diculizarlos. De ahí que empezara una dura lucha por la libertad de expresión, libertad que durante el siglo XX ya no solo se limitaba a periódicos, sino que se extendió a la música y al cine.México no ha sido la excepción y el agitado siglo XIX, entre tantas disputas por el poder y de imposición de formas de gobierno (republicano, federal, centralista, monárquico, juarista, porfiriano), perfeccionó su periodismo. Pero no es de la caricatura de lo que quiero hablar, sino de la presencia actual de esa sátira en el reciente cine mexicano, en especial por la crítica suscitada al gobierno.
Por esa libertad para expresarse libremente han habido en México, numerosas marchas, y últimamente en contra de la violencia generada por la lucha contra en crimen organizado, por parte del ejército mexicano. Es innegable el terror que esto ha generado, ha si como el horror de ver las sádicas formas de ejecución que los narcotraficantes utilizan. Sin embargo, la sátira a estos temas muestra otra faceta de este asunto tan preocupante que es la inseguridad en México, pu
esto que hace ver que la misma cultura mexicana, muchas veces es la culpable de solapar o alentar esta situación de corrupción, impunidad y desidia. En el caso del cine mexicano, dos películas recientes, y del mismo director curiosamente, son las mejores muestras de éste género satírico. La Ley de Herodes y El Infierno. La primera, estrenada en 1999, es una sátira contra la corrupción de los gobiernos del partido único (PRI) durante el siglo XX, y está ambientada en un "típico" pueblo mexicano durante la presidencia de Miguel Alemán, donde el alcalde sustituto que en un principio trata de gobernar honestamente, ve los beneficios inmediatos de la corrupción. La segunda, estrenada en 2010, poco antes de los festejos del Bicentenario de la Independencia, está ambientada en la frontera norte en la época actual, y aborda los problemas del narcotráfico y las relaciones entre los gobernantes y el crimen organizado.
Cabe destacar que La Ley de Herodes se ha considerado como una de las causas que propiciaron la derrota del PRI, en las elecciones del año 2000, en medio de su desprestigio, que ya desde sexenios anteriores el partido único se había ganado. Hoy se ha augurado lo mismo para 2012, ante los desaciertos del PAN en diez años, con El Infierno.
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