Dicen que el que arriesga no gana, y muchas veces, la Historia nos recuerda que este refrán es cierto en cada gesta en donde es necesario arriesgar algo para poder alcanzar el objetivo. Esto es lo que ocurrió a principios de 1817, cuando el Ejército de los Andes, de las Provincias Unidas del Río de la Plata, tuvieron que cruzar la gigantesca Cordillera andina para auxiliar en la liberación de Chile y Perú.

Cabe señalar que no fue un plan elaborado así de simple, sino que incluyó prácticamente la transformación de Mendoza en un fuerte militar; incluso, através d
e espías, difundió el rumor entre los indígenas que sus ejércitos cruzarían los Andes, pero por un paso ubicado más al sur y supuestamente más fácil de cruzar, cuando en realidad cruzarían por Uspallata y Los Patos, regiones consideradas inaccesibles, pero que acortaban la distancia hacia la ciudad de Santiago. No fue fácil, pero fue una hazaña sorprendente, que requería la superación de pruebas no solo de resistencia, por tratarse de elevadas altitudes, sino de pruebas de resistencia psicológica. Sin embargo, para el general San Martín, tal hazaña le pasó factura a su salud pues aunque logró completar la hazaña, su salud se vio deteriorada desde entonces.Finalmente, llegaron a Chile el 8 de febrero de 1817, más 5000 hombres, 22 cañones transportados (2 obuses de 6 pulgadas, 7 cañones de batalla de 4 pulgadas, 9 cañones de montaña, 2 cañones de hierro y 2 cañones de 10 onzas), 1.600 caballos de pelea y 10.600 mulas de transporte. El Cruce de los Andes es considerado como uno de los grandes momentos de la historia argentina, y una de las mayores hazañas de la historia militar universal.
