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Voya tomar prestado el título del libro de mi querida Ibone Olza, para contar elnacimiento de dos niños queridos y el acompañamiento en la cesárea de su mamá,Dakota.Conocía Dakota cuando como todo buen perro verde que se precie, me encontraba en labúsqueda de otros perros verdes como yo. Entoncestenía muy clara mi filosofía de crianza y maternidad, pero fue Dakota la que mepresentó “oficialmente” el primer grupo de gente que conocí con ideas parecidasen Madrid.Deaquello han pasado ya muchos años… y nuestra amistad se ha hecho sólida yfuerte. He sido testigo de su búsqueda, del camino recorrido, de cada triunfo yde la pena inmensa ante losfracasos. Por eso, cuando me propuso acompañar el nacimiento de sus pequeños,Martín y Aitana, le abracé emocionada. Es muy difícil entender lo que significaeste nacimiento para mí, si antes no se conoce la historia que hay detrás ytodo lo que ha costado la llegada de estos niños al mundo.El antesDuranteel último tercio de su embarazo tuvo cierta presión para planificar unacesárea. Le daban muchos motivos; ninguno causa real para sacar de su nido alos pichones. Todavía no entiendo por qué ese apuro y ese miedo.Cuandole diagnosticaron colestasis*, tenían los motivos. Una noche antes, pregunté aun ginecólogo de mi absoluta confianza que era esto y luego de que me loexplicó y de entender en qué casos podía ser necesaria una intervención (casinunca…) me quedé con la sensación de que sería una cesárea innecesaria. CuandoDakota me contó que en su informe lo que ponía era “sospecha de colestasis”,las mías –mis sospechas- se confirmaron.Entiendoque como madres, ante un pronóstico adverso, hagamoslo que tengamos que hacer para procurar el bienestar de nuestros hijos. Es lógico que lo hagamos. Lo que nologro entender es el afán por asustar de aquellos que nos atienden yespecialmente, el valerse del miedo para intervenir innecesariamente.Eldía “D” muy tempranito nos encontramos en el hospital. Dakota y yo ya habíamosestado allí antes juntas, en otra situación muy diferente… Fue inevitablerecordarlo…sin embargo, esta vez estábamos allí esperando vida , emocionadasante el acontecimiento. Estuvimos un rato hablando a los bebés. Su madre, sutía y yo, llenando a Dakota de mimos. Una red de mujeres apoyándole y dando ánimos.Y también su hermano, ocupándose de todo lo logístico. ¡Qué gran familia!Enun momento me tocó coger la cámara ylatía Puri, una señora rubia encantadora, se puso a cantar a los bebésmientras acariciaba la barriga de Dakota. Mi emoción se desbordaba mientrasgrababa en vídeo aquel momento tan íntimo.¡¡Todo listo!! ¡¡Nos vamos!!Quirófano.El azul y el verde impera. Son gentiles y educados. Dakota y yo bromeamos sobrelo guapo que es el anestesista… unchico joven, residente, que fue extremadamente cuidadoso y siguiendo lasindicaciones de su jefa, se encargó de administrar la poción encargada dedormir a Dakota de cintura para abajo.¿Atamos?Pregunta el residente.Yyo, lo más dulcemente que puedo- pero no hará falta… además que necesita subrazo para poder coger a los bebés…Lajefa: Bueno, pues no atamos ¿Pero quesepas que atamos a todas las señoras, eh? Como te van a dar a los bebéste dejamos libre.Unamujer a la que van a hacer una cesárea está, literalmente, crucificada. En otrocontexto, parecería un sacrificio. Pies atados, madre inmóvil, brazos en cruz…atados por correas. Una cortina nos hace invisible el escenario. La diferenciaes que en esta operación nacen los hijitos y se está despierta. Estar sola enun momento así, atada de esta manera tiene que ser terrible. A mí me han“dejado” pasar. Privilegio que sólo puede tenerse en una cesárea programada