Nada se asemeja tanto al acto amoroso de la entrega, en la compleja y a la vez sencilla interioridad de los artistas, que el hecho de proponer sus visiones a la consideración ansiosa, altiva, suspicaz, de los otros, los demás, la gente transfigurada en “público”, en “audiencia”: poesía o música, literatura, canción, imágenes, plástica y densidad de la materia, en cada obra compartida el creador nos propone un “algo” de intimidad profunda, con una especie de impudicia deliciosa que aspira a convertirse en arte.

En esta nueva muestra de su obra prolífica de ya 15 años, Emmanuel Díaz Martínez va de una idea a una emoción, a un pensamiento, a una pulsión, a percepciones sobrepuestas de una realidad visible a sus sentidos, de un sueño a una voz, a una luz, sin que ningún cuadro se parezca a otro, como si naciera en cada visión hecha tangible en la tela o en el cartón, la primera y la última obra del artista, el alfa y el omega que quieren hacer del mundo un solo rapto de lucidez, espiritualidad y de locura.
¿Qué hay más allá del todo que creemos conocer, en qué orden colocar los seres y las cosas, los múltiples fenómenos del existir, con los que integramos eso que llamamos cotidianidad? ¿Tiene nuestra curiosidad por las cosas de la vida la posibilidad de organizarse en nuestras mentes de individuos, en la mente colectiva de la especie humana? ¿Hay un lenguaje más allá del fonético, del gramático, que nos permita comunicarnos mejor, juntar nuestras intuiciones por lejanas que parezcan y unirnos a todos en un instante eterno?
Son interrogantes que se plantea este joven artista, a la vez como inquietud existencial muy propia de su experiencia y como propuesta que supone encontrar en quien mira sus trazos, sus texturas, sus imaginaciones, un cómplice que vive con él en el reino de las ideas, en el que la curiosidad y el interés ocupan a plenitud el alma que identifica a todos con las cosas del mundo.
La escuela del arte ordena una idea para un cuadro, pero este pintor sobrepone temas, personajes y circunstancias, violando la norma, como si pretendiera mirar a un tiempo mundos paralelos que en su imaginación coexisten sólo separados por los rigurosos imperativos de lo convencional, de lo rutinario. Pareciera que lo que se sobrepone es la espontaneidad, el impulso creador que no encuentra fronteras que lo inhiban y se arroja a improvisar impelido por una furiosa necesidad de descargar el impensable submundo de las emociones, de los sueños, del delirio consciente de saberse instrumento de expresión de fuerzas de las que no es fácil decir el nombre.
VDCP
La exposición Quince Años de Búsqueda en Libertad se presentará del 11 al 29 de junio en la Ex Capilla de Guadalupe dentro de la sede de la Delegación Miguel Hidalgo en la Avenida Parque Lira #94, Col. Observatorio, México D.F.
