El Kickstarter de las tetas. Casi podría describirse así el funcionamiento de esta red social, My Free Implants (mis implantes gratis) que quiere poner en contacto a hombres, mujeres, cirujanos y viceversa. Y todos contentos. El cirujano porque accede a más clientes, la mujer porque consigue sus implantes mamarios gratis y el mecenas… bueno, además de la satisfacción de hacer feliz a una mujer puede recibir de esta fotografías, vídeos y mensajes de sincero agradecimiento… de todo corazón.
Esto de las redes sociales temáticas puede empezar a estar llegando demasiado lejos.
El reclamo de My Free Implants no puede ser más directo: “Invierta en pechos“. Casi les ha faltado añadir “es un sector en crecimiento”. Y para dar fe (como el Luisma) del éxito de la idea se nos ofrece el testimonio de más de 950 mujeres satisfechas.
La idea es bien sencilla, como en un mercado de valores se trata de confrontar oferta y demanda, la mujer que quiere practicarse un aumento de pecho y el hombre dispuesto a pagar la intervención. Ellas tienen total control sobre el ritmo al que quieren recibir las donaciones, sus límites para lograrlo e incluso el cirujano que quieren que realice la operación.
Los “pechomecenas” por su parte pueden interactuar con más de 4.000 mujeres que buscan esta suerte de micromecenazgo un poco estilo Kicsktarter (Titstarter, también lo podían haber bautizado) y a cambio de su contribución a la causa podrán recibir de parte de la interesada fotografías, vídeos, mensajes y una eterna gratitud.
Finalmente los cirujanos plásticos obtienen un escaparate impagable para sus capacidades en esta red social tan segmentada, aunque de momento está dirigida a los facultativos de Estados Unidos de América y Reino Unido.
La parte que de momento más interesante resulta de consultar, por esto del interés antropológico, es la que te permite conocer a las chicas que ya han disfrutado del éxito de esta idea. Algunas consiguieron recaudar entre 6 y 8.000 dólares en unos 6/8 meses que les proporcionaron el ansiado aumento de talla pectoral y la consiguiente alegría de sus micromecenas que a cambio obtuvieron la satisfacción de contribuir a una buena causa, aparte de alguna que otra foto y/o vídeo demostrativo del resultado.