«Con un estilo ágil, preciso y sostenido Música contra los muros explora la influencia de la música sobre el ser humano en circunstancias extremas.»
“La tierra prometida, había sido doblemente prometida…”
Reseña escrita por Maudy Ventosa.
En el Teatro de la Zarzuela de Madrid se presenta el último libro de la periodista Ana Arambarri, Música contra los muros. En el conflicto árabe-israelí, publicado por la editorial Galaxia Gutenberg. Acompañan a la autora Rosa Torres-Pardo, Enric Satué y Juan Tarrida, además de la periodista y escritora Rosa Montero.
La cubierta está hecha por dos diseñadores, Alberto Corazón y Enric Satué, elegidos por la autora. Su objetivo era transmutar las letras y el color en imágenes para visualizar el choque emocional que propone este libro. Rojo, negro y gris; tanques en la arena junto a músicos afinando sus instrumentos. No es un montaje, es real. Antes de abrirlo adivinas el dolor que encierran estas páginas, la muerte y el sufrimiento que no cesa. Y la belleza de la música para no destruir lo que queda de cada uno.
El libro parte de la realidad, de hechos históricos avalados por una amplia documentación bibliográfica que figura al final, junto a una pequeña semblanza de los personajes, tanto reales como ficticios, que aparecen en la obra y que ayudan a que el relato sea más completo y su lectura más fácil y ágil. Es un
documento histórico con voces de ambos lados. Es el conflicto más largo de la historia, cuyo final no parece que esté cerca, y en el que muchos, los palestinos, lo han perdido absolutamente todo porque se han visto obligados a huir de su tierra abandonando lo poco que tenían. Cuentan su vida a partir del NAKBA –“catástrofe en árabe”- día del inicio de la masiva expulsión de palestinos árabes de la Palestina histórica, necesario para crear un estado de mayoría judía. Los que se quedaron viven en campos de refugiados o ciudades rodeadas de muros… la humillación es la herida más profunda que se puede infligir a las personas sin quitarles la vida. Porque tienen que coexistir con algo con lo que les resulta imposible vivir, dice Lars Saabye Christensen. Franceses y británicos, desde sus cómodos despachos, juegan a dividir Oriente Próximo… En la Declaración Balfour está el origen del conflicto judío-palestino, y posiblemente la Resolución 181 de la Asamblea General de Naciones Unidas -29 de noviembre de 1947-, sea unos de los mayores errores políticos del siglo XX…
Llegan al alma los fragmento que incluye la autora sobre lo que más adelante se convertiría en un documental que pudo ver la luz en 2012, denominado “Censored Voices”. Son grabaciones llevadas a cabo por uno de los autores que más admiro, Amos Oz, y Avraham Shapira con soldados que habían participado en la Guerra de los Seis Días. Recorrían los kibutz para entrevistar a jóvenes que había luchado en el frente y volvían triunfadores; pero no buscaban hablar de victoria, querían profundizar en los sentimientos, en las vivencias, en lo que supuso para ellos esa experiencia tan traumática que fueron obligados a vivir. Los comportamientos se contagian, para bien y para mal, y más cuando el grupo y la exaltación de la patria, la sangre, la brutalidad de tus acciones bélicas y la emoción de la victoria te arrastran… pero cuando te paras y ves el horror y la sorpresa de los vencidos; las filas de personas que arrastran lo poco que tienen hacia ningún sitio porque ya ni siquiera tienen esperanza, entonces, es posible que te invada la tristeza y se te haga un nudo en el estómago…, pero eso no se podía contar, porque los soldados no pueden sentir tristeza… ni recordar cómo desnudaban a los civiles por el simple hecho de humillarlos; ni pensar en que no quería ir a la guerra y después del primer disparo ya no podían parar de hacerlo. La guerra tiene dos caras. Quizá lo peor es que te derroten, pero ganar tampoco es bueno…
Pero este libro, a pesar del dolor que transmite, habla también de belleza, de la influencia que puede tener la música en situaciones extremas como una guerra. Nos habla del sueño de un hombre que sabe que la música cura el alma aunque no pueda parar la contienda. Nos narra cómo, cuando conoces las dos caras de la moneda te das cuenta de que los que considerabas tus enemigos no lo son tanto, porque los tuyos, los vencedores violan constantemente sus derechos fundamentales aunque se habían comprometido a mantener la paz y la buena vecindad como firmaron en la Declaración de Independencia…
El 14 de mayo de 1948 antes de media noche, que es cuando expira el mandato británico sobre Palestina, David Ben-Gurión, antes del sabbat, hará la proclamación histórica de la Declaración de Independencia en el auditorio del museo de Tel Aviv. Asisten doscientas cincuenta personas, de las que doscientas forman la Filarmónica de Palestina. Al acabar el acto, pasarán a denominarse Orquesta Filarmónica de Israel. Desde entonces no ha dejado de escucharse el sonido de la guerra.
