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Un buen morir: Encontrando sentido al proceso de la muerte

Publicado el 24 febrero 2011 por Erasmo
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-   Daniel Behar-   Editorial PAX
Morir es una pesadilla en un hospital deprimente y triste, pero también puede ser un tiempo de crecimiento, creatividad y paz en un hospital diseñado para tal fin.Elizabeth Kübler Ross
El autor escribe: Morir es parte del drama de vivir. Todos sabemos que hemos de morir un día, pero nadie lo cree realmente. La muerte es inevitable y universal; y en la dimensión de lo temporal todo cuanto existe está condenado a morir y a desaparecer. Pero aceptar la idea de una aniquilación total es algo muy difícil. Actualmente se ha visto que la unidad fundamental del “Universo Observable” no sólo es la característica principal de la experiencia mística, sino también, de las revelaciones más importantes de la física moderna. De una conjunción de la mística y la física se deriva la reordenación de los conocimientos acerca de la muerte que tiende a desmitificarla para poder convivir con ella, para que, en un futuro, todas las personas, sin distinción, no sólo vivan bien, sino que también puedan morir dignamente. El último tributo que debemos a la vida es una muerte digna y buena, una muerte sin amargura, lamento, ni temor. Morir con libertad, sin aferrarse a la vida; quedarse dormido dejándose llevar por la corriente, fuir, dejarse ir, trascender, sin importar las circunstancias de la muerte o la vida.
Un buen morir: Encontrando sentido al proceso de la muerteEl término tanatología, “la ciencia de la muerte”, fue acuñado en 1901 por el médico ruso Elías Metchnikoff, quien en 1908 recibió el Premio Nobel de Medicina por sus trabajos que culminaron con la teoría de la fagocitosis. En ese momento, la tanatología fue considerada una rama de la medicina forense que trataba de la muerte y de todo lo relacionado a los cadáveres desde el punto de vista médico-legal. En 1930 como resultado de grandes avances en la medicina, empezó u n gran periodo que confinaba la muerte a los hospitales, y en la década de 1950 esto se generalizó cada vez más. Así, el cuidado de los enfermos en fase terminal fue trasladado de la casa a las instituciones hospitalarias, de modo que la sociedad de la época “escondió” la muerte en un afán de hacerla menos visible, para no recordar los horrores de la guerra que acababa de terminar.
Después, en la década de 1960, se realizaron estudios serios (sobre todo en Inglaterra) que muestran que la presencia de familiares durante la muerte de un ser querido se vio disminuida a sólo 25%. Durante esa época se hizo creer a todos que la muerte era algo sin importancia, ya que al ocultarla se le despojaba de su sentido trágico y llegaba a ser un hecho ordinario, tecnificado y programado, de tal manera que fue relegada y se le consideró insignificante. Sin embargo, a fines del siglo pasado los psiquiatras Eissler (en su obra El psiquiatra y el paciente moribundo, y Elizabeth Kübler Ross (en su libro Sobre la muerte y los moribundos) dieron a la tanatología otro enfoque que ha prevalecido en la actualidad y que veremos después de analizar la etimología del término tanatología.
El vocablo tanatos deriva del griego Thanatos, nombre que en la mitología griega se daba a la diosa de la muerte, hija de la noche, denominada Eufrone o Eubolia, que quiere decir “madre del buen consejo”. La noche tuvo a su hija (la muerte o Thanatos) sin la participación de un varón, por lo cual muchos la consideran diosa; no obstante, algunas veces, también la diosa de la muerte es representada por un genio alado. La muerte es hermana del sueño, al cual se daba el nombre de Hipnos o Somnus, que también era hijo de la noche, pero él si tenía padre, Erebo o el infierno quien, además de esposo, era hermano de la noche y tanto él como ella eran hijos del Caos. De ahí que la muerte o Thanatos sea sobrina de Erebo i el infierno y nieta del Caos.
La nueva tanatología ha adquirido gran importancia a nivel mundial y México no es la excepción, pues han aparecido instituciones de vanguardia que permiten hablar de un modelo mexicano. Por lo tanto, este libro es ideal para médicos, enfermeras, trabajadoras sociales, psicólogos, psiquiatras y cualquier persona interesada en este tema. Algunos capítulos: ¿Morir hospitalizado o en casa?, Vivir bien nos conduce a un buen morir, Clínica del dolor, El sentido del dolor, Unidad de cuidados paliativos, Futuro de la tanatología, La religión a la hora d morir, Cuando uno no practica ninguna religión, El duelo, Suicidio, Tanatología y logoterapia, Los genes de la muerte, Calidad de vida, La comunicación y el enfermo en fase terminal, entre otros.
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