OBRAS MUSICALES IMPRESAS EN TOLEDO
Como la imprenta alcanzó en la Imperial gran desarrollo, existen numerosas composiciones musicales impresas en Toledo que Rubio Piqueras anotó de la obra "La Imprenta en Toledo", de Pérez Pastor. Villancicos, de Esteban de Qafra.
Letra de los Villancicos de Navidad de Francisco Calvo, 1622. Otras letras del año 1664 has ta 1669 del mismo autor. Villancicos para la Festividad de los Santos Reyes (el único realmente impreso en la Imperial), de J_ Martín Marqués, impresor del Santo Oficio y Director de la RealImprenta de la Santa Cruzada 1780.
De la época del Maestro de Capilla, Pedro de Ardanaz datan otras varias impresiones y del tiempo de Miguel de Ambiela Así como de Jaime de Casellas, Juan Rosell y Francisco Juncá, también de finales del siglo XVIII.
Con motivo de la. visitas oficiales de los reyes, los maestros de capilla de Toledo solían esmerarse, como en ocasión de la venida a Toledo de Carlos IV, en 1792, que el maestro Juncá compuso varias obras como "expresiones de gratitud" al monarca españo~ al igual que lo hicieran otros maestros músicos en tan excepcionales ocasiones.
Dichas composiciones se interrumpieron durante la Guerra de la Independencia, así como estas costumbres y se dice que hacía el año 1820 cesó todo ello. El estilo musical de los citados villancicos impresos se comenta que no es muy brillante, ni siquiera religioso.
Otros libros impresos en Toledo, según el Académico José Carlos Gómez-Menor, son" Luz Bella del Canto Llano", del Bachi- !ler Domingo Durán y el "Tratado de principios de Música Práctica y Teoría" de Joannes de Spinosa, arcipreste de Santa Olalla y racionero de la S.LC.P. de Toledo.
- LIBROS DE FACISTOL DE LA CATEDRAL PRIMADA
Existe un libro de facistol ---o atril- de música polifónica con o bras de Joaquín Deprés, Jourtous, Piedrafort, etc ... algunos de autores anónimos en un total de 33, "todos interesantes y de gran valor artístico", procedentes del siglo XVI y escuela flamenca, "que tan hondas raíces echó en España".
Liber Generationis, de J. Deprés, es una composición a cuatro voces de una gran belleza, ya que a su autor se le consideró el creador de la armonía moderna, así como Passio Domini Nostri -también a cuatro voces- de Alaventura, que se supone pseudónimo de un compositor de aquel tiempo cuyo "expresivismo espiritual y místico" excede a todo elogio.
R. Piqueras, como exquisito crítico musica~ hace alusión a las viñetas del libro antes aludido y las considera "arte ornamental" digno de encomio que "corre parejas con la música dulce y sentida de las composiciones que adornan y enaltecen".
OTROS LIBROS EN EL ARCHIVO CATEDRALICIO
En el siglo XIX, deteriorados y hoy día bastante restaurados algunos de ellos, existían en el archivo de la catedral aproximadamente medio centenar de libros de distintos tamaños, entre los que merece la pena citar algunos del compositor sevillano Francisco Guerrero sobre Canto Llano o Gregoriano, misas, magnificat, etc ... ; otros de Cristóbal Morales, de quien nos ocuparemos más adelante con detenimipnto, también de temas religiosos de Juan Navarro, misas r' Juaquín, del gran Tomás Luis de Vitoria (natural de Avila) varios motetes; de Sebastián Vivanco misas y motetes y de Andrés de Torrente, Bemardino Rivera, Ceballos, Alonso Lobo, Felipe Roger, Ambiela, Ginés de Boluda, Carpentrás, José de Nebra y otros compositores, las más variadas obras, lo que constituye para el melómano y el estudioso sobre todo, un auténtico tesoro musical.
