Revista Cultura y Ocio
Me cansa el asunto Nacho Duato. El último episodio, su decisión de no firmar la prórroga de su contrato por un año que le había ofrecido el Ministerio de Cultura, lo que significa que el 31 de julio de este año será su último día al frente de la Compañía Nacional de Danza. Nacho habrá cumplido veinte años en esta formación y cerrará su etapa llevándola al Bolshoi de Moscú, el mayor hito de la historia de la compañía. Artísticamente, por tanto, Duato saldrá por la puerta grande. No puede decirse lo mismo, sin embargo, según mis informaciones, de su comportamiento. Me consta que en Cultura respiran aliviados porque Duato se había convertido en una china en el zapato. En el Ministerio son conscientes de la necesidad de variar el rumbo de la CND, que desde hace años es prácticamente una -magnífica- compañía de autor; algo inadmisible cuando se trata de una compañía pública; su intención es abrir el abanico de estilos e introducir coreografías neoclásicas para, en un futuro, poder afrontar el repertorio clásico con suficientes garantías de calidad. A ese carro no quiere subirse Duato, que defiende legítimamente su trabajo. Ya he hablado de sus bondades; su talento como coreógrafo es innegable, y a lo largo de estos veinte años ha creado piezas de extraordinaria calidad. Ha hecho de la CND, gracias a su carisma, su proyección y, claro, la calidad de la compañía, un conjunto muy valorado internacionalmente, y a sus giras me remito (actualmente se encuentra en Estados Unidos). Pero en ningún momento ha entendido -según mi opinión- su condición de director de una compañía pública. Ha tensado además la cuerda con todos los responsables del Inaem y del Ministerio, y hasta ahora le habia dado resultado, porque a más de un director general del Inaem le hubiera gustado prescindir de él y no lo ha hecho. Pero en Cultura, ahora, tienen claro lo que quieren -y aún más claro lo que no quieren- con respecto a la danza, y Duato no encaja -no quiere encajar- en ese nuevo modelo. Algunos piensan que su renuncia a esa prórroga es un nuevo intento de revertir la situación, pero o mucho cambian las cosas (que todo es posible en este país) o Nacho Duato tiene ya fecha de caducidad definitiva al frente de la CND.