ysólo en este hospital. No entiendo porque no se hace siempre, si es que elacompañante está en un ladito que no molesta, que no interrumpe. Si puedeaportar tanto con su presencia.Yomiro reojillo lo que va pasando. Acaricio la cabeza de Dakota. Le cojo la manoy le hablo un poco. De fondo se escucha a Rosa Zaragoza y es como siestuviéramos las dos solas y en otra habitación los demás. Dakota está en unestado de semi inconsciencia. Casi como si fuera a dormirse… pero habla.Sacana Martín. Lleno de energía, con un color perfecto, lleno de grasita y su olorde recién nacido. Se me escapan las lágrimas. Le ponen encima del pecho de sumadre. Piel con trapo… “que se va a enfriar”. Intento sacar el trapo que lessepara. Ya están piel con piel, tapaditos y juntos. Dakota le habla, le susurray le abraza. Le llena de besos. Son las 12:22 es un gordito delicioso.Pasan3 minutos. Llega Aitana. La coge una enfermera que sentencia:Este bebé tiene unpoquito de distress**. Nos lollevamos. Alguien le dice que se lo enseñe a la madre. “Dale un beso que seva con nosotras”. Un poquito de distress…nadie explicó a Dakota lo que significaba. Se lo dije. Nos dicen que será sóloun momento.ConMartín en el pecho, los obstetras están a lo suyo. Veo la herida, no es muygrande. Ha sido lo que yo pienso que es una cesárea educada. Las enfermeras están repitiendo a coro “mimamemamá, mimame mamá” de la Rumba de las madres. Cantan. Preguntan mucho por lamúsica y nos parece curioso.Entoncesviene alguien que revisa a Martín en el pecho de su madre. Un poco ruda maneja al bebé toscamentey le dice a otra, les ves?Le ves? Y dice que tienen que llevárselo. Dakota escucha cianótico, pero el niño se ve bien y yo no lo escucho. Un poquito más allá le pregunto a laenfermera qué pasa y ella me dice que nada, que todo está bien. Es que nos lo tenemos que llevar a revisar;enseguida os traemos a los dos. Entonces la médica (¿? nunca se presenta…)me dice que está todo bien, pero que no puede estar aquí porque el bebé seenfría. Y yo insisto, pero hacéis método canguro no? Y ella:Pero es que son dos!Yo en mis trece: sí, uno puede cogerla madre y otro yo… Tehe dicho que no. No insistas. No se puede.Esta vez ya de malas maneras.Nosquedamos sin bebés unos 20 minutos. Luego traen a Aitana y nos dicen que alotro se lo quedan porque nació con distress. Yo: No, era la niña de la quedijeron eso. “pues habrán cambiado”, me contesta la enfermera. Le han quitadotoda la capa de grasita con la que nació y está brillando de lo limpia queestá. No puedo imaginar cómo tuvieron que frotar para dejarla tan limpia… esome entristece. La separación innecesaria en un Hospital IHAN y NIDCAPLlevana REA a Dakota. Estuvimos hablando y admirando aAitana unas dos horas. Durante ese tiempo fui varias veces a neonatos a ver quépasaba que no traían a Martín. Primero me dijeron que había cambio de turno yque serían las enfermeras del siguiente turno las que devolverían al bebé encuanto entrasen. Pregunté insistentemente si el niño estaba bien y siempre mecontestaron que sí. Me dieron la orden de cambiarme de ropa (hasta ese momentoseguía con el pijama del quirófano) y de que rellenara unos papeles súper importantes de afiliación. Que lohiciera de forma inmediata. Como en teoría era súper importante, fui… y tardé. Faltaban datos que no habíanpuesto, la firma de los médicos que atendieron, etc., etc. Cuando volví loprimero que pasó fue que el médico de turno en REA me preguntó que por qué mehabía ido. Que no podía dejar a Dakota sola y que no era en lo absoluto urgenteni que me cambiase de ropa y mucho menos que rellene ningún papel. Me di cuentade que en neonatos querían simplemente mantenerme ocupada. A la tercera vez, ya