La música tiene un papel importante en esta guerra cuando músicos reconocidos mundialmente, cancelan sus compromisos para darse cita en Israel días antes del inicio de la Guerra de los Seis Días: Leonard Berstein, compositor, pianista y director judío; Daniel Barenboim, director y pianista; Pinchas Zukerman, violinista y director; Itzhak Perlman, violinista israelí; la violonchelista inglesa Jacqueline du Pré; el director indio Zubin Mehta entre otros. ¿Objetivos? Reconfortar a sus compatriotas, reclamar la atención mundial y mantener la esperanza. Música al servicio de la defensa del estado de Israel. Tocaban en ciudades –Tel Aviv, Jerusalén, Haifa, Nazaret-, en desiertos, cerca del campo de batalla… más tarde, cuando las armas se fueron sofisticando, los espectadores acudían a los conciertos con máscaras de gas…
Pero el sueño de Daniel Barenboim va más allá. En 1999, tras una larga conversación con el pensador, humanista y activista palestino-estadounidense Edward Said, fundan la West-Eastern Divan, una orquesta formada por jóvenes talentos procedentes de Israel, Palestina, Jordania, Siria, el Líbano, Egipto, Turquía e Irán. Vamos a demostrar que el diálogo y la convivencia son posibles. Objetivo, demostrar que era posible lograr la convivencia, combatir la ignorancia y proponer un susurro de paz…
Han pasado veinte años y la orquesta, ahora con sede en Berlín después de tenerla en Sevilla, sigue tocando. Continúa formada por músicos de países árabes, Palestina e Israel. Los músicos se renuevan cada año pero se reserva un cupo para veteranos. Fenómeno único en el mundo. Muchos no olvidaran nunca la fecha del 21 de agosto de 2005. Ayudados en unos trámites complicados y delicados por el español Bernardino León, la West-Eastern Divan da su primer concierto en el Palacio Cultural de Ramala. Solo la música disipó el miedo, Mozart –Sinfonía concertante para oboe, trompa, clarinete y fagot, k.297b y la Sinfonía nº 5 de Beethoven. El bis fue de Edward Elgar, Nimrod, Enigma Variaciones. Los que no habían estado a ese lado del muro, descubrieron al cruzarlo, que los palestinos no tienen nada que perder.
“En la música es frecuente que se den dos melodías distintas que, ejecutadas al tiempo, crean armonía. Es como dos naciones con diferentes puntos de vista que se expresan y crean algo mejor”. Mariam, viuda de Edward Said.
Música contra los muros. Un libro imprescindible para conocer un conflicto que aún no ha acabado.
PERSONAJES:
Al final del libro, la autora incluye un apéndice con las biografías de los personajes que aparecen en la obra, reales o ficticios. Yo incluyo algunos.
- Daniel Baremboin nació en Argentina en 1942, hijo de padres judíos. Niño prodigio, tocaba el piano teniendo a la orquesta en la cabeza. Llega a Israel con sus padres en 1952, donde desarrollo el sentido de la responsabilidad y un propósito firme y decidido, reafirmando la independencia de pensamiento. Más adelante, aunque Israel sigue siendo su patria, traslada su residencia a Londres cuando ya tocaba en las principales salas del mundo. Fumaba habanos, usaba zapatos italianos y bebía champán Krug… Tenía una energía desbordante a pesar de que apenas dormía. Cuando conoció a Jacqueline du Pré no volvió a separarse de ella… En 2018 confiesa, en un artículo publicado por El País, por qué se avergüenza de ser israelí. Pianista, director de orquesta, escritor… grande y comprometido siempre.
Es el primer ciudadano del mundo que posee tres nacionalidades, la española, la de Israel y la de palestina. - Edward Said nació en Jerusalén en 1935 en el seno de una familia de origen palestino libanés, y murió en Nueva York en 2003. Se educó en colegios británicos y americanos en Jerusalén y El Cairo; más tarde en las universidades de Princeton y Harvard; catedrático en la Universidad de Columbia… cosmopolita, elegante. Hablaba varios idiomas además del árabe, el inglés y el francés. Reconocido mundialmente como gran pensador y filósofo. Encontraba en la música la trascendencia del lenguaje, pensaba que va más allá y facilita la comunicación. Tenía alma de músico. Símbolo de la dignidad palestina, de la inteligencia palestina, de la cultura y la ambición palestinas, del nacionalismo y del patriotismo palestino. Fue miembro del Consejo nacional Palestino. Todo un símbolo para Palestina.
