En este enlace he encontrado la inspiración para la entrada de hoy.Como he dicho algunas veces, encuentras tus reflexiones perfectamente escritas y no tienes mas que reflejarlas, o bien porque piensas lo mismo, o porque te orienta, y te aporta cosas, en un sentido u otro. En cualquier caso te hace reflexionar.Cuantas veces nos hemos arrepentido de no haber dedicado más tiempo a alguien, cuando ya es demasiado tarde, o habernos entregado más, o no haber sido tan egoísta, o haber comunicado más.Aquello que me dijo hace mucho San Valentín: "No se arrepientan nunca de haber amado demasiado".En definitiva todo lo que das, te viene de vuelta, nunca cae en yermo, siempre da su fruto en un sentido u otro, en el peor de los casos, como crecimiento personal.Todas las personas con las que caminas al lado o con las que compartes momentos, te aportan y te influyen.Y a veces somos timoratos a la hora de expresar nuestros sentimientos, nuestro cariño, o nuestra amistad o admiración. A veces no vemos el momento de dedicar unas palabras amables, un piropo, un cumplido, un te quiero. O nos parece pronto, o fuera de lugar, o lo administramos como si fuera un bien escaso y finito. "Si las amistades y las relaciones son tan importantes, es una prioridad cultivar una actitud apreciativa y prestar atención a no caer en la trampa de las expectativas, plantear las conversaciones necesarias, escuchar, estar por el otro, no evitar el conflicto sino afrontarlo mediante la comunicación no violenta, acompañar en el sufrimiento y dedicar el tiempo necesario." El cuidado de las personas, de las relaciones, de los encuentros. Dedicarles atención, escuchar, empatizar, valorar y disfrutar de la compañía que nos ofrecen, del momento; que es único, que nos brindan.Valorar siempre a las personas que tenemos al lado, no centrarnos en el lado negativo, en la queja, en lo que no tiene o no nos da. "Cuando estamos muy cerca de alguien y creemos que le conocemos bien, podemos caer en el hábito de fijarnos más en lo que no nos gusta y nos acostumbramos a quejarnos. Dejamos de apreciar el valor que nos aporta. Tenemos la sensación de que es el otro el responsable de nuestra insatisfacción.Cuando uno se queja de algo es porque le importa. Si no le importara, ni prestaría atención, ni dedicaría energía a protestar. Cuando recibimos un reproche de alguien cercano, merece la pena ver qué es lo que realmente nos está diciendo. Detrás de las frustraciones hay un anhelo no cumplido. ¿Cuál es? ¿Qué es lo que realmente quiere la otra persona? ¿Hasta qué punto podemos satisfacerlo o cómo hacerle aterrizar en la realidad de lo que somos y podemos ofrecer? Cuando las quejas son nuestras, podemos reformularlas para expresarlas como una petición, un anhelo, en vez de con rabia o intención de culpabilizar.Hay veces que la frustración es fruto de darse cuenta del autoengaño en el que uno ha vivido respecto a una relación. Aparece la decepción. La persona se cae definitivamente del pedestal: no es como pensaba que era. En esos casos, cuidar la relación implicaría procurar que la separación sea lo más ética y respetuosa posible. Siendo consciente de que es bueno salir del espejismo en el que se estaba. Es una liberación incluso mientras causa dolor. En estos casos, a veces, la relación que más tenemos que cuidar es la que mantenemos con nosotros mismos." Entender que las cosas cambian, terminan, se acaban, por esa falta de atención o porque definitivamente debía ser así, también es algo nada sencillo. Saber actuar correctamente, no seguir con la persona que nos ha decepcionado, que nos ha engañado o en la que ya no confiamos. Saber desprenderse de alguien o algo, sin rencores, sin excesivo dolor, con tranquilidad, cuidando también esa relación y evitar daños innecesarios o colaterales. Ocurre también, que podemos amar a alguien, de una manera que el otro no la entienda, que no alcance sus expectativas, o que no sea como esa persona quiere ser atendida o amada. La cuestión se vuelve complicada, como decía Gabriel García Marquez: "