Aparte de estos libros completos, hay multitud de particellas sueltas porque "no hay maestro de capilla de la catedral toledana que no haya dejado escrito algo en el archi,!,o de la catedral", por lo que podemos contar alrededor de seiscientas y pico composiciones litúrgicas de estos hombres que gastaron su vida en este noble empeño, algunas de las cuales son para voces y orquesta tanto religiosas corno profanas y aún de maestros músicos que no lo fueron en la Primada, entre los que se cuentan la friolera de 45 sinfonías de compositores de la talla de Pleyo~ Haynd, Salieri, Carnicer, Wrannisni, Wagner, Simarosa, Rossini, etc . ..
- LIBROS DE MUSICA DE LA BIBLIOTECA PROVINCIAL
Del año 1731, y procedentes de la Biblioteca del Cardenal Lorenzana, "mecenas de las artes y de las ciencias", hay un libro de facistol o atril del siglo XVIII de polifonía religiosa, compuesto al parecer por Antonio de Líteres, músico de la Real Capilla de Felipe II. Dicho libro está dedicado al Cardenal antes dicho.
De entre los himnos compuestos por Líteres -autor de música sacra- destaca, en opinión de R. Piqueras, el Ave María Stella Existen asímismo en la Biblioteca Provincial tres libros en cifra para guitarra cuyo título es el de DELFIN, el segundo de los cuales aparece firmado por Luis de Narváez -vihuelista y notable compositor del XVI- y el tercero por Joaquín Deprés -o De Pres, autor flamenco que compuso mucha música sagrada-, entre otros varios. Se supone que este tríptico fue publicado en Valladolid hacia 1538 -para tañedores de vihuela que fue el instrumento antecesor de nuestra "democrática guitarra"- corno R. Piqueras la llama, personajes éstos -los vihuelistas- que "vestían y hablaban a lo muy noble" hacia los siglos XVI Y XVII.
Hay igualmente manuscritos musicales de Canto Gregoriano delicadamente ornamentados por los miniaturistas de épocas posteriores, algunos de ellos anteriores a la corrección de Pío V, todos escritos en letra gótica, conforme a los manuscritos de los siglos Xl y XII; hay otro Cantoral igualmente "acicalado", dos Misales, uno del Cardenal Mendoza y el otro de Cisneros, siendo éste último completamente musical y referente a la Semana Santa En él at>arece el escudo capitular de la famosa Descensión de la Virgen. Hay también otros dos Misales, uno más musical y el otro de gran riqueza caligráfica, contexto en latín, que sería interminable traducir aquí.
CANTORALES TOLEDANOS DE LA CATEDRAL
En la catedral existe una variada colección de cantorales, hoy día en desuso, que fueron utilizados en las diversas dependencias de la misma Algunos conservan el canto gregoriano con toda pureza y otros aparecen arreglados y corregidos de forma imprecisa por no decir imperfecta
Los hay del siglo XV en adelante y son una muestra inequívoca del explendor de la catedral toledana, si bien permanecen allí anclados e inaminados como espernndo que una mano amiga y experta sepa estudiarlos y descifrar sus dificultades.
De tiempos del Cardenal González de Mendoza hay cuatro "Misales Aguiluchos" cuya notación es perfecta, siendo más inferior la de los más modernos, debido obviamente a las aventuradas correcciones de que fueron objeto.
La Biblioteca Capitular toledana alberga una auténtica joya en Códices Gr'egorianos, sin olvidar los mozárabes o toledanos "música hermana del gregoriano", lo que constituye un hennoso patrimonio histórico nacional en lo que a música antigua se refiere.
La escritura de estos códices se sabe que data desde la Reconquista de Toledo por el rey Alfonso VI en 1085 hasta finales del siglo XVI. No todos se han escrito en Toledo, aunque sí la mayoría
OTROS MONASTERIOS QUE POSEEN LIBROS CORALES
También en San Juan de la Penitencia -incendiado en 1936 y ya reconstruido y convertido en centro de estudios, entre ellos el Conservatorio de Música Provincial "Jacinto Guerrero"-, en Santo Domingo el Antiguo, San Clemente, La Concepción y San Pablo, que son los conventos más antiguos de Toledo, asegura R. Piqueras que pueden verse algunas exquisitas muestras de Cantos Corales, aunque ya en desuso sobre todo desde que los tiempos modernos cambiaron las costumbres.
