Por ahora no sé si mi cuerpo odia a mi espíritu, o es mi espíritu asqueado de mi cuerpo…
Día y lugar del comienzo del viaje: Ciénega de Flores, Nuevo León. 29 de Octubre de 2011
Boleto de ida: CÎROC
La idea original de escribir esto venía mucho más rica y disvariante a nivel literario; dejé pasar tiempo y ahora sólo tengo una cruda anécdota. Intentaré fusionar ambas.
Fui yo invitado a una fiesta en verdad fenomenal, de las primeras que tengo con mis compañeros de Medicina: carne asada (papa asada para mí), música, alberca; tarde fría y ventosa, danza de San Juan sobre el fuego (¡cálmate, Ibiza!), karaoke… Pero lo que en realidad más me encantó fue la gran amistad y simpatía que entre todos y todas nos demostramos, incluso en los chistes de doble sentido, el carro y los rollos amorosos, que entre compañeros nuevos nunca faltan.
En realidad toda la fiesta la había pasada libre de alcohol; sólo había consumido jugo de verduras y agua local, pues me había declarado internamente estudioso del sXe y abstemio… Más, retador y curioso desde siempre, me quedó la curiosidad de saber qué era lo que estaba alejando de mi vida. Ya había bebido antes, pero nunca había alcanzado un estado ni cercano a la media ebriedad (mi comportamiento “normal” en fiestas suele ser confundido); así que valía usar esa noche para experimentar, ya que casi todos se habían ido del rancho y sólo quedábamos 4 hombres. Sin problemas…
Conocer no es excederse. Y excederse no es malo si es sólo por conocer
Dicen que casi todos los médicos son adictos al café y los carbohidratos; que la mayoría bebe alcohol y más de la mitad fuma. No quisiera ser de esos médicos… Más debo formar parte de esas cifras por un tiempo y salirme a tiempo, para vivir y saber de fuente propia y verdadera.