Toni Francesc narró la historia del Ave Fénix pereciendo, para resurgir después de entre sus cenizas, en clara alusión a los tiempos difíciles que estamos viviendo.
Alineado con la inspiración de esta colección, el diseñador apostó por una selección de maniquíes multirracial, que desfilaron suavemente acompañadas por una música instrumental muy acorde con el ritmo visual del desfile. Destacó el uso de lanas en tonos grises ceniza y negros contrastando con sedas en colores incandescentes naranjas, rojizos y dorados, escenificando con ellos la propia evolución de la historia. Las prendas ensalzaron la figura de las modelos gracias a los cortes entallados y el juego de volúmenes en blusas, vestidos y abrigos. Las siluetas se definieron al cuerpo alrededor de la cintura sin perder el sentido de la funcionalidad y la elegancia característica de Toni Francesc.
Los looks se completaron con un maquillaje inspirado en las alas de un pájaro y un peinado recogido natural. El toque final lo aportaron los complementos, diseñados por Toni Francesc con piezas forjadas en metal dorado y gemas incrustadas, dando un aspecto de naturaleza en estado puro.
El desfile acabó con la aclamación de los invitados, poniéndose de manifiesto la gran acogida que tiene Toni Francesc en la Fashion Week norteamericana, lugar donde su presencia como diseñador ya es habitual.
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