Chance y no haya una relación clara entre andar en bici por la ciudad y comer tomate a primera vista, pero créeme, la hay, y es muy bueno que se sepa.
Por jddarkdeath, de DiantArt
Hace ya tiempo que me transporto regularmente en bicla; tiempo antes lo hacía en camión, y los tiempos son muy similares y, conjugando la bicicleta con el Metro, obtienes tiempos muy buenos y muchos destinos a bajo costo
Llegué a la conclusión de que, al igual que la gente con sus coches, cuidan el cobustible y el motor, debo cuidar el combustible y el motor de mi bici, es decir, debo cuidar mi alimentación y hacer ejercicio para mantenerme en forma: es por eso que me oriento lo más que me es posible a comer vegano, crudo y con preferencia a las frutas, y todos los días hago Tae Kwon Do o troto. Pero comer bien y hacer ejercicio no es lo único que se puede hacer: el tabaco disminuye la capacidad pulmonar, muy necesaria a la hora de pedalear.Hasta ahí todo muy saludable y óptimo para biblear a gusto y eficientemente; pero hay un factor más, con el que lidiamos a diario quienes nos movemos a dos ruedas por la ciudad: el humo generado por el tráfico intenso de Monterrey. Hace rato la gente de Pueblo Bicicletero publicó, basándose en una investigación publicada en un periódico, que el sucio gas que sale de tantos escapes puede ocasionar casi el 10% porciento de los ataques al corazón, más de los generados por el consumo de alcohol y otras drogas, y a ese gas estamos muy expuestos los ciclistas siempre (y cómo no estarlo: vivimos en una ciudad industrial llena de tráileres, camiones, camionetas… ¡tráileres!); los componentes de la gasolina son hidrocarburos, es decir, animales muertos de hace millones de años vueltos aceite; materia orgánica que a fín de cuentas es quemada, produciendo en su calentamiento modificaciones, muchas de ellas posibles cancerígenos y oxidantes celulares que pueden repercutir en la salud del corazón y de todo el cuerpo.
Bien, ahora sabemos que el humo de los escapes de los vehículos con motor puede generar ataques al corazón, y que los ciclistas nos vemos afectados por eso, ¿y? Pues bien, ahora hemos de saber que el tomate es rojo porque presenta carotenoides, y de los más abundantes en este vegetal es el licopeno, que le da su color rojo sabrosón. Pero no sólo hace eso; el licopeno es una sustancia antioxidante muy potente que manteniendo a raya a los radicales libres, responsables del daño a las células y de errores genéticos que pueden derivar en cosas nada divertidas. En lo personal, recomiendo comer 1 ó 2 tomates diarios por lo menos para contrarrestar los efectos que pudieran tener los gases producto de la conbustión de los autos en el cuerpo.
Esto me recuerda la historia de un tío, que murió antes de que yo naciera: se llamaba Paco, y dicen que era un gran bebedor pero, sobre todo, un gran bicicletero: a todas partes iba y llegaba en bici; incluso llegaba a las cantinas pedaleando y se iba de ellas de igual forma. Lo mató un ataque fulminante al corazón. Empiezo a creer que fue por exponerse todos los días a los gases aún más tóxicos que los actuales de los vehículos, entre los cuales circulaba para ir al trabajo… Y veo que el gusto por la bicicleta y el buen vino ya viene de familia, jajaja!
Pues ya saben: si andan en bicicleta por la ciudad, procuren comer muchos tomates, para protejer su corazón y deleitar su paladar; otras recomendaciones para ciclismo urbano están más que rezadas en muchos sitios, pero creo esto es algo que debe saberse e incluirse entre los varios consejos que se dan a los que rodamos por las calles y avenidas de la loca ciudad de Monterrey. ¡Muy buenos días, gente bonita!