El éxito de ventas de localidades para estas funciones de Nabucco , tal y como se refleja en la web de Les Arts, requeriría un estudio de mercadotecnia para poder explicar el porqué de este fenómeno.
Verdi es la marca, el "Va pensiero" es una especie de eslogan que funciona a las mil maravillas, y Nabucco es el producto que ha demostrado ser un éxito de ventas gracias a su eslogan. Los que han adquirido entradas para este espectáculo, no saldrán defraudados.
Esta obra es la tercera de Verdi. La compuso con los ánimos bajo mínimos provocados por el fracaso de su obra anterior, y como sonsecuencia de algunos penosos acontecimientos personales. Es un tanto deslavazada. Los conflictos se inician, pero no se desarrollan del todo. La trama va deslizándose a trompicones. Ya en la obertura asoma un toque opereta, al final, que me desinfla un poco los ánimos. El bel canto está muy presente en su composición, y la sombra de Donizetti, Bellini, y hasta de Rossini, aparecen de forma muy sutil en determinados momentos. El gran Verdi aún estaba por llegar. Su gran aportación fue iniciar con esta obra los grandes papeles para la voz de barítono, a la que aportó papeles, algunos de protagonistas, como en este caso, de especial relevancia... y ese coro, adoptado como himno nacionalista en su momento y que ha perdurado hasta nuestros días, en su simbología, en el alma de los italianos.
Con todo lo anterior bajo sospecha, este montaje evocador y atemporal, y la labor de todos los integrantes de la parte musical, lograron que las expectativas se vieran superadas con creces.La dirección de escena, escenografía y vestuario es de Yannis Kokkos y es una producción de la Bayerische Sraatoper. Creo que data del 2008.
El escenógrafo francés de origen griego, propone una puesta en escena muy sugerente. Juega con la propia fisonomía geométrica de la antigua ciudad de Babilonia, con la abstracción geométrica de parte de la pintura abstracta, y haciendo honor a los distintas partes, que no actos, en que se divide esta obra, compone unas imágenes escenográficas de indudable atractivo, geométricas en su configuración y abstractas en su concepto, pero muy estimulantes.
La iluminación de Michael Bauer, de la que se hizo cargo Benedikt Zehm para esta reposición en Les Arts, juega un papel fundamental. Hay una apuesta de luces y sombras, de escasos colores, pero acertados, que contrastan con el negro y los tonos sombríos, para resaltar el lado más oscuro de esta trama de conflictos políticos y religiosos, de opresores y oprimidos. Una sugestiva puesta en escena que hace esta ópera más interesante de lo que su libreto sugiere.
Dimitri Platanias es el Nabucco protagonista. La voz es atractiva y suficiente. Fue de menos a más, quizás, reservandose para las últimas partes, en las que Verdi le ofrece la ocasión de lucirse.
Abigaille es un papel difícil y por momentos ingrato vocalmente. Anna Pirozzi lo afrontó con valentía y con una voz plena en todos los registros. El timbre es atractivo, y su carta de presentación en Las Arts con este papel no puede haber sido más gratificante. Se llevó los aplausos más sonoros de la noche... a la par con los dedicados el coro.
Serguéi Artamonov, con una voz algo escasa en el registro agudo, sacó adelante el papel, nada cómodo para un bajo, de Zaccaria. No desmereció del conjunto, lo que ya tiene su mérito.
En esta obra, el tenor, en el personaje de Ismaele, tiene menos protagonismo de lo habitual. Brian Jadge, no se lució especialmente por falta de un aria que se lo permita, pero su voz se escuchó firme en las escenas en las que hacía acto de presencia.
Después de su grata intervención como Adalgisa en la Norma anterior a este Nabucco en Les Arts, Varduhi Abrahamyan se hacía cargo, en este caso, de Fenena, la hija rey. Volvió a lucir su potente voz y bello timbre. Es un valor seguro, aunque brilló menos que en la obra de Bellini.
En los personajes secundarios, el Gran sacerdote lo defendió Shi Zomg con la falta de rotundidad requerida. David fruci fue Abdallo y Hyenkyung choi cantó el corto papel de Anna. Los tres son una aportación del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo.
Mención aparte merecen Nicola Luisotti al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana y el Cor de la Generalitat Valenciana.
El director italiano estuvo brillante y musical. A esta partitura llena de contrastes, le sientan bien los cambios de tensión y las dinámicas contrastadas, sin llegar a perder el control. Ese esplendoroso sonido lo consiguió gracias a la orquesta titular, que volvió, una vez más, a demostrar que es una formación de excelente calidad.
Verdi se esmeró en la parte coral de esta obra. El protagonismo de los coros en el desarrollo de la trama es fundamental en esta ópera. Tenemos la suerte de contar con un coro de una calidad reconocida, y como el de Buseto le ofrece en bandeja la ocasión de demostrarlo a lo largo de tada la representación, el disfrute está asegurado. Es uno de los alicientes que tienen estas repesentaciones... poder deleitarse con sus intervenciones es todo un lujo.
Las voces, el coro, la orquesta, la dirección musical, y resaltar el lado oscuro y gris de la trama con luces y sombras, hacen de este Nabucco un producto muy interesante. Verdi ha salido reforzado y la imagen de marca ha funcionado...