A simple vista, la mutilación genital femenina y la cirugía genital realizada con fines cosméticos podrían parecer esencialmente diferentes. Sin embargo, un examen minucioso puede hacerlas más similares de lo que al inicio parecen.
La mutilación genital femenina (MGF) es la práctica milenaria con la cual se remueve una parte o la totalidad de los genitales externos de las mujeres. Es realizada principalmente en regiones de África y el Medio Oriente como una herramienta para controlar la sexualidad femenina. La cirugía genital cosmética es una práctica moderna que buscan primordialmente las propias mujeres con el fin de mejorar la apariencia de sus genitales. Aunque se han desarrollado a partir de premisas muy diferentes, estas prácticas tienen algunos aspectos en común.
Mutilación genital femenina
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica las diferentes formas de MGF en cuatro tipos principales:
- “Clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris (órgano pequeño, sensible y eréctil de los genitales femeninos) y, en casos muy infrecuentes, sólo del prepucio (pliegue de piel que rodea el clítoris).
- Excisión: resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin excisión de los labios mayores (los labios son el tejido carnoso que rodea la vagina).
- Infibulación: estrechamiento de la abertura vaginal para crear un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris.
- Otros: todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, tales como la perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital.”[1]
Los efectos dañinos de la MGF son numerosos: postración nerviosa, hemorragia y septicemia son tres de los efectos inmediatos. Algunas niñas y mujeres mueren desangradas después de haber sido sometidas a esta práctica. A largo plazo, las mujeres pueden sufrir infertilidad, obstrucción del trabajo de parto, fístula obstétrica y otras condiciones.
La MGF es reconocida en el derecho internacional y en las leyes de varios países como una violación a los derechos humanos, pero continúa profundamente arraigada en las culturas donde se practica.
Labioplastia y otros procedimientos cosméticos modernos
En años recientes ha habido un drástico incremento en la cantidad de mujeres que optan por tener cirugía cosmética en sus genitales para parecer más jóvenes o bonitas en las culturas modernas obsesionadas con la juventud y la belleza. Entre 2004 y 2007 se triplicó el número de labioplastias realizadas en hospitales privados del Reino Unido y hubo un aumento de casi 70 por ciento en hospitales públicos del país entre 2006 y 2008.[2]
Los procedimientos incluyen “reducción de los labios menores, estrechamiento vaginal, ‘reconstrucción’ del himen, ‘estiramiento’ del clítoris y liposucción del monte de Venus (tejido adiposo que cubre el hueso púbico)—que se realizan para crear una apariencia de proporción cuando los labios menores han sido recortados—, reducciones del tejido que cubre el clítoris y reposicionamiento del clítoris”.[3]
Viv Groskop[4] escribió sobre el aumento en la cantidad de mujeres que buscan cirugía genital cosmética: “En la gran mayoría de los casos, la labioplastia es simplemente una respuesta a la apariencia física de los labios, un deseo de tener genitales más ‘atractivos’”. Tracey Plowman, una psicóloga social que reseñó el documental ‘La vagina perfecta’, filmado en el Reino Unido, dice: “Es común que la juventud y la belleza se combinen en el mundo de la cirugía cosmética... [y] la cirugía genital cosmética femenina no es diferente”.[5]
Distintas, pero con algunos aspectos en común
A nivel básico, la MGF y la cirugía genital cosmética son similares porque ambas implican modificar los genitales de la mujer y ninguna de estas prácticas se realiza por razones médicas justificables (aunque en casos excepcionales hay motivos médicos para la modificación genital, como cuando las niñas nacen con labios que no se han desarrollado apropiadamente). Ambas se llevan a cabo con base en normas y expectativas culturales.
Cualquier cirugía o excisión en el cuerpo conlleva riesgos. Éstos son en general mucho más altos en el caso de la MGF, ya que las niñas o mujeres que se someten a cirugía genital cosmética suelen tener acceso a centros médicos de alta calidad. En algunos contextos, la MGF es ahora realizada en hospitales por médicos cualificados, pero entidades internacionales tales como la OMS y las Naciones Unidas han abogado fuertemente en contra de que la MGF sea practicada por profesionales médicos para reducir algunos de los riesgos inmediatos.[6]
La principal diferencia entre estos procedimientos es el consentimiento. Mientras que la cirugía genital cosmética se les practica a mujeres que han accedido a tenerla, la MGF se lleva a cabo sobre todo en niñas que no tienen la capacidad de dar su consentimiento. Sin embargo, hay algunas mujeres que optan por someterse a la MGF. Pero en el caso de mujeres que consienten a cualquiera de ambas prácticas, su decisión podría no siempre darse desde una posición de conocimiento o poder. ¿Qué es el consentimiento informado? Han surgido preguntas acerca de cómo se regula la práctica de la cirugía cosmética. ¿Se les explican a las mujeres los riesgos y posibles complicaciones de la cirugía? ¿Se les informa que el procedimiento es innecesario, o que ellas se estarían arriesgando a perder la vida si tuvieran un sangrado excesivo? ¿O es una cuestión de comprender que las vulvas humanas vienen en una variedad de formas y que no existe una apariencia “ideal”?
