que ven en Serrat o en Sabina una época pasada de moda, trasnochada y fuera de lugar. Pero la música significa para cada uno una cosa distinta, un sentimiento diferente… Yo soy tan de cantautores como coplera o de boleros interminables llenos de dolor y desamor… yo también soy la de la movida madrileña, seguidora de todos los grupos de aquello época… Tan pronto me planto a Rocío Jurado, mi ídola, como a Serrat, mi dios, como a Extremoduro o David Bowie… Y me dan felicidad, porque en el momento en que los escucho es eso justo lo que necesito oír, necesito la calma y la reflexión de Serrat o Sabina para salir de un estado depresivo o a la Jurado en un momento de subidón para ir cantando por toda la casa pegada a la fregona como si fuera mi micrófono (voz en grito, por supuesto, mis vecinos tienen que alucinar conmigo) Y no necesito ninguna imagen que me complemente esos momentos, cuando quiero imagen, me veo una peli o una serie.
La música es un elemento muy importante en la vida, yo diría que en la de cualquiera, aunque piense que no le interesa o no le gusta. Si nos paramos a pensar, toda nuestra existencia está enmarcada en una gran banda sonora (la canción que sonaba en la radio cuando nos íbamos de vacaciones con nuestros padres, aquella que siempre tarareaba nuestra abuela, la que sonaba en el bar cuando conocimos a nuestra media naranja, las nanas que les cantamos a nuestros hijos…) y por eso toca tanto lo sentimental, nos toca el corazón, nos hace reconocernos, nos provoca alegría o llanto, nos deprime o nos anima... De este tema sabe mucho más que yo, pero muchísimo, mi amiga Isa, una de las componentes de este blog y creadora de Canciones de buen rollo, otro blog dedicado a canciones que suben el ánimo con solo escuchar sus primeros acordes, os lo aconsejo…
Toda esta larga introducción, viene a cuento de un reportaje que he leído en la revista Telva de este mes y que me ha dejado bastante tocada. Se titula “Jam Session en el hospital”. Trata sobre la asociación “Músicos en acción” cuya finalidad es ayudar a las personas que están ingresadas en hospitales a sentirse un poco mejor, sobre todo a niños. Los voluntarios y trabajadores de esta asociación son psicólogos, psicopedagogos, etc., que hacen un master de dos años en música y tocan algún instrumento. Ellos son los que van de hospital en hospital intentando calmar los nervios antes de operaciones, hacer más amenas las quimios y diálisis, haciendo talleres en áreas psiquiátricas… Vamos, que no curan, pero intentan aliviar el dolor con la música. Se les pregunta a las creadoras de esta historia si sólo tocan música clásica o canciones infantiles y ellas responden con un rotundo “no” y cuentan que utilizan reggae, funky… incluso el sitar (un instrumento de cuerda indio que ayuda a la relajación en quimio, por ejemplo). Nos dicen que depende del paciente, que no todos reaccionan igual porque no a todos les gusta el mismo tipo de música ni están en el mismo estado…
A mí me ha llegado en parte porque, por desgracia, sé perfectamente lo que es estar en un hospital esperando noticias y con los nervios de punta. Sé lo que es estar con una persona enferma y buscar refugio en algo que te tranquilice, que te dé esperanza y fuerza… y ese algo, muy habitualmente, es la música. Me parece muy interesante esta iniciativa, y creo que voy a ahondar más en lo que hacen y posiblemente termine colaborando. Creo que esto confirma lo que os comentaba antes, la música está tan pegada a los sentimientos, que, posiblemente no haga milagros, pero en ciertas situaciones ayude a que los médicos, medicinas y tratamientos sí que lo hagan…
Por si a vosotros os interesa también, os dejo su web:
www.musicosenaccion.org