Revista América Latina

Cultura criminal

Por Miguelo87
La inseguridad es el terror actual de los mexicanos, seguido de los problemas económicos que parecen no tener una buena solución, a diCultura criminalferencia de otros países latinoamericanos que ya empiezan a superar sus problemas, como Colombia, Chile o Brasil. En el caso mexicano es un círculo vicioso que empieza en los años 1970, cuando el dólar se cotizó hasta en 200 pesos mexicanos (más o menos), lo que dio fin a la prosperidad alcanzada por el Milagro mexicano de los años previos.
El caso es que, ante el desempleo y la inseguridad (no precisamente delincuencia) en casi todos los aspectos, obligó a muchos a pensar en aquella filosofía añeja "el que no tranza no avanza", por lo que la sociedad mexicana llegó a solapar la corrupción entre sus filas y fuera quien fuera, con tal de asegurarse la supervicencia, ya que hoy se podría tener un trabajo "bien pagado", y al día siguiente no. Cultura criminal
No es que diga que estos problemas empezaron por esos días, pero muchos se refugiaron en el comercio informal, acrecentando la piratería y el contrabando (de lo que fuera, desde ropa hasta drogas y personas). Y es aquí, cuando el problema de la corrupción sale a relucir, pues para que "el poli" no nos meta al "bote", se le da una "mochada", "pa'que nos la pase por esta vez". Sea quien sea, y al nivel que sea, así fuere al policía de tránsito por pasarse el alto, hasta los grandes empresarios para ubicar una fábrica en un área protegida.
Cuántas veces he oído, hasta el hartazgo, la frase: "la situación está (cada vez) más difícil". Y es cierto, pero hubo un tiempo, en que México era burla de país y la situación económica y política era peor que la reciente. Si en los 1980-90 había cierta modernidad e infraestructura, en los primeros años de vida independiente apenas y había comercio exterior, pues ni caminos buenos habían. Las minas, que en la época virreinal habían sido el sustento principal de la economía, ahora estaban en malas condiciones.
Tampoco el terror a la delincuencia organizada es nueva. Hoy pueden ser los Zetas, el Cártel del Golfo, del Pacífico, de los Beltrán Leyva o quien sea, que atemorizan a la sociedad con asesinatos, que según Ignacio Manuel Altamirano en El Zarco, es propio de demonios "vomitados del infierno". En los primeros años de vida independiente, eran "Los plateados", salCultura criminalteadores de caminos que asolaban no solo los malos caminos en México, sino que llegaban a atacar poblaciones para robar, matar y destruir.
Cabe señalar que hay cierto paralelismo, en el sentido de que la inestabilidad política y económica constante de aquellos lejanos tiempos, obligaba a algunos a pasarse a las filas de la delincuencia. Y algo más, estos plateados eran llamados así porque alardeaban mucho de sus posesiones robadas, pues adornaban en exceso sus ropas con ese metal. Tal como hoy sucede con los narcotraficantes, que al menos el imaginario popular los dibuja como personas bien vestidas, pero con un estilo propio, ostentosa joyería y lentes oscuros. Sin mencionar, que así como el siglo antepasado, los salteadores llegaron a ser parte de la cultura popular, e incluso protagonistas o héroes de novelas; como hoy, los narcotraficantes lo son en telenovelas, películas o series de televisión, no solo en México, también en Sudamérica.
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Para acabar con los plateados, los gobiernos de Juárez y Lerdo, propusieron leyes que anularan los derechos constitucionales a los salteadores de caminos, es decir, los dejaban fuera de la ley; aunque fue la Paz porfiriana la que acabó con ellos, aunque obviamente no con la delincuencia (siempre ha existido y existirá). Hoy se discuten leyes extremas como la pena de muerte a asesinos y secuestradores, pero el problema no estriba en la dureza de las leyes, sino en un cambio de mentalidad, pues si los mexicanos seguimos buscando un "mesías" que venga a sacar a México de sus problemas, y se fomenta y tolera la corrupción, todo seguirá igual. La solución tampoco está en migrar o dictar leyes en favor de los migrantes, mas bien resolver las situaciones que hacen a estas personas, irse de sus hogares. En vez de discutir cosas arbitrarias, como que su los gays deben casarse o adoptar, habría que dejar de pensar en que el dinero está por encima de la honestidad y amabilidad, creo que si se cambiara eso, incluso la visión internacional de México sería otra, el único problema del asunto es que cambiar esa mentalidad es algo más difícil de alcanzar que la cura del sida.
En otras ocasiones se quiere culpar a los gobernantes, pero ¿de dónde salen los gobernantes? ¿de dónde dalen los criminales? de una familia, por eso, creo yo, es importante reformar esa mentalidad de que "el que no tranza no avanza"; pues si es así de cierta, entonces yo me pregunto ¿porqué México no es potencia mundial?

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