Viernes 6 marzo 2015, 21:15 horas: Músika-Música 2015, Bilbao. Palacio Euskalduna, Auditorio Jorge I: Letizia Scherrer (soprano), Franziska Gottwald (mezzo), Lothar Odinius (tenor), Tobias Hunger (tenor), Arttu Kataja (bajo), Tobias Berndt (barítono), Chorus Musicus Köln, Das Neue Orchester, Christoph Spering (director). Bach: Pasión según San Juan, BWV 245. Entrada: 10€.
Para acabar un viernes completo nada mejor que "Mein Gott" Bach y su "pasión menor" con solistas, coro y orquesta de lujo. No podía imaginar el despliegue técnico que este "maratón Musika" supone, no ya la organización de las salas, comprendiendo el no numerar las localidades pese a que ello conlleve hacer largas colas, sino toda la infraestructura técnica. Con la orquesta y coro ya en el escenario todavía estaba uno de los afinadores de claves venidos para este macroevento trabajando sobre el instrumento, comprobando el meticuloso oficio de estos anónimos currantes sin los que el resultado final nunca sería igual.
El retraso merecería la pena porque la salida de Spering llenó de expectación una pasión capaz de llenar la gran sala, supongo que dos mil espectadores cual feligreses pasando hoja del programa con los textos al unísono, discípulos del kantor de Leipzig capaces de permanecer dos horas conteniendo la respiración y deleitarse con el único e inimitable Bach. Bien está Haendel pero sigo eligiendo al genio universal de Eisenach.
Todo un elenco capaz de sacar adelante una versión de la Pasión según San Juan BWV 245 de lo mejor que podemos escuchar hoy en día y que me marcará todo este festival. Seis solistas a cual mejor con Lothar Odinius de evangelista convincente, metido de lleno en el personaje con todo lo que ello supone, remarcar dramáticamente cada versículo, fuerza y emoción, pasión y recogimiento, con un Jesús Arttu Kataja imponente, pletórico, de voz redonda y aterciopelada, timbre ideal, creíble en cada aparición, con un dúo de mujeres a cual más hermoso de sonido y empastes milimetrados, Letizia Scherrer poniendo el oro y Francizka Gottwald el engarce. Los dos Tobías, Hunger y Berndt, tenor y bajo de auténtico dominio técnico y sentimiento bachiano completaron el primerísimo grupo vocal.
El Chorus Musicus Kölhn no defraudó nunca, con un número puede que corto para las exigencias que Spering plantea en su versión, colocado intercalando blancas y graves en la búsqueda de colorido y expresión meticulosas que el director alemán trabaja como nadie. Los coros alemanes mantienen ese sonido algo oscuro que logra un dramatismo intrínseco a la partitura, y así sonó en los corales, realmente sentidos y convirtiendo el "Auditorio Jorge I" en un enorme templo luterano.
Das Neue Orchester sería el último pilar capaz de armar esta joya de Bach, menos conocida que su hermana mayor pero igualmente rica en dramatismo, lirismo, ensoñamiento musical para el acercamiento a una palabra evangélica que el pentagrama eleva a divina. Siempre comento que incluso para ateos y agnósticos estas dos pasiones levantan el espíritu hacia un mundo superior en el que todos acabamos creyendo independientemente de la propia vida terrenal y personal.
El maestro Spering, con el que tuve el honor de charlar al día siguiente haciendo cola para el primer concierto matutino, ejerció de auténtico pastor, maestro de liturgia musical atento y dominador, capaz de mantener un gesto recio para transformarse según el número en ángel llevando las melodías de una voz a otra, contagiar ímpetu o calma, maestro de capilla y organista sinfónico con unas manos dibujando sílabas, frases, capítulos, obra magna de "Bach dios nuestro" y padre de todas las músicas. Escribiendo todavía resuena ese coral final Ach Herr, laß dein lieb'Engelein Am lezten End' die Seele mein... (Deja Señor que, finalmente, tus ángeles lleven mi alma...), pues marca a fuego la propia condición humana hecha Arte Musical.