Por ello, no sin cierto amargor, dice R. Piqueras: "Los antes ricos monasterios toledanos son hoy pobres, casi miserables" ... ¿Cómo esperar que con aquellas músicas solemnicen ya las fiestas?, más su afición no ha decaído sino cambiado, y las religiosas de ahora van con los tiempos.
Cantan diferente pero siguen cantando cada día porque la música es el mejor vehículo de alabanza al Señor". Ya no es comienzo de siglo, sino que caminamos deprisa hacia el año 2000.
Por eso nos resulta agradable observar esos libros, que todavía' existen bien conservados, cariñosamente conservados en todos esos conventos que nos dijo el señor Piqueras.
Y vemos y palpamos con amor ese Tratado de Canto Llano del monje Ignacio Ramoneda, del gloriosísimo Monasterio de El Escorial, que guardan "como oro en paño" las MM. Carmelitas Descalzas de Toledo, arropado entre otros Cantorales escritos a mano primorosamente, de incalculable valor; y también en el Monasterio de San Clemente hay un gran libro sin firmar, últimamente catalogado por expertos, manuscrito, canto gregoriano, y otro del siglo XVII, con restos recopilados en latín y pergamino, aparte de varios facistoles donde antaño entonaban las religiosas.
En Santo Domingo el Antiguo hay un cantoral de pergamino fechado en el siglo XVI donde se puede apreciar el claro-oscuro de la piel del ternasco, incluso con un zurcido de lo más artístico en una de sus grandes páginas. Asimismo se conservan libros de canto llano editados en 1800 (antífonas, salmos, etc ... ) El órgano de este convento/museo es del siglo XVI, sin arreglos ni manipulaciones.
En las MM. Jerónimas de San Pablo nos encontramos con la sorpresa del manuscrito de "Una Noche en Toledo", poema musical del toledano Mariano Gómez Camarero y con un "Cuaderno de Sonatas y Versos para después del !te Misa Est" de José Preciados, primer organista de Zaragoza, manuscrito de Angel Chueca y Arnaz, beneficiad%rganista, por oposición, de la Prima.da de Toledo que está firmado en 1860, así como cerca de un centenar de estudios de piano de Cramer, también escritos a mano por el mismo señor. Tampoco carecen de los.c1ásicos y enormes facistoles que conservan en el coro de la capilla.
Las MM. Concepcionistas, tal y como dijo el señor R. Piqueras, albergan entre sus muros conventuales un sin fin de libros, si bien en la guerra del 36 se perdieron muchos. Tres cantorales encuadernados en piel oscura y recientemente restaurados y catalogados, el primero de ellos firmado por Luis León Almonte "en letra y punto de breviario romano y canto ría toledana", el segundo, qtrizá más antiguo y sin firma y el tercero, con gran proliferación de dibujillos policromados, fechado en 1589 por el mismo señor, Luis León, que al parecer era Sochantre de la iglesia de San Salvador de Sevilla.
Al final escribe: "En este libro está las misas de las dominicas de todo el año; Cuaresma, Adviento, Entre Pascua y Pascua y todas las demás del año".
Aparte de los referidos cantorales hay un Antifonario de 1912, un Gradual Romano de 1910, ¡óperas de Bellini!, un interesante Manual de Canto Llano editado en 1777, de Fray Martino Ruiz, otro cantoral más pequeño que los anteriores y otros tres, de 1726 dos de ellos y el tercero de 1802, traducido a mano en notación moderna y firmado por Tomás Ramos Pérez.
Manuela Lourdes HerrejónMUSICA Y MUSICOS DE TOLEDO
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