Revista Cine

My Winnipeg de Guy Maddin

Publicado el 04 mayo 2010 por Crowley
My Winnipeg de Guy Maddin “Tengo una fantasía en la cual viajo atrás en el tiempo para robar las películas de otros directores, conformando así una gran filmografía propia. Resulta como una transfusión de sangre: no quieres tomar tanta como para matarlos o incluso debilitarlos, solo la cantidad justa para poder obtener beneficios, permitiendo que continúen viviendo repletos de sangre.”
Guy Maddin
El canadiense Guy Maddin (descendiente de islandeses, originario y residente de Winnipeg, Manitoba) es un director atípico en la industria cinematográfica. Teniendo en su haber una de lasMy Winnipeg de Guy Maddin filmografías más recomendables, homogéneas, a contracorriente e interesantes del panorama fílmico, con una treintena de trabajos entre corto y largometrajes, es casi un desconocido para gran parte del público en general, cuando su potencial y su maestría deberían ser reconocidas en todo el mundo.Con unas señas de identidad reconocibles y atípicas, Maddin es un director inclasificable en tiempo, lugar y formas. Por suerte para nosotros.Hay varios factores acaecidos a lo largo de su vida, que le llevarían, irremediablemente, a ser el artista que hoy es. El primero de ellos es el hecho de haber trabajado como archivista en los Archivos Provinciales, revisando y datando fotos extintas y arcaicas de otro tiempo, zambulléndose en un pasado de colores grises y sepias. El segundo es conocer a dos profesores de cine, George Toles (que le sumerge en el mundo de la literatura) y Stephen Snyder (cineasta amateur y experimental del que cogió el gusto por un visual extraño y bizarro). My Winnipeg de Guy MaddinSi analizamos la obra de este cineasta, veremos que es un artesano (en este caso, es la palabra que mejor le define) que basa su visión del cine en diferentes conceptos y casualidades. En un primer momento, es claramente perceptible su querencia hacia el cine expresionista alemán de la década de los 20 y los 30. Pero si ahondamos un poco más en el génesis de las imágenes que nos llegan a través de sus películas, descubriremos que cuando era joven y pasaba días enteros (literalmente), en casa de Stephen Snyder, viendo películas proyectdas en la pared y con una calidad granulosa muy deficiente.Una misma película My Winnipeg de Guy Maddinpuede estar confeccionada y grabada de múltiples maneras diferentes; es decir, no es raro advertir diferentes tipos y soportes experimentales (mini-DV, HD, super 8, 32mm, 16 mm, scope, animación, fotos, sombras chinescas, retoques de fotogramas, distintas velocidades de reproducción de fotogramas...) en ese collage fílmico de ingeniería ques cada una de sus obras.
Como casi todo en su carrera (en su vida) este proyecto llega por pura casualidad. Michael Burns, director de contenidos del CDC, le pide a Maddin que realice un documental sobre la ciudad en la que residen, y le hace el encargo con las siguientes palabras: "Muéstrame Winnipeg, tu Winnipeg". Palabras que el director tomará al pie de la letra, dándole al proyecto un toque personal raramente encontrable en cualquier otro trabajo o director.El transfondo de su obra gira en torno a aspectos autobiográficos muy claros, como puedan ser las referencias al espíritu posesivo-controlador de las madres sobreprotectoras y al hecho de pasar el día a día en una pequeña población prácticamente olvidada del mundo. Y ese aura autobiográfico sempiterno en su filmografía está totalmente presente en este curioso "documental" que es "My Winnipeg" yMy Winnipeg de Guy Maddin con la que cierra, de momento y junto a "Brand Upon your brain" y "Cowards bend the knee", una trilogía sobre él mismo y la ciudad en la que nació, creció y vive. Y créanme cuando les digo que esta es la trilogía más fascinante y necesaria de todas cuantas puedan ver a lo largo de su vida. Prometido.Catalogar "My Winnipeg" es casi tan complicado como analizarla. El mismo Maddin la define como un "docu-fantasy", un pseudo-documental de ficción que tiene como centro gravitacional su ciudad. Winnipeg. Yo aún diría más, diría que más que un documental, es un ejercicio de psicología ucrónica, un ensayo visual onírico (mucho de Lynch y mucho de Buñuel hay aquí) de plasmación de sentimientos, de filias y fobias y de, en definitiva, las emociones que en él produce su ciudad natal y la relación con su madre (con su querencia hacia el cine clásico, My Winnipeg de Guy Maddinrecupera para la ocasión a Ann Savage, la mítica actriz de "Detour", y le regala el papel de Madre).Realidad y ficción se dan cita y se mezclan por igual, sin saber bien dónde acaba una y dónde empieza la otra. Masones, vagabundos que viven en azoteas, obreros en huelga casi permanente, ancianos, hockey, manifestaciones paranormales, putas, madres poderosas, ese aire queer tan característico en su obra, tiendas de belleza familiares... Todo esto y nada de esto conforman Winnipeg. Su Winnipeg. Y es que nunca la palabra personal había sido tan bien empleada como ahora, cuando se dice que este film es tremendamente personal.
Y Maddin, irremediablemente, se transmuta en ese personaje principal de la película, en ese viajero de tren incapaz de abandonar a su ciudad y a su madre y ese amor-odio que profesa hacia ambas.
No tengan miedo, hagan sus maletas y viajen junto a Maddin hasta Winnipeg. Allí podrán reir y podrán llorar, podrán, finalmente, saber lo que es la vida.

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