Una mujer que escapó años atrás con sus hijos luego de que su esposo fue decapitado por convertirse a Cristo, tuvo que huir una vez más tras el incendio premeditado de su casa reconstruida por parte de islamistas radicales.
Hace algunos días, extremistas musulmanes incendiaron la casa de Kanifa Namulondo, ubicada en el condado de Bulamogi, Uganda.
Según la información que la mujer le proporcionó al Morning Star News, un portal de noticias sobre persecución cristiana, sus amigos la ayudaron a reconstruir la casa durante los últimos 5 años, terminándola el pasado mes de abril.
Poco después de que la familia se mudó nuevamente a finales de dicho mes, se le hizo una llamada a tempranas horas de la mañana para invitar a la creyente a las oraciones musulmanas.
Sin embargo, Namulondo se negó, asegurando que había dejado el islam por el cristianismo el mismo año en que su esposo fue asesinado.
«Alrededor de las 4 en punto de la mañana escuché gente hablando cerca de la puerta», dijo la viuda. «Uno de ellos dijo: ‘El marido traicionó nuestra religión. Deberíamos acabar con toda la familia'».
Luego de escuchar esas palabras, la mujer despertó a sus hijos y escapó por la parte trasera de la casa, irrumpiendo en el hogar de su vecino y escondiéndose en el baño.
Al poco tiempo su casa se prendió en llamas, despertando a los residentes de la zona, quienes hicieron huir a los detractores con sus gritos.
A las 6 de la mañana del día del incidente, los vecinos encontraron a la creyente y a sus hijos encerrados en el baño de la casa de Musana Kyakwita, quien había operado un taller de garaje con su difunto esposo.
AFRICA: The mother of five fled in 2015 after her husband was killed. https://t.co/EY1yPXxgKl
— Evangelical Focus (@Evan_Focus) May 18, 2021
Kyakwita le dijo a Morning Star News que Namulondo y sus hijos viven con temor en alojamientos temporales, por lo que deben una vez más mudarse lejos.
Las leyes de dicho país, junto con las leyes de libertad religiosa, establecen que existe el derecho a compartir la fe personal y a cambiarse de una a otra cuando el individuo así lo desee.
Aunque está claro que los índices de intolerancia han aumentado, dando como resultado estos hostigamientos.