Revista Espiritualidad
En este enlace he encontrado la inspiración para la entrada de hoy.Como he dicho algunas veces, encuentras tus reflexiones perfectamente escritas y no tienes mas que reflejarlas, o bien porque piensas lo mismo, o porque te orienta, y te aporta cosas, en un sentido u otro. En cualquier caso te hace reflexionar.Cuantas veces nos hemos arrepentido de no haber dedicado más tiempo a alguien, cuando ya es demasiado tarde, o habernos entregado más, o no haber sido tan egoísta, o haber comunicado más.Aquello que me dijo hace mucho San Valentín: "No se arrepientan nunca de haber amado demasiado".En definitiva todo lo que das, te viene de vuelta, nunca cae en yermo, siempre da su fruto en un sentido u otro, en el peor de los casos, como crecimiento personal.Todas las personas con las que caminas al lado o con las que compartes momentos, te aportan y te influyen.Y a veces somos timoratos a la hora de expresar nuestros sentimientos, nuestro cariño, o nuestra amistad o admiración. A veces no vemos el momento de dedicar unas palabras amables, un piropo, un cumplido, un te quiero. O nos parece pronto, o fuera de lugar, o lo administramos como si fuera un bien escaso y finito. "Si las amistades y las relaciones son tan importantes, es una prioridad cultivar una actitud apreciativa y prestar atención a no caer en la trampa de las expectativas, plantear las conversaciones necesarias, escuchar, estar por el otro, no evitar el conflicto sino afrontarlo mediante la comunicación no violenta, acompañar en el sufrimiento y dedicar el tiempo necesario." El cuidado de las personas, de las relaciones, de los encuentros. Dedicarles atención, escuchar, empatizar, valorar y disfrutar de la compañía que nos ofrecen, del momento; que es único, que nos brindan.Valorar siempre a las personas que tenemos al lado, no centrarnos en el lado negativo, en la queja, en lo que no tiene o no nos da. "Cuando estamos muy cerca de alguien y creemos que le conocemos bien, podemos caer en el hábito de fijarnos más en lo que no nos gusta y nos acostumbramos a quejarnos. Dejamos de apreciar el valor que nos aporta. Tenemos la sensación de que es el otro el responsable de nuestra insatisfacción.Cuando uno se queja de algo es porque le importa. Si no le importara, ni prestaría atención, ni dedicaría energía a protestar. Cuando recibimos un reproche de alguien cercano, merece la pena ver qué es lo que realmente nos está diciendo. Detrás de las frustraciones hay un anhelo no cumplido. ¿Cuál es? ¿Qué es lo que realmente quiere la otra persona? ¿Hasta qué punto podemos satisfacerlo o cómo hacerle aterrizar en la realidad de lo que somos y podemos ofrecer? Cuando las quejas son nuestras, podemos reformularlas para expresarlas como una petición, un anhelo, en vez de con rabia o intención de culpabilizar.Hay veces que la frustración es fruto de darse cuenta del autoengaño en el que uno ha vivido respecto a una relación. Aparece la decepción. La persona se cae definitivamente del pedestal: no es como pensaba que era. En esos casos, cuidar la relación implicaría procurar que la separación sea lo más ética y respetuosa posible. Siendo consciente de que es bueno salir del espejismo en el que se estaba. Es una liberación incluso mientras causa dolor. En estos casos, a veces, la relación que más tenemos que cuidar es la que mantenemos con nosotros mismos." Entender que las cosas cambian, terminan, se acaban, por esa falta de atención o porque definitivamente debía ser así, también es algo nada sencillo. Saber actuar correctamente, no seguir con la persona que nos ha decepcionado, que nos ha engañado o en la que ya no confiamos. Saber desprenderse de alguien o algo, sin rencores, sin excesivo dolor, con tranquilidad, cuidando también esa relación y evitar daños innecesarios o colaterales. Ocurre también, que podemos amar a alguien, de una manera que el otro no la entienda, que no alcance sus expectativas, o que no sea como esa persona quiere ser atendida o amada. La cuestión se vuelve complicada, como decía Gabriel García Marquez: "