La entrada sobre la producción de hace unos días tiene algún corolario de interés para la situación actual. Recordemos que la tesis era que considerar la producción como mera transformación de inputs en outputs es una visión muy limitada del asunto. Sin el conocimiento de toda la actividad que hay a su alrededor y sin dotar a los distintos actores de los incentivos necesarios la productividad caerá.Ponía los ejemplos de las revoluciones o de las apropiaciones, pero podemos extenderlo a las nacionalizaciones. Tomemos la banca actual (o parte de ella). Tiene problemas de acceso a mercados de préstamo internacionales, de apalancamiento de activos (propiedades valoradas muy por encima de su valor de mercado) y de provisión de crédito. Una acción estatal tal vez podría resolver estos problemas. Saca las propiedades de los balances, inyecta liquidez, se pone a dar crédito y avala los préstamos. Problema resuelto. Lo mismo que en los ejemplos de la entrada anterior, tal vez sí se resuelvan esos problemas de corto plazo, pero enseguida aparecerán los problemas de gestión bancaria. ¿Cómo se decide qué créditos otorgar? ¿Quién decide la política de crecimiento o expansión del banco? ¿Cómo se usan los recursos para las distintas actividades? Las experiencias de bancas nacionalizadas en los últimos tiempos tienen en común que acaban en nuevas privatizaciones. Uno puede ser malpensado y creer que la razón es que los gobiernos son malvados y están regalando recursos del estado a los amiguetes (que también) o puede mirar los números y ver la carga que suponían para el Estado y la sociedad estas empresas nacionalizadas y si son o no más eficientes en manos privadas.
Las empresas nacionalizadas que mejor han funcionado (estoy pensando en las empresas de automóviles francesas en su día, por ejemplo) siempre han tenido al lado competencia privada y gestión profesional alejada de los políticos.
Con esto no quiero decir que las empresas públicas siempre sean malas ni mucho menos, sino que, sin examinar el contexto de cada una es imposible hacer una valoración adecuada. Que el Estado nacionalice, sanee y venda no es, en principio, ninguna contradicción ni ninguna tomadura de pelo a la ciudadanía. Todo depende de lo bien que pueda sanear el Estado respecto a lo que puede hacer la empresa privada, el coste de nacionalizar y el precio de venta.
Tampoco quiero decir que las acciones de un gobierno en particular (por ejemplo, el español ahora) estén justificadas, con sus ayudas a la banca (ya en su día las criticaba). El coste de las ayudas para intentar sanear todas las cajas insolventes ha sido y está siendo muy alto. Mejor si hubieran quebrado en su día.
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Hace tres años en el blog: El perfil impreciso.
Y también: Al monte se va con botas. We all live in yellow submarine.
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