Es pues esto uno de los tantos estereotipos de la Revolución mexicana como movimiento armado y como suceso histórico, pues se tiene la falsa idea de que el pueblo mexicano, se levantó en armas como uno solo, para exigir al viejo presidente Díaz, que dejara de una vez y para siempre la silla presidencial, pero no es así. Es cierto que el detonante de la Revolución mexicana, fueron los sucesivos comicios "legales" por los que don Porfirio Díaz se reeligió una y otra vez; lo que llevó a Francisco Madero, a hacer el Plan de San Luis, bajo la premisa antirreeleccionista. Pero aun quedaban otros asuntos por atender, como la situación de los campesinos y sus tierras, las políticas obrero patronales (que la añeja Constitución de 1857 no contemplaba), entre otros asuntos políticos y logros que en la ley (y el papel) triunfará la Constitución de 1917.
Este asunto se hizo evidente, ante la incapacidad de Madero de resolver los problemas del país, una vez estando este en la presidencia, de ahí que Emiliano Zapata diera a conocer su Plan de Ayala el 25 de noviembre de 1911. Luego sobrevino la traición de Victoriano Huerta, y en defensa de la legalidad, aparecieron otros caudillos. Aunque ya desde la lucha maderista, hombres como Venustiano Carranza y Francisco Villa, habían actuado, pero no de la misma forma que ahora en esta segunda parte de la lucha revolucionaria.
Son hombres que han dormido en almohada blanca. ¿Donde van a ser amigos del pueblo que toda la vida se la ha pasado de puro sufrimiento?... Con estos hombres no hubieramos tenido ni progreso ni bienestar ni reparto de tierras, sino una tiranía en el país.
Incluso cabe señalar que Zapata y Villa no estaban interesados en ascender a un puesto político o a la presidencia; a diferencia de Carranza, Obregón y los suyos, que sí lo buscaban. De esta manera entre 1915 y 1920, empezó la lucha armada de la Revolución, por decidir que facción prevalecería. Pero mientras la facción popular controlaba casi todo el país, terminó por vencer la carrancista. En 1915, Álvaro Obregón venció a Francisco Villa en el Occidente de México; y Zapata fue asesinado en abril de 1919 en Chinameca, Morelos.
Con los populares derrotados, Carranza decidió reconstruir el país, y para ello había que empezar con las leyes. De ahí que en vez de reformar la Constitución, se redactó una nueva, que sería considerada como cimiento y triunfo legal de la Revolución. Y a pesar de ello, no todos estaban de acuerdo con estas leyes, el mismo Carranza la veía del todo bien, en especial alusión a los artículos que defendían los ideales populares, como el 27 y el 123. La Carta Magna contenía ideales variados, pues el Congreso constituyente estuvo formado por hombre provenientes de las clases medias, con diferentes ideales, y no precisamente legados de los caudillos. Por eso sería en esta última etapa de la Revolución, que la lucha tendría ideales que lo acercarían a los movimientos comunistas de Europa. Pero entonces, apareció la ambición por la sucesión presidencial.
Aparecieron las diferencias entre Carranza y Obregón, para la sucesión presidencial de 1920, al mismo tiempo que Carranza contradecía los "ideales revolucionarios" y volvía a poner en práctica, los métodos del Antiguo Régimen para aplacar las huelgas y levantamientos en su contra, hasta que el presidente Carranza es asesinado (¿o se suicidó? ¬¬) en mayo de 1920. No sin que meses antes, Villa se levantara en su contra con el Plan de Agua Prieta, poniendo a otro sonorense a la cabeza de este movimiento, y quien terminaría como presidente interino de aquel año: Adolfo de la Huerta.
Aunque con Carranza terminaban las disputas por las diferentes facciones revolucionarias, cabe destacar que fue durante los años 1920 y hasta 1934, que de alguna forma, por querer imponer los ideales revolucionarios de esta facción, la política mexicana estuvo dominada por las figuras de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Aquellos viejos ideales de 1910, que pedían una mayor apertura a la participación democrática, se quedaban atrás con el gobierno de estos caudillos. Calles se haría llamar "Jefe Máximo de la Revolución", y bajo su dominio se impusieron tres presidentes títeres, por eso a ese período histórico se le llamaría Maximato. Por tal razón, el cuarto presidente impuesto no se dejaría controlar tan facilmente, y expulsó a Calles del país; pero en opinión de otros, la Revolución perdía cada vez más sus ideales originales, de ahí que en las décadas siguientes, aparecieran partidos políticos (Partido Acción Nacional, septiembre 1939) rivales al oficial (Partido Nacional Revolucionario, 1929; Partido de la Revolución Mexicana, 1938; Partido Revolucionario Institucional, 1946 a la actualidad), pero que a lo largo del siglo XX, poco o nada podían hacer contra el nuevo régimen revolucionario. Un régimen que en ciertos aspectos y sexenios parecía tener ideales comunistas (Expropiacíón petrolera, Política internacional), y en otros parecía de derecha (J. López Portillo, Carlos Salinas); pero que a cien años del inicio de la gesta revolucionaria, pocos han sido los verdaderos triunfos de est.