en elsiguiente turno de enfermeras me dijeron: ¿Porqué no traes al otro bebé para hacerle la revisión por el pediatra? Mientras,te vas a comer y en 15 minutos cuando vuelvas, ya recoges a los dos…. Muyobediente, llevé a Aitana a neonatos, y le dije a Dakota cual era la situación.Mentí: Le dije que me dijeron 20/25 minutos para darnos un poco de tiempo. Ella se quedó sola mientras tanto y las dos nos despedimos con laesperanza de que al volver, tendría a sus dos bebés con ella. Pero no fue así. Cuando volví,fui primero a neonatos donde no quisieron darme a los bebés. Volví junto aDakota y le dije que tardarían un poquito más, un poquito más… Y así durantetantos poquitos que empezó a estar intranquila y pensaba que había pasado algo.Pero en realidad no pasaba nada.Los niños estaban perfectamente. No los devolvían porque no había un pediatrapor allí… y cuando lo hubo y volví por enésima vez a neonatos a llevarme a losniños, prácticamente me echaron. Eran las ya 5 de la tarde y los bebés habíannacido antes de las 12:30. Le pregunté ala pediatra qué pasaba, que porqué si los niños estaban bien, no se los dabanya a su mamá. Cuestiones burocráticas… Me dijo que estaba ella sola, que no daba abasto y que era lo que había.- ¿Sabes? –ledije- Esta mujer ha elegido este hospital porque tenéis un protocolo de noseparación, de hacer piel con piel y método canguro. Sus bebés han nacido hacecinco horas y siguen aquí. - Pues sidiscutimos menos, tardamos menos. Encuentro Durante el tiempo que estuvieron en neonatos no dejaron pasar alhermanito de 5 años, que esperaba ansioso poder ver a los bebés. Como yo teníaque pasar por el mismo sitio en el que el hermano mayor esperaba me detuve 5segundos para que pueda darles un besito. Nueva reprimenda de la enfermeraacompañante. Era sólo un beso… Finalmente los bebés fueron reunidos con su mamá y fueroninstalados en la habitación. En ella esperaba la familia: feliz y emocionada. LaTía Puri me dijo algo que fue muy especial en lo que no había caído. “hoy recétambién por aquellos padres que han hecho este milagro posible”: Sin lugar adudas, fue un gran acto de generosidad. Llenaron de besos a Dakota y antes de irme pude ver aquel cuadro -tanesperado- en primera fila. Mi amiga, por fin, con sus tres soles. Iluminándolotodo.
En el largo camino a casa tuve tiempo para pensar en miles decosas; en aquello que no salió como esperábamos, en aquello que dije y en lo quepude haber dicho y hecho por ella. Me quedó la sensación agridulce de habersido “engañada” por simples destellos dorados: Esos galardones que ostenta ya este hospital y que me parecierongato por liebre. Pero tuve tiempo para más. Sobre todo, tiempo para pensar en lovaliente y perseverante que ha sido mi amiga. Tiempo para dar gracias a la vidapor ser testigo de este milagro y a Dakota por haberme ofrecido el privilegiode acompañarla... para ver una y otra vez las fotos de esos pequeños luceros…. Mis ojos se nublan de nuevo. ¡¡LO HA LOGRADO!!
Contado por ella: http://mspe.blogspot.com/2011/12/desde-la-colestasis-casa-pasando-por-la.html* Colestasis: es cuando la excreción de la bilis (del hígado) se interrumpe. Puede ser grave cuando los índices de bilirrubina son tan altos que la madre se tiñe de amarillo, siendo visible a simple vista. Normalmente, en otros países no es una indicación de cesárea, salvo en casos extremos. En los demás casos el tratamiento suele reducirse a aliviar el picor, síntoma característico. ** Distress: Dificultad respiratoria que suelen tener los bebés cuando son inmaduros o son extraídos antes de tiempo del útero materno. En todo recién nacido con dificultad respiratoria se indica una radiografía de tórax y gasometría arterial.