"Pasión de los fuertes" (My Darling Clementine, 1945) de John Ford es una gran película y, en mi opinión, tiene una escena magistral. Por cierto, el de la foto no es un actor de la cinta, sino el mismísimo Ford.
Un actor ambulante, Granville Thorndyke (¡qué gran nombre para un pobre cómico en el salvaje Oeste!), pasa por la localidad de Dodge City; y no es la primera vez que lo hace. Los hermanos Clanton le cogen por la fuerza y se lo llevan a su cantina, donde le obligan a que interprete algo para ellos, aunque sea en verso. Parece como si la cultura les viniera encima, sin que ellos opongan resistencia. Las palabras que Mr Thorndyke recita son el famoso monólogo de Hamlet, "To be or not to be", que puestas en boca del pobre cómico, humillado por los rufianes Clanton, cobran un nuevo dramatismo: ¿quién aguantaría las calamidades y humillaciones de la vida pudiéndoles poner fin mediante la muerte?
Doc Holliday, interpretado por Victor Mature -inexpresivo por naturaleza-, ha estado escuchando. Sorpresivamente, él ayudará a Thorndyke a terminar el monólogo. Holliday es un personaje agónico, autodestructivo, y un tanto neurótico, que desea su propio fin pero no se atreve a dar el paso. Él es quien recita los versos finales en los que Hamlet descarta el suicidio, por miedo a lo que puede venir después, quizás más terrible que una vida de sufrimiento.
De Henry Fonda no diré nada; guarda silencio: debe estar confundido por toda aquella verborrea.