Revista América Latina

Arrimándo el camarón

Por Mexinol
En fechas recientes ha coincidido que me han preguntado varias veces, a través del buzón mexiñol, por el transporte público en México. Lo que hice en esas ocasiones es remitirlos a mis comentarios iniciales sobre los taxis y los autobuses. Sin embargo, algo que no comenté en aquella ocasión y que me ha venido a la mente al contestar los correos, es lo que sucede en los medios de transporte masivos. Seguramente algo similar sucede en otros países, pero en México es tan popular que hasta se ha acuñado el término de "arrimar el camarón".
Para empezar aclararemos que el camarón no es una cámara gigante, sino que, apoyándonos en el traductor mexiñol, digamos que son lo que en gachupilandia conocemos como gambas. Hasta aquí todo va bien.
Ahora, si te fijas bien en las gambas, una vez quitada la cabeza y la piel, cuando sólo queda la carnita rosadita toda apetecible, si la miras de costado y en cierta posición, ayudado por un huevo de imaginación...Arrimándo el camarón tiene alguna similitud al miembro viril masculino... eso sí, algo alicaido y como espiando a sus vecinos gemelos, pero al final le encuentras el parecido.
Una vez aclarado este punto, lo de arrimar el camarón nos va quedando un poco mas claro, pero no se refiere a mantener relaciones del tipo seisual, sino que es algo mas sutil.
Pongamos que eres una tía buenorra que andas en autobús o el metro, al subirte al medio de transporte te das cuenta de que no hay asientos libres, así que te quedas de pie en el pasillo. A medida de que avanza el recorrido, el autobús se va llenando de gente, y claro, el pasar de adelante hacia atrás se va complicando, los cuerpos se amontonan, la gente se empuja, algunos se pisan los juanetes, y nunca falta el viejoverde (o joven) que aprovechando la multitud te da una "repasada" con su "camarón", pues a esto se le denomina, "arrimar el camarón".
Así que traduciéndo rápido y pronto, a lo de arrimar el camarón se le dice cuando un tío, aprovechando el barullo de gente, le pasea su miembro viril a cuanta tía buena encuentra en el camino... aunque cuidadin, porque los hombres también pueden ser víctimas de una "arrimada de camarón", que pa todo hay gustos, y en alguna ocasión que he andado en autobús ya me ha parecido que he recibido alguna arrimada de camarón, incluso me atrevo a decir que una vez si me asusté, porque ni gamba ni camarón, eso era una langosta en toda regla (que envidia oye).
PD: Para el capullo que habitualemente me sale con que en su pueblo mexicano no se dice así, le digo que se dice en todo México menos en tu pueblo o en tu cuadra, ¡Vale!.

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