Funda, junto a Daniel Barenboim, la Orquesta West-Eastern Divan; y juntos también son galardonados con el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia en 2002. - Jacqueline du Pré nació en Oxford, en 1945 y murió 42 años más tarde a causa de esclerosis múltiple. Fue la violonchelista más grande del S. XX. Apasionada, era una fuerza de la naturaleza, una mujer que vivía dentro de la música. Su violonchelo favorito era el Stradivarius Davidov, que hoy utiliza el violonchelista Yo-Yo Ma para el repertorio barroco. Conoció a Barenboim y surgió el amor a primera vista. Con él viajó a Israel ante la inminencia de la guerra; tocaron por todo el país obviando el peligro. Allí se casaron por el rito tradicional ortodoxo, con una dispensa especial, ya que Jacqueline no hablaba hebreo ni conocía lo que era el judaísmo. Este huracán de cabellos dorados, tocó en las mejores orquestas; la enfermedad la retiró de los escenarios a los veintiocho años.
- Amos Oz nació en Jerusalén en 1939 y murió en Tel Aviv en 2018 víctima del cáncer. Vino a España, junto con su familia, para recoger el Premio Príncipe de Asturias de las letras en 2007. Es el escritor más importante y reconocido en lengua hebrea. Es un referente moral, porque vivió de acuerdo a sus principios y los expresó en público. En 1967, tenía veinticinco años y vivía en el kibutz Hulda. Tenía que luchar por Israel cuando fue llamado a filas. Analiza lo efímero del cambio que sufrió al ver el primer cadáver. Quería entender lo que les pasó a los soldados después de la guerra, por eso, grabadora en mano junto a Avraham Shapira entrevista a los héroes… así surge Voces censuradas, porque el setenta por ciento de los testimonios fueron censurados.
SINOPSIS:
Con un estilo ágil, preciso y sostenido Música contra los muros explora la influencia de la música sobre el ser humano en circunstancias extremas.
Diferentes voces corales sumergen al lector en el laberinto geopolítico de Oriente Medio y cuentan una historia real y poco conocida: la de unos músicos célebres que cancelaron todos sus compromisos y se desplazaron voluntariamente a Israel para alentar a sus compatriotas que luchaban en el frente. Sobre este telón de fondo, se tejen sugerentes hilos narrativos: el apasionado romance del pianista Daniel Barenboim con la violonchelista Jacqueline du Pré durante la Guerra de los Seis Días; el relato de soldados israelíes, cuyas voces fueron censuradas durante cuarenta años, obligados a participar en una guerra en la que no creían; o la desgarrada vida de miles de palestinos que, a partir de la ocupación, perdieron el derecho a una vida decente y digna.
De la mano de una estrategia narrativa que recuerda el Nuevo Periodismo surgido en los sesenta, se ofrece una propuesta de reconciliación: el caso de la orquesta West-Eastern Divan, integrada por músicos árabes, israelíes y palestinos, demuestra que gracias a la música, la convivencia es posible. Edward Said, pensador y filósofo palestino, se preguntaba: ‘¿Quién sabe hasta dónde vamos a poder cambiar los pensamientos y convicciones de estos jóvenes gracias a la música?’. La energía de esta interrogación continúa desafiando las posibilidades del presente, mientras confirma el éxito de una experiencia tan insólita como fascinante.
La autora:
Ana Arambarri. Su actividad profesional ha estado relacionada con la Identidad Corporativa y Comunicación, en el sector público y en el privado. Ha trabajado en el gabinete de prensa del Ministerio de Obras Públicas, MOPU, en el Ministerio de la Presidencia y ha sido Directora de Comunicación del INI, Instituto Nacional de Industria. En el área de la creación destacan las colecciones de joyería moderna, que ella misma diseña.
En los últimos años ha sido comisaria de diversas muestras de arte y diseño: Trabajar con Signos y La Energía del Pensamiento Gráfico. En la actualidad trabaja en la exposición de fotografías Mujeres Gitanas. En 2017 ha publicado, en Galaxia Gutenberg, la biografía Ataúlfo Argenta, Música Interrumpida.
El libro:
Música contra los muros. En el conflicto árabe-israelí ha sido publicado por la Editorial Galaxia Gutenberg en su Colección Ensayo. Encuadernado en tapa dura, tiene 224 páginas.
Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.
Como complemento pongo un vídeo realizado por #Sky_España_Autos titulado Música contra los muros: una insólita historia de paz en medio de la guerra.
Para saber más:
https://www.barenboim-said.es/es/orquesta-west-eastern-divan/
West-Eastern Divan Orchestra en Wikipedia.