El poder de la presión social
La MGF es una medida para anular el deseo sexual de las mujeres, aunque se reconoce que no siempre lo elimina. También es un asunto comunitario. En muchas culturas hay una circuncisión regular durante la cual las niñas que han llegado a cierta edad pasan colectivamente por rituales que “las transforman en mujeres”. Estos ritos incluyen la eliminación de partes de sus genitales, así como la transmisión de costumbres sociales y culturales que las preparan para su vida como mujeres en esa comunidad. Algunas sociedades que practican la MGF no exigen que las niñas y las mujeres pasen por un rito particular, pero su estado de ablación o no ablación sigue considerándose algo sobre lo cual sus comunidades han de decidir. El hecho de no haber tenido una ablación las aísla y les hace imposible contraer matrimonio. La MGF confiere estatus social a muchas partes: a madres y padres, familias extendidas, esposos, practicantes de la circuncisión y, por supuesto, a las propias mujeres y niñas.
Por otro lado, la cirugía genital cosmética es una medida que se considera que mejora la deseabilidad de una mujer. Aunque la decisión de tener la cirugía puede ser individual, la idea de que es necesaria se origina de valores sociales en desarrollo que definen cómo lucen los genitales deseables. La industria de la belleza, los medios de comunicación regulares y el sector lucrativo de los cuidados de salud colaboran todos ejerciendo una inmensa presión sobre las mujeres para que luzcan jóvenes y bellas de acuerdo a estándares rígidos. Groskop cita a una ginecóloga, la Dra. Sarah Creighton, quien dice que “las mujeres están buscando una cierta apariencia genital que solía ser obligatoria sólo para algunas modelos glamorosas”. Aunque se puede argumentar que las mujeres tienen el derecho a tomar decisiones acerca de sus propios cuerpos, la combinación de actores que influyen en la decisión de cualquier mujer respecto a pasar por esta cirugía hace difícil determinar hasta qué grado se trata de una decisión completamente informada.
Sara Johnsdotter y Birgitta Essén[7] plantean que “los procedimientos que involucran modificaciones genitales están entrelazados con consideraciones políticas; nunca se tratan puramente de anatomía y fisiología, sino están entremezclados de manera intrínseca con normas e ideologías culturales”. En el contexto de los cuerpos de las mujeres, estas normas e ideologías culturales dan lugar a nociones acerca de cómo se espera que las mujeres luzcan. Por lo tanto, una mujer que decide tener cirugía genital cosmética podría estar excesivamente influenciada a pensar que necesita modificar su cuerpo. En el caso de la MGF, esas normas e ideologías culturales restringen la sexualidad de las mujeres.
Nunca debe restárseles importancia a la nocividad de la MGF y la manera en que afecta todo el desarrollo de la mujer mutilada. De hecho, se está haciendo mucho trabajo para eliminar la MGF y ha habido algún éxito, aunque la práctica persiste. También es importante cuestionar las ideologías modernas que influencian a las mujeres a querer modificar sus genitales. Si bien las dos prácticas pueden derivarse de diferentes creencias y producir distintos efectos, ambas tienen sus raíces en imposiciones sociales sobre los cuerpos de las mujeres.
Notas:
1. Organización Mundial de la Salud (OMS), Mutilación genital femenina, Nota descriptiva No. 241, febrero de 2010. Ver también: OMS, Mutilación genital femenina, Informe de laSecretaría (EB122/15), 10 de enero de 2008.
2. Groskop, V. ‘A cut too far: the rise incosmetic surgery on female genitalia’ [Un corte demasiado profundo: El aumento dela cirugía cosmética en los genitales femeninos]. The Guardian, 20 de noviembrede 2009.
3. Johnsdotter, S. y Essén, B. 2010: ‘Genitals and ethnicity: thepolitics of genital modifications’ [Genitales y etnia: La política de las modificaciones genitales]. Reproductive Health Matters 2010; 18 (35) 29-37.
4. Ver nota 2.
5. Plowman, T. ‘The Perfect Vagina’ [La vagina perfecta]. Reproductive Health Matters 2010; 18 (35) 111-114.
Quienes abogan por la erradicación de la MGF califican como una violación de la ética médica la realización de este procedimiento innecesario en niñas. Ver: Broken Bodies, Broken Dreams: violence against womenexposed
Fuente: Notas de los Viernes de AWID,11 de febrero de 2011. Traducción del inglés: Laura E. Asturias. Título original: ‘Female Genital Mutilation and Cosmetic Genital Surgery:Do they have anything in common?’.
Por Kathambi Kinoti
Fuente: AWID