La danza contemporánea da visiones diferentes del mundo cotidiano en Tres retratos urbanos

Tres visiones diferentes del mundo cotidiano se unen en las coreografías de Manuel Márquez de Eterno Caracol Danza, Luis Villanueva de ASYC, y Ulises Martínez: Un árbol germina después del silencio, Ken ¿ser o no ser recicable? e Instantes del deseo son las obras que se unen en el programa Tres retratos urbanos, que se presentarán en el Teatro Legaria (Calzada Legaria y Glorieta Allende, Col. Pensil Norte) este sábado 3 de septiembre, a las 19:00 horas, y el domingo 4 a las 18:00.

Un árbol germina después del silencio, coreografía de Esther Lopezllera, es la representación escénica de una inquietud surgida al leer los textos que el poeta Charles Simic hizo inspirado en la obra plástica de Joseph Cornell: Coleccionista de objetos inservibles para el ojo inexperto, Cornell logra con su colección de Cajitas/collages un summum poético que viene a explicar el mundo a través de una apenas funcional máquina de escribir, sombreros, cortinas metálicas de un viejo almacén, ecos de canciones,  pasos en la arena, árboles que se dan en maceta y todo aquello que, como en tendajón, se pone  a la vista del paseante curioso como testimonio cálido, violento y amoroso de aquello que nos conforma, con la subyacente dosis de ironía que la vida se empeña en brindarnos.

En Ken, ¿ser o no ser reciclable? se hace una reflexión que cuestiona esta visión de las sociedades contemporáneas donde el cuerpo es visto como materia de segunda mano, también se produce y se mercadea, es modificable, y resulta difícil comprender cuál es nuestra  verdadera  necesidad o deseo.

Por último, Instantes del deseo es un viaje teatral y coreográfico a través del deseo. ¿Cuál es la propia patria?, ¿el territorio más intimo? Podríamos pensar que es nuestra piel y el propio cuerpo y sin embargo existe un exilio de este, pues su existir tiene que pasar por las aduanas de lo socialmente permitido y quien más que nuestro propio caballero  andante tiene los modos y hierros  para habitar esta isla. Quien más que los hombres y mujeres de esta historia contemporánea pueden llenar sus cuerpos de ellos mismos.
Específicamente  en un principio quería hablar del deseo del cuerpo más allá de racionalizar mis deseos. Quise que mi cuerpo hablara de sus deseos, de la espera en el dialogo de otro cuerpo, de sus límites dentro de su máscara, desde su propia convulsión, hasta su libertad. Hasta llegar al final y comienzo de un viaje.  Ese último viaje donde  nuestras certezas se confrontan, nuestros bienes se esfuman. Solo queda la memoria de la piel tocando la tierra de los mundos internos habitados.