NACHO VEGAS. FOTO: PABLO ZAMORA
Tras una noche de estreno en Murcia el pasado viernes coincidiendo con la publicación de su nuevo álbum, Nacho Vegas (Gijón, 1974) tiene por delante una semana importante presentando las canciones de Violética (Marxophone, 2018) en Barcelona (Razzmatazz, 20 de junio), Valencia (Palau de la Música, 21 de junio) y Madrid (La Riviera, 22 de junio).
"Mi intención es demostrar que la línea entre el folclore y la música popular moderna a veces es muy difusa, que canciones que hunden sus raíces en el folclore se pueden reinterpretar en clave moderna", explica a Mercadeo Pop el músico, quien para este álbum mezcla canciones propias con otras tradicionales e incluso se atreve con Violeta Parra.
Sobre esta última, explica que en la grabación original hay una percusión típica de las canciones populares chilenas que él transformó en "algo más cercano" incluso a los Bad Seeds -la banda de Nick Cave-. "Me apetecía combinar esos dos mundos e incluso darle una vuelta", sentencia.
El álbum se abre con El corazón helado, un poema musicado "escrito por un maqui, por un fugado de los años cuarenta". Y entre sus 18 cortes está también Aída, un tema tradicional cantado en el pasado incluso por Víctor Manuel que cuenta la historia de Aída Lafuente, militante comunista asturiana. "La amplié, al adapté al estilo del Coru Antifascista Al Altu La Lleva y la siento mucho", destaca.
Todas estas miradas hacia el exterior, además de las colaboraciones de mujeres como Christina Rosenvinge, María Rodés y Cristina Martínez de El Columpio Asesino, hacen de Violética un trabajo ciertamente heterogéneo en el que tampoco falta el rock fornido de sus músicos habituales -componentes algunos de León Benavente-.
A este respecto, explica: "Cuatro años desde el anterior álbum hacen que las canciones sean más heterogéneas que cuando pertenecen a un período más acotado. En este caso quería hablar de lo individual pero de lo colectivo, de lo individual pero de lo social, de lo tradicional y lo moderno en lo musical. Conjugarlo todo y hacer ver que todo eso tiene cabida en un mismo disco".
Y es que, según explica, los discos para él son un "medio para organizar el caos que siempre resulta del repertorio que tienes entre manos". Por eso, admite que durante el proceso tuvo "muchas dudas" e hizo una "criba al llegar a las 22 canciones grabadas".
IDEOLOGÍA EN TODAS PARTES
Una de las canciones destacadas es Ideología, en la que denuncia la presencia de ideología en todas partes y a todas horas. "Vivimos en un mundo en el que la ideología dominante y hegemónica es la que tiene que ver con el adoctrinamiento, con algo que nos inculcan en un mundo especialmente individualista y consumista", plantea.
En esta línea, prosigue afirmando que la ideología que es "necesaria e importante" es la que se "forma a partir de la conciencia": "Cuando se adquiere conciencia, conciencia de clase, feminista o ecologista y, a partir de ahí, se crea una ideología y se emprenden luchas colectivas que pueden resultar transformadoras".
Y aún prosigue: "Parece que nos obligan a definirnos por aquello que consumimos y a ser felices todo el tiempo. Al final todo eso crea muchísima insatisfacción. Algo que antes no existía. Cuando yo era niño no recuerdo en mi ciudad imágenes en todos los rincones apelando a consumir".
Para zanjar esta cuestión, asegura también que desde todas partes se lanzan "mensajes cargados de ideología aunque aparentemente parezcan blancos" y luego remata: "Una cosa que está haciendo muy inteligentemente el sistema es tratar de despolitizar cualquier gesto cultural pero a la vez cargarlo de ideología".
EL MIEDO COMO EMOCIÓN TRANSVERSAL
Le da incluso Nacho Vegas a la cumbia en Todos contra el cielo, un tema en el que afirma que 'el miedo es nuestra emoción más transversal' porque 'lo han dictado desde el Ministerio'. Una denuncia que le lleva a afirmar que "el miedo es el arma más poderosa que tienen sobre todo los Estados cuando ven que se les cuestiona".
