El último fin de semana de octubre nos llevó hasta el pueblo natal de Juan Romero Rodríguez, Pipo para los amigos, Alcaraz bello y manchego que le honraba con una serie de actos donde no faltó la música, siempre presente en su vida, inculcada a sus hijas Alba y Juana que han estudiado cello y piano participando en cada momento del encuentro -y éste era uno de los imprescindibles, ni la poesía, por supuesto con buenas viandas y caldos de la tierra sobre la mesa alrededor de la cual todo fluye mejor, sin olvidarse de las tertulias, pues Pipo Romero junto a Gloria Aguinaga, su fiel esposa, amiga y colega, son personas a las que siempre les gustó hablar pero sobre todo escuchar, tal vez por "deformación profesional" de psicólogos.
Imposible glosar la trayectoria profesional de Juan Romero y aún menos la humana, todos lo intentaremos pero nos quedaremos cortos a pesar de habernos dejado tan pronto, pero su legado permanece y el recuerdo sigue vivo, de ahí estos encuentros que obligatoriamente deberían pasar por Alcaraz y su sierra, amantes de esa película de culto como "Amanece que no es poco" (1989) que tiene mucho del humor común a todos los que hemos conocido, admirado y querido a Pipo.
Ahí estuvieron muchos miembros de la psicología jurídica, ponencias de Juana Mª Azcárate o Josean Echauri, la "familia" de la AIPJ, pues así la sintió siempre Juan, con su presidenta en España Asunción Tejedor, la valenciana Elisa Alfaro, Ana Martínez Dorado directora de la editorial EOS que ha creado una colección con el nombre del eminente psicólogo alcaraceño (mucho más que "el psicólogo de la cárcel de Pamplona"), muchos amigos, representantes de la Asociación "Maestros de Pueblo", varios políticos del Ayuntamiento de Alcaraz, dedicándole un rincón en la Biblioteca Municipal con recuerdos donados por la familia Romero, también asistentes a todos los actos organizados en su memoria, debiendo destacar a su sobrino Joaquín Romero Tarazona que participó no ya como clarinetista junto a las hijas de Pipo, familia musical donde las haya, que se trajo a la Orquesta de pulso y púa "Celia Giner" de Alfafar (Valencia) que también dirige, y que el sábado 29 de octubre ofrecieron un espléndido concierto en la Iglesia de San Miguel donde no existió el descanso al regalarnos la palabra dos de los poetas del Ateneo Navarro, José Luis Allo Falces y Santiago Elso Torralba, con versos que también ponían lírica a la pintura.
Dejo aquí el programa del concierto con algunos comentarios sobre el mismo. Una excelente formación con muchos años de trabajo que se notan por el empaste, afinación y entendimiento con el director, trabajando un repertorio variado de arreglos ideales para estas agrupaciones orquestales de pulso y púa que van más allá de las rondallas folclóricas (alguna explicación hubo que dar), algo desequilibrada por la mayor presencia de bandurrias primeras y segundas que de mandolinas, mandolas o laúdes aunque compensadas por el mimo en los planos y las dinámicas ajustadas, así como una técnica y musicalidad en los solistas realmente plausibles.
Cual filosofía de la vida La vida es bella (N. Piovani) realmente de película, el conocido "Va pensiero" de Nabuco (Verdi) que casi animaba a corearse, la selección de La Canción del Olvido del maestro Serrano daba pie a participar aún más aunque fuera en voz baja, pero me quedo con la excelente interpretación del "Intermedio" de Goyescas (Granados) como homenaje doble, a su autor y a Pipo, especialmente Un viaje por España (J. Jarque) que repasó la procedencia de muchos viajeros que acudimos a Alcaraz para seguir recordando a nuestro querido y añorado Juan Romero.
Para mí todo una filosofía de la vida, gastronomía, viajes, poesía y música con Pipo siempre en el recuerdo tras casi cuatro años. De sábado a lunes hubo tiempo para conocer no ya Alcaraz y su sierra junto a la del Segura sino el nacimiento del río Mundo, los enclaves de la película de José Luis Cuerda como Molinicos, Lietor, Ayna... e incluso tocar tierras cervantinas en el regreso como Villanueva de los Infantes, Lagunas de Ruidera, Argamasilla de Alba o Tomelloso, despidiéndonos en las distintas paradas de amigos que partieron para sus casa.
Nosotros todavía llegamos a dormir en Burgos y continuar el itinerario románico de Cantabria infinita con una visita ideal a la Colegiata de Cervatos o Reinosa antes de alcanzar la aldea para comenzar bien noviembre.