De forma un tanto tímida, parece que la primavera hace acto de presencia de vez en cuando. Anochece un poco más tarde y ansiamos la llegada de temperaturas un poco más suaves. ¡Qué ganas de dejar el abrigo en el perchero y de sacar la ropa de entretiempo! La primavera también es época de escapadas, de poder conocer otras ciudades y acercarnos un poco a nuestra historia. Con Salamancame ha pasado como con Toledo, y es que a pesar de tener la ciudad relativamente cerca, sólo había estado de paso. Pero lo cierto es que no me ha decepcionado: me gusta el estilo de estos rincones castellanos, con las calles estrechas, los monumentos, las plazas y el ambiente. Incluso el olor es distinto al de la capital, mucho más puro, tranquilo e incluso sencillo. Pese a que el tiempo no acompañó mucho por la lluvia y el frío, no impidió que diera unos buenos paseos. Me armé con unasbuenas botas de agua, unos jeggins bien abrigaditos, un abrigo y un paraguas; por supuesto pensando primero en la comodidad para poder disfrutar lo máximo posible, y es que tiritando o con los pies calados, ¡no hay quien vea nada a gusto!Este tipo de turismo es muy bueno para evadirse del estrés que tenemos a diario. No es necesario salir del país para dar un buen paseo ni para ver cosas maravillosas como estas. ¿Qué es lo que más me gusta? Conocer, ver los sitios típicos, las tiendas, la artesanía, la comida... Así que os animo a pasear y descubrir, y que nada os impida sonreír. Salamanca, que hechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado. (Miguel de Cervantes) xoxoNerea