El pasado 26 de diciembre nació una cría de mangabey gris de coronilla blanca (una especie del mono) en el Zoo de Barcelona. Los medios anuncian que “el público ya puede ir a visitar la cría acabada de nacer” (como si de una escultura se tratase). Esta especie se encuentra en peligro de extinción y su hábitat natural son las selvas de países africanos como por ejemplo Ghana; suelen ir en numerosos grupos de su especie (tienen una vida social gregaria), pero en el Zoo no llegan a los diez ejemplares.
El Zoo de Barcelona es uno de los responsables de la reproducción de esta especie para asegurar que no se extinga, a partir de su Programa de Investigación y Conservación. La directiva del zoológico es plenamente consciente de la falta de espacio del recinto. Un recinto donde por ejemplo los felinos (animales que necesitan correr grandes distancias) están condenados a vivir en espacios ridículos. Aun así, lejos de priorizar la ampliación de las instalaciones de los animales que se ven obligados a vivir ahí, procurando reducir su número y maximizar el espacio del cual disponen cada uno de ellos, continúan permitiendo la reproducción de algunas especies.
El Zoo vende su negocio como una gran labor como centro de conservación de la biodiversidad. También lo vende como un centro con fines educativos enseñando a los visitantes el comportamiento y costumbres de las diferentes especies. Pero los niños y niñas que vayan aprenderán a ver normal el hecho de mantener a un animal encerrado, sin libertad, con el propósito de divertirse. ¿Qué hay en realidad detrás de una vida en cautiverio?
Fuente: ABC.es
Animales cuyo hábitat natural se encuentra a miles de quilómetros, con un clima y vegetación completamente diferentes a los cuales están acostumbrados a ver en el zoológico donde viven. Al vivir en un recinto tan limitado los animales se ven impedidos de correr, saltar por los árboles, jugar, huir o esconderse de algún peligro, o simplemente caminar quilómetros. La cautividad les provoca problemas físicos y psicológicos. Entre los físicos encontramos graves problemas de salud, como por ejemplo la obesidad, al no hacer ejercicio físico por el poco espacio del cual disponen. Además de acortar los años de vida del animal recluido.
Entre los problemas psicológicos encontramos que los seres en zoos son animales frustrados, estresados y angustiados los cuales pueden llegar a realizar conductas estereotipadas continuamente, que ya nunca dejarán de hacer. Estas conductas pueden ser por ejemplo arrancarse el pelo compulsivamente, autolesionarse, correr en círculos o caminar continuamente de un lado al otro del recinto o jaula donde viven, entre muchas otras.
Un zoológico no puede proporcionar las condiciones de vida necesarias a los animales que alberga. Los priva de libertad y de desarrollar sus instintos naturales, de gozar de sus sentidos y entorno y de relacionarse con otros individuos como lo harían en su hábitat.
Desde PACMA defendemos que no es ético recluir y privar de vivir una vida plena a los animales para el beneficio de algunos seres humanos. Los zoos son claramente cárceles para los animales. ¿Creéis que este mangabey será feliz viéndose obligado a vivir entre rejas de por vida?
Yasmina Pérez