Revista Educación

Músicas maravillosas (I)

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Músicas maravillosas (I)

 

El vídeo corresponde a la película Azul (Bleu), de Krzysztof Kieslowski, perteneciente a la trilogía de los tres colores de la bandera francesa. Y la pieza musical del extraordinario compositor Zbigniew Preisner se titula Canción para la Unificación de Europa. En la situación en que se encuentra Europa actualmente puede resultar cómico (o triste) hablar de “unificación”, pero si les digo que la letra de esta canción es el siguiente fragmento de la Carta a los Corintios de San Pablo -en griego-, tal vez la cosa cambie (un poco). ¿Acaso una de las cosas que más necesitamos para unirnos no es el amor? Una música maravillosa, en cualquier caso.

 

“Si hablase en lenguas de los hombres o de los ángeles pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido.

Si fuese profeta y poseedor de todo conocimiento y misterio, si tuviese la fe que lograse mover montañas, pero me falta el amor, no soy nada.

Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.

El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor jamás se extingue, mientras que el don de la profecía cesará, el de las lenguas será silenciado y el del conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá.

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.

Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.”

Corintios 13-1:13


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