Revista América Latina

Los muchos soles de mi regia tierra

Publicado el 03 enero 2022 por Pc-Jad! 我是 Steppenwolf
Homenaje al señorón Alfonso Reyes, a la Avanzada Regia, a los empresarios de acá, a Green Valley, a mis cerros y a toda persona que se ha cruzado conmigo en los barrios nuevos y antigüos.

Desde que el humano se sabe humano y empieza a ubicar las cosas del mundo, a recordarlas y darles un nombre (cada uno en su lengua), y desde millones de años, claro está, hay un Sol, y que se mueve el el cielo y gobierna la vida mientras define con su presencia el día y la noche. Hasta que Copérnico llegó, y no sin batallar con nuestras cabezas duras, nos dimos cuenta que nuestro planeta gira en torno a Él.

Hasta ahí sabíamos que Sol era 1, hasta que la astronomía descubre que cada estrella es también un sol con sus respectivas esferitas como la que es nuestro hogar girando en torno a ellos; que en todo caso, para esos seres también el Sol era su sol, y el nuestro quizá una estrella casi invisible en sus firmamentos...

Y yo, su modesto más nada humilde servilleta y que no es para limpiarlos, he descubierto hoy aquí algo asombroso y que discrepa categórica y radicalmente, casi heréticamente me atrevería a decir, sin ningún dejo de miedo y tan seguro de lo que voy a declarar ante la ciencia y la sociedad que dejó las antorchas y machetes para linchar en favor de sus smartphones y redes sociales, la siguiente hipótesis. Qué va! Más que hipótesis, o incluso teoría, es Ley y realidad: en torno a Monterrey, nuestro mundo, orbitan una apabullante, efervescente e hiperdiversa miríada de soles.

Soles de todo tamaño, color y forma, con órbitas casi inexcrutables como madejas vistas como conjunto, y firmes y veloces en su recorrido al acercarnos a estudiar cada una en su particularidad (porque estos soles son en extremo notorios cada uno a su manera en su orgulloso caminar) por el firmamento de avenidas y plazas del mundo al cual dan vida y sentido al circundarlo, cada cual según su profesión, sus estudios y sus aficiones.

Mientras todos comparten en su naturaleza el recorrer este mundo-metrópoli de alguna manera, sus materiales constituyentes y su procedencia cósmica varía, al igual que la velocidad, amplitud, distancia y permanencia de sus trayectorias:

Muchos de estos solecitos colorados se han forjado por generaciones con la misma materia orgánica y mineral de esta industriosa tierra, forjando sus cuerpos luminosos bajo la presión y el calor al[rr]asador generado probablemente por efecto de surgir de entre tanta montaña. Algunos, atraídos por la fuerza gravitacional tan notoria que ejerce entre su sistema planetario, se han venido de anca otros bello mundo raro, quizá buscando un mejor lugar para aumentar la potencia de la fisión del hidrógeno en helio en sus núcleos. Lo noto porque al llegar aquí se nota cómo se incrementa su tamaño, luminosidad y rapidez de giro sobre sus propios ejes.

Los puedes ver a todas horas; no son nada tímidos ni algo que sólo pasa de vez en cuando como las ferias artesanales o las lluvias de las Perseidas. Todo el rato los ves surcando hasta el más mínimo espacio, consumiendo casi todo el oxígeno que queda en las altas capas de la atmósfera (ya que en las capas bajas sólo queda CO2, smog y restos de cantera y químicos corrosivos que la tecno-metalo-biósfera produce como el ganado produce estiércol y metano en la Tierra, por ponerles un ejemplo). Pero bueno, a lo que iba, veá?

A todas horas las y los ves cada uno llamando en su genuina y perenne flama. Los hay muchos arremangados de las camisas y muy bien planchadora y boleados; otros con las telas de mezclilla intensionada y ostentosamente manchadas de su oficio cuál insignia en la casaca de un soldado. También los hay en Vans y en Converse, en New Balance, Pirma, Puma y ve tú a saber cuánto más; los hay en pantalón recto, entubado, en Dickie's caqui o con el tramo tumbao. Las hay entalladas en leggins y en faldas que van desde los isquiones hasta los maléolos, o en mallas kawaii de todos los patrones, según la necesidad, gusto e identidad de cada sol; ya sea que vayan en Uber, en moto, en el metro o en camión; si van al trabajo, a perrearse la escuela o de shopping al mall (y se lée mol, acuérdese de que rima).

Según algunos reportes de estudiosos y oriundos de otros mundos que han compartido sus espacios aéreos con las caprichosas andadas de algunos de estos soles (que no se conforman con brillar aquí si no donde les de su chingada gana, dijo Chavela), podemos inferir de su ascendencia que tienen padre, y aunque afirman los mismos soles que están con madre, los observadores extraregiomontanos afirman que no tienen, y que incluso llegan a generar al planeta donde son avistados un fenómeno astronómico que, por lo mismo, han llamada desmadre.

Pero volviendo a las observaciones del espacio local correspondiente a Monterrey y sus satélites llamados en conjunto el Área Metropolitana (ya colonizada en su totalidad y amenazando con ir por más); vemos cómo característica el peculiar calor que, si bien hay otros mundos que comparten e incluso llegan a superar por poco las temperaturas registradas aquí, ninguno tan abrupto, cambiante y encandilante como el nuestro. Los meteorólogos de Multimedios han conjeturando que se debe a la manera tan intensa en que el conjunto de todos estos soles transitan sobre Monterrey, y que cuidan la fuente de su calor con celo; no obstante mantienen siempre una homeostasis consciente al regular su fogosa temperatura en verano con un chingo de cerveza, y en invierno ya están enchamarrados, enbufandados y gorrosos (o sea, con gorra) a partir de 18°C.Pe

Pero volvamos a lo encandilante de su luz, ya habiendo dejado en claro los pormenores de su calor... Ésta es constante y parece ir en Semper Ascendens, y a diferencia de la relación de energía de un foco incandescente contra uno LED, su brillo es independiente de la edad de cada sol y de la energía emanada o consumida por el mismo. Es decir: no importa dónde estén, ni su tamaño, color, tribu o preferencia tenga; ni si es Tigre o Rayado, si es de la Uni o del Tec o de cualquier otra; ni importa mucho si estudió o si nació aquí o morirá aquí: brillan, charolean y hasta mamonean en Monterrey y en todo el Universo. Y aunque no nos quieran, nos ocupan. Y aunque piensen que nuestra luz y calor es seco y cala, la damos con cariño y convicción de que así debe de ser.

Y como dijo un pirata: ahí no más quedó. Los amo, raza! 🤠🐝🥩🔥🍺⛰️🌁


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