Revista América Latina

Los chicos con los chicos, las chicas con las chicas

Por Mexinol
Cuando yo tenía 10 años éramos mucho de hacer esta separación de los chicos por un lado y las chicas por otro. Al cumplir los 14 años nos daba un poco de vergüenza, pero te acercabas a hablar con las chicas porque te gustaba una u otra. Cuando se organizaban los bailes de la catequesis y te tocaba bailar una lenta, apoyábamos la cabeza en el hombro de la chica y lo presumíamos al día siguiente con los colegas. Ya a partir de ahí, de vez en cuando te gustaba salir con los colegas para hablar de cosas de hombres, fútbol, coches y tías buenas; pero lo habitual era el salir de jarana en grupos de chicos y chicas tos revueltos y de repente apartarte con algún colega para comentar alguna cosa puntual.
En México esta evolución es bastante similar, sin embargo es de llamar la atención que al pasar el tiempo y dejar los años mozos de lado, se da una especie de involución (toma palabro) y esta separación se vuelve a desarrollar. Muchas veces me ha tocado estar en reuniones de compañeros de trabajo o colegas, así como en reuniones familiares o de vecinos, todas ellas de manera distendida con la única intención de pasar un rato agradable, bien sea en compañía de unas cervezas o una carne asada, pero sobre todo, de una buena conversación. Lo curioso del asunto es que aun estando en el mismo local o la misma casa, incluso en la misma habitación; es común que las conversaciones queden divididas en dos grupos, por uno las mujeres y por otro los hombres. Alguna vez que me he percatado de esta situación, he hecho lo posible por empatar las conversaciones para volverlas en un solo grupo, particularmente cuando estás en la misma habitación, pero la gente como que se siente sorprendida y en pocos minutos vuelve a darse esta segregación de género.

En prácticamente cualquier reunión familiar, las mujeres suelen estar en la cocina y los hombres en el patio. Si la reunión es una celebración de trabajo, los hombres terminan en el taller y las mujeres en la oficina o, si no hay taller, las mujeres en la zona cercana a la cocina y los hombres en el área general. Esta segregación se da especialmente cuando hay comida de por medio, ya que prácticamente todas estas celebraciones suelen ser carnes asadas, en las que los hombres se encargan de echar la carne al asador, y las mujeres de preparar las salsas y demás viandas. Ocasionalmente la persona de uno de los bandos puede ir a la zona donde están las del otro género, pero solo a pedir algo que no haya en la zona donde el primero esté, o a hablar con su pareja de algún aspecto personal.

En caso de haber niños, estos suelen andar corriendo por todos lados, tirando la cerveza de su padre y desquiciando a su madre por pasar cerca del sartén con aceite hirviendo. Solamente alguna pareja de novios de reciente adquisición (vamos, que tienen poco de ser novios) permanecen juntos en terreno neutral, aprovechando algún descuido del personal para soltarse un beso o, en cuanto pueden, hacer mutis por el foro y pirarse al motel mas cercano.

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