"Usan la estrategia del miedo y lo estamos viendo en Cataluña, con políticos, activistas y músicos que se atreven. El Estado utiliza el terror e infundir miedo para disuadir a la gente. Pero están consiguiendo lo contrario, que la gente esté más unida que nunca. Siempre fue el miedo un arma poderosa", argumenta.
Se adentra aún más Nacho -quien llegó a ir en una lista en las últimas primarias de Podemos- en su temática política en Desborde, canción que habla de una inundación en Madrid que se identifica fácilmente con las Mareas y que muestra cierto desencanto: "Se ha dado un pasito pero... Se nos prometía un horizonte de cambio que no ha sido tal".
"Madrid sigue teniendo un problema de vivienda y urbanístico, hay muchas cosas que a Carmena se le pueden reprochar y ella no admite que se le reprochen. Eso me parece mal porque Ahora Madrid nació de una manera muy bonita y Carmena está prescindiendo de toda la gente que la aupó. Cosas que se han conseguido se pueden terminar perdiendo porque la gente llega a las instituciones y... al parecer el poder corrompe siempre. Es algo terrible", reflexiona sobre Desborde.
Eso sí, adamite que "hay procesos municipalistas que son interesantes en Madrid y Asturias que tienen que ver con crear poder popular, no hacer política en los despachos sino en la calle y con los movimientos vecinales". A su juicio, esas son "políticas que pueden resultar transformadoras y un buen primer paso". "A nivel estatal estoy bastante desencantado pero a nivel municipal sí que se pueden conseguir cambios", apunta.
Por otro lado, Crímenes cantados aborda la muerte de la inmigrante congoleña Samba Martine en el CIE de Aluche (Madrid) en 2015 y recuerda a Mohamed Bouderbala, joven argelino que fue encontrado ahorcado en una celda de la cárcel de Archidona en 2017. Y remarca al respecto: "Han conseguido que los CIES sean como agujeros negros del Estado en los que no está pasando nada. No sale información de ahí, solo testimonios y sucesos trágicos de muerte, maltrato y vulneración de derechos fundamentales".
"NO SOY TERRORISTA PERO SÉ ALGO DEL TERROR"
Otra de las frases más impactantes es 'no soy terrorista pero sé algo del terror', que aparece en Tengo algo que decirle, canción dirigida a los políticos en el poder: "Muchas veces se utiliza demasiado el término terrorismo. Se usa para crear un imaginario que tiene que ver con muertes y bombas, pero en realidad el terrorismo lo tenemos mucho más cerca".
"Lo que ha pasado con la deriva más autoritaria del Estado se puede llamar terrorismo de Estado. Terror es que a una familia la echen de su casa o la dejen con una deuda de 90.000 euros que no van a ser capaces de pagar. Terror es que existan sitios como los CIES y se normalice el racismo institucional. Pero saber vivir con miedo es una manera de reconocerlo, combatirlo e intentar que cambie de bando", indica.
Duda el músico al hablar del efecto que espera que tengan estas canciones en el público y reflexiona: "La música puede despertar algunas conciencias, pero tampoco creo que tenga un poder especialmente transformador. La música, eso sí, es importante para nuestras vidas y puede acompañar a procesos vitales importantes en los que te formas de muchas maneras".
Admite en cualquier caso que no cree en la "mirada derrotista pura y dura". "Aunque las canciones hablen de cosas dolorosas y duras, precisamente es para enfrentarlas y poder combatirlas", sentencia, antes de comentar una última frase de puro desencanto sobre los pasajeros del Metro, esa que dice: 'Hoy miré en el metro las caras de la gente y todas me decían que esta vez no iba a ser diferente'.
"En Gijón no hay Metro pero cuando vengo a Madrid es algo bastante gris. Parece que nadie ahí es feliz, que nadie puede sonreír. Está prohibido sonreír en el Metro y ves a la gente como más pálida", concluye, riendo quizás como forma de combatir sus propias palabras.