Hace ya un rato expliqué como era el asunto de las quinceañeras y su festejo. En el caso de las bodas es bastante similar, iglesia, banquete, baile, paseíllo entre las mesas, pollo en platos desechables para comer, y tarta con un huevo (mas bien muchos) de merengue en servilletas de papel.
El asunto es que el local donde se realiza el festejo en la mayoría de las ocasiones está reservado para un cierto número de horas. Pasadas las horas acordadas los camareros empiezan a recoger todo porque ya quieren irse pa su casa, que los pobres también se cansan de aguantar borrachos, ya que en ambos casos (XV años y boda) las personas decentes se van justo después de cenar, pero los borrachos se quedan hasta que se acabe el agua de los jarrones.
Como en otros lados, tratándose de alcohol la gente no tiene llenadera (al grado de que a las bodas se les empieza a decir bodacheda), y con el agua de los jarrones como que se les empieza a pasar la condición etílica. Por ello alrededor de las 12 de la noche que ya el casino empieza a sacar a la gente medio a patadas, se organiza la tornaboda, la cual consiste en el evento que sigue a la boda. Inicialmente se hacía solo en las bodas, pero ya se ha extendido a prácticamente cualquier otro evento de características similares y todos reciben el nombre de "tornaboda".
Algunas veces ya desde antes de que de inicio la boda se tiene programado donde será la tornaboda, ya que esto implica el seguir entrándole al pimple, y claro, si el evento cae en fin de semana, no importa que tengas una tienda de conveniencia cerca, puedes darte de bruces con la ley seca.
La tornaboda suele organizarse en un domicilio particular, el cual puede ser el futuro nido de amor (en caso de ser boda) o en casa de los padres de alguno de los contrayentes o quinceañera. Aunque a veces algún otro puede ofrecerse como voluntario a poner su casa como albergue de borrachos.
En la tornaboda lo que prima es el alcohol a raudales, no solo hay que beberse el agua de los floreros sino que hasta el agua de la cisterna del water, todo ello amenizado con música a toda castaña. Si los vecinos se quejan por el ruido la mejor opción es invitarlos a la tornaboda poniéndoles una cerveza en cada mano al momento de que llegue a tocar el timbre, mismo que, por un lado nadie oirá con el estruendo de la música, y por otro como la puerta estará abierta de par en par no necesita tocar y es común que cualquiera que pase por la calle puede unirse a la celebración. Una vez que la cerveza se va acabando o que a los borrachos no les cabe ni un solo centilitro de cerveza en el cuerpo, estos van cayendo dormidos por donde sea.
Al día siguiente según se vayan despertando se irán largando para sus casa con tremenda resaca, al dueño de la cueva (mas bien a la parienta de este, ya que en estos casos el organizador suele ser un MMM) le tocará limpiar los destrozos, vomitonas y buscar al que se pensaba que en esa casa había un retrete de oro.