Hay periodos en la historia personal mejores y peores, y con esto no he dicho nada que no sepa todo el mundo. Si miro hacia atrás, encuentro momentos más difíciles de vivir que otros, espacios de tiempo en que las cosas se volvían oscuras o las prisas y las muchas ocupaciones me hacían vivir en tensión. Siempre había algo que me ayudaba a sobrellevar el estrés de unas situaciones y otras. Y eso era la música, cierta música, que uno es muy maniático para eso. En los ochenta me enganché a lo que llamaban música "new age" y me ha acompañado hasta ahora y ya son años los que han pasado.
Y este artículo iba de eso, ordenando el fondo de las librerías encuentro una cinta de cassete que hace años que estaba ahí, olvidada, busco mi viejo radiocasete y la pongo. Inmediatamente la mente, al escuchar las notas, hace un viaje al pasado en sensaciones y recuerdos. No en acontecimientos, sino en las sensaciones que vivía cuando ponía esa cinta y su música me calmaba y me permitía serenar el interior para la siguiente actividad.
Cuando algún joven me acompañaba en el coche se extrañaba (habría que decir que casi se horrorizaba) de las músicas "esas que dan sueño" que llevaba y tenía que explicarle que para mí eran como un bálsamo que serenaba las tensiones y me ayudaba a la introspección y la reflexión, cuando no también a la oración. Han sido la "banda sonora" de noches de tormenta en las carreteras de la sierra y de atardeceres esplendidos. Siempre una purga y un alivio del destrozo interior que la realidad deja en uno en ciertos momentos de la vida.
Y esto es lo que necesitaba compartir. Os dejo una de "esas músicas" que encontré y he rescatado. Que la disfrutéis.