Él, Flavius Petrus Sabbatius Iustinianus, nombre latino del Justiniano I (en griego: Ιουστινιανός). Hijo adoptivo del Emperador Justino, nació en Tauresium, Iliria (hoy Serbia), el 11 de mayo de 483 y murió el 14 de noviembre de 565. Fue uno de los más notables emperadores del Imperio romano de Oriente*, ya que expandió los dominios bizantinos a Italia, la costa mediterránea de Hispania y la costa noroeste de África; através de su proyecto Renovatio imperii romanorum (en latín: Renovación del Imperio romano), reformó la legislación del Imperio.
Ella, solo se llamaba Teodora (en griego: Θεοδώρα), nació en Famagusta, Chipre, cerca del año 500, y murió en Constantinopla el 28 de junio de 548. Era hija de una familia de cirqueros que trabajaban en el Hipódromo de Constantinopla. Desde muy niña trabajó para dar placer, se dice que en su pubertad ya gustaba de orgías; también era lo que hoy llamaríamos hoy actriz pornográfica y/o bailarina exótica. De modo que su vida antes de Justiniano estaba llena de sexo, y nada tenía que ver con la educación de la corte imperial.
Poco y nada se sabe de como esta pareja llegó a conocerse, algunos dicen que fue durante un viaje a Egipto o en una de las tantos espectáculos de Teodora y su familia en el Hipódromo de Constantinopla. Lo que sí se sabe es que en 522 Justiniano quedó prendido de aquella mujer que vivía del placer, y con quien estaría a su lado para hacer del Imperio romano de Oriente, un Estado fuerte y poderoso.
Se podría decir que era el cuento de la Cenicienta, pero esta historia tenía sus diferencias con el cuento infantil. Justiniano ya nada podía hacer sino pensar en aquella hermosa mujer, que era más que una amante, como las muchas que pudo tener por ser príncipe y cónsul, sino que llegó a ser su confidente y amiga. Obviamente, por esos años su noviazgo dio mucho de qué hablar entre la corte imperial, que no veían bien que alguien de la dignidad de Justiniano fuera amante de una mujer cualquiera como Teodora, y es que había una ley que impedían el matrimonio entre aristócratas y prostitutas.
Nada se interpuso entre los enamorados, ya que si bien una ley impedía el matrimonio entre personas de diferente clase social y Teodora no era de la nobleza; Justiniano recurrió al legista Triboniano, por quien se derogó la ley que impedía su matrimonio, y se le dio a Teodora el título nobilario deseado... pesara a quien le pesara. Finalmente se casaron en secreto en 523, cuando él tenía 40 años y ella 23.
Este matrimonio fue tan activo como unido, ya que mientras Justiniano extendía las fronteras imperiales y reformaba las leyes; Teodora diversas leyes feministas (adelantadísimas a su tiempo), que iban desde la pena de muerte por violación y la prohibición de la prostitución forzosa, hasta la aprobación del aborto y el divorcio. Fue unido, porque mientras Justiniano pretendía huir de Constantinopla durante la revuelta de Niká de 527, su esposa le animó a enfrentar a los rebeldes. Se dice que ella le dijo: “De más sé lo que vas a pensar; que una mujer no debe entrar en las decisiones de hombres. Sinceramente, creo que lo que pretendes es signo de cobardía. ¿Acaso somos ladrones o fugitivos? Todo rey debe morir por su país. Bien en su trono, bien combatiendo. Si no es así, no debe considerarse digno”. Ante la sorpresa de Justiniano y sus generales, dieron la razón a la antigua prostituta, y acabaron con la revuelta de una forma tan sanguinaria, que le dio a Justiniano la fama de violento como de impúdico.
*Nota: El nombre de "Imperio bizantino", es un término moderno, pero en su tiempo los bizantinos se llamaban así mismos romanos, por ser parte del Imperio Romano de Oriente. Constantinopla era llamada, la "Segunda Roma", razón por la que también se llamaba "Romania" al Imperio.