Vivimos momentos muy difíciles que nos recuerdan a esas películas de ficción sobre terribles pandemias que sacuden al mundo sin piedad. Ante estos días inciertos, que sin duda quedarán en un mal recuerdo, no así los efectos económicos de los cuales tardaremos más en recuperarnos, debemos tratar de llenarlos con cosas que realmente nos gusten y nos hagan sentir bien.
Es cierto que el miedo y la preocupación se palpan en el ambiente, pero siempre de las situaciones adversas cabe destacar el lado positivo. Las autoridades sanitarias nos advierten que permanezcamos en nuestros hogares para tratar de frenar el contagio de este maldito virus. Pues bien, ante este panorama a las puertas del fin de semana, aprovechemos este arresto preventivo para hacer aquellas cosas que el tiempo, las obligaciones u otras causas no hacemos o no queremos hacer y entre ellas puede estar la opción de sustituir, por unos momentos, el televisor con noticias cada día más inquietantes sobre el coronavirus y dejarnos llevar por los sonidos de la música, aquella por ejemplo que hace mucho tiempo que no escuchamos y que sin duda nos retrotraerá a otros tiempos, aquellas melodías que sacamos del viejo cajón polvoriento y que al volver a escuchar encontramos el sentido real del porqué la misma nos tocaba en lo más profundo de nuestros sentimientos.
Hoy abro ese cajón en el que encuentro un montón de canciones desordenadas, pero auténticas joyas que en su día fueron un fondo sonoro muy importante en mi existencia. Saco al azar una de estas canciones es “La Meteque” de George Moustaki una bonita canción con mensaje apátrida sin raíces, un extranjero en su propia tierra como lo era su propio autor, con una mezcla de nacionalidades; francés, griego, egipcio. Una canción sencilla pero intensa.
Otra canción que rescato es Only woman’s heart una bonita canción interpretada por las maravillosas voces de Mary Black y Eleanor McEvoy perteneciente al disco con el mismo nombre que sería grabado en 1992 con las voces de seis artistas irlandesas.
Pero no todo es mirar hacía atrás desempolvando viejos recuerdos, también es importante descubrir nuevas cosas, nuevas músicas que nos pueden sorprender y mucho. Llevo algún tiempo haciendo incursiones en grupos españoles que me tienen cautivado entre otros: Santeros y los muchachos, Club del río, De Pedro, o la Maravillosa Banda del Alcohol entre otros muchos que estoy descubriendo. Hace unos días alguien en twitter a raíz de una entrada publicada en El Gramófono hablando precisamente de estos grupos, me recomendaba que escuchara a Morgan una banda madrileña nacida en 2012 y así lo hice y me sorprendió enormemente la voz de Nina su exquisito gusto al cantar. Pido disculpas ya que me confieso un carca en términos musicales tratando de descubrir corrientes actuales.
Una canción sencilla y sin muchas pretensiones que también me gusta por su optimismo y su melodía pegadiza es la Jacob Mey con la colaboración de Aranguren Me voy de viaje, creo que es un tanden perfecto entre la música intercalada con la voz de Aranguren.
Para terminar esta entrada traigo otra canción nueva aunque su autor es ya todo un veterano, se trata de Quique González, con un tema de su último disco, que suena muy bien “El Pasajero” de su álbum publicado el año pasado, Las palabras vividas.
Una buena forma de pasar estos días en un encierro que abre las puertas a la música, al optimismo, a los sueños y lo que tu quieras sentir con la música alejado por unos momentos de las noticias catastróficas, una buena manera de apartar los temores es con la música.