Revista América Latina

Venganza de Moctezuma

Por Mexinol
Algunos tal vez hayáis oído de esta venganza, otros tal vez no tengáis ni puñetera idea de que va el asunto, hoy intentaremos despejar un poco esta duda dentro de mi poco conocimiento en la materia.
Para meteros en ambiente os comentaré en principio que Moctezuma era el emperador, güey Tlatoani, o como sea que se le llamara al mandamás de los aztecas, al momento de la llegada de las hordas gachupinas por estas tierras. Este, al enterarse de la llegada a las costas de México de unos extraños hombres, mandó varios embajadores para cotillear bien el asunto con unos regalicos para ver que información podían sacar. Moctezuma por lo visto era un tío bastante supersticioso, así que para proteger a los emisarios en su misión, además de los presentes envió unos trajes destinados a las deidades; vamos, como aquel que se lleva un par de patas de conejo al baile para ver si por medio pilla un buen conej... ¡Ejem! eso.
Cortés, que se ve que estaba tan tarugo como el mexiñol, pensó que estos trajes eran parte de la ofrenda, así que se los enfundó como aquel que se enfunda un pijama para dormir. Esto desató la confusión entre los aztecas, pero sobre todo en Moctezuma; ya que parece ser que de acuerdo con sus creencias, sólo una deidad podría tener la confianza suficiente como para ponérselos, y como este tío ya he dicho que era mas supersticioso que un gato negro nacido un martes trece debajo una escalera, empezó con sus cavilaciones.
Ya después, en la capital de los aztecas, Cortés y su cuadrilla fueron recibidos como dios, y no sólo hablo de que lo recibieron muy bien, sino que en vez de ser recibido como un emisario de un país extranjero, se les recibió con toda la pompa y saludo posible, como si realmente fuera un dios (aunque después de la calcetinada desde Veracruz supongo que mas que como dios, llegaría echo un cristo, pero eso es otro tema).
Total, que se les invitó a una especie de carne asada de la época por todo lo alto, sirviendo los mejores platillos a la usanza azteca de la época. En ese banquete parece ser que la comida mexicana a Cortés le provocó reflujo (vamos, que le repetía mas que una sopa de ajos con mucha cebolla) por no estar acostumbrado a tanto condimento, pero sobre todo, al picante. Yo no se si esto haya sido el detonante (como no estuve, no lo puedo asegurar), la cosa es que después, Cortés y su gente la liaron parda, y Moctezuma terminó dos metros bajo tierra sin ser minero. Por ello, cuando un extranjero (especialmente gachupín) se enferma del estómago, suele decirse que es Moctezuma, que vuelve para vengarse por la afrenta de su muerte (se ve que una vez muerto se dio cuenta que Cortés tenía de dios lo que el mexiñol de sabio, así que a vengarse tocaban).
El asunto es que muchas veces no es tanto el picante o los condimentos lo que afecta a los estómagos poco acostumbrados, sino la falta de higiene de algunos locales, particularmente las taquerías de la esquina, taquerías a las que el estómago mexicano ya está medio inmunizado (aunque no del todo, que de repente también les pega) pero que suele afectar con especial violencia al extranjero. Esta falta de higiene se manifiesta con una cagalera incontenible, donde sueltas hasta tu primera papilla, y como el asunto es medio ácido, terminas completamente despellejado donde el cuerpo hace remolino.
Así que ya sabes, si al llegar a México de repente te cagas de la pata p´abajo, no te preocupes es porque acabas de pillar una venganza de Moctezuma como dios manda. También se dice que si un extranjero, sobre todo gachupín, viene a México y no pilla una cagalera de agárrate y no te menees, o lo que es lo mismo una "venganza de Moctezuma" en toda regla, no puede decir que haya conocido México con detenimiento.

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