Revista Cultura y Ocio
De pequeñito siempre un niño gordo y feo tiene todas las de perder y él perdía siempre. Las burlas de los demas le transformaron en una persona marginal que no salia de caso y se limitaba a estudiar y escuchar música, soñando con que el día de mañana fuera mejor y poder reirse de todos los que se reían. Si ellos se reían imaginate ella… su gran amor platónico que siempre andaba de mano en mano de labios en labios sin que el pudiera ni siquiera decirle algo bonito.
Los años pasaron y el gusano se convirtió en mariposa, su corazón seguía siendo enorme, su cuerpo había cambiado y fisicamente era mucho mas agraciado, el tiempo estudiando funcionó y su propio negocio le permitía vivir muy bien económicamente y sin agobios, las mujeres empezaron a aparecer y ella tambien volvió a aparecer…
Sin darse cuanta, aunque ella estaba casi olvidada se volvió a meter en su cabeza, después en su vida y después en su cama, que vida tan genial: buena gente, guapo, listo, con dinero y con la golfa de sus sueños entre sus piernas. Pero la felicidad es algo efímero y debemos aprovecharla al máximo. Él disfrutó recuperando todo el tiempo perdido aunque aquellos geniales 15 años nunca volverían.
Un día cuando llegó a su casa que con tanto sudor había conseguido llegó la hora de despertar del genial sueño, ropa por la casa y no solo de mujer y al abrir la habitación allí estaba en su cama con otro, ese fue el final... Ahora nada es lo que tiene, nada lo que quiere, nada lo que siente...
Los años pasaron y el gusano se convirtió en mariposa, su corazón seguía siendo enorme, su cuerpo había cambiado y fisicamente era mucho mas agraciado, el tiempo estudiando funcionó y su propio negocio le permitía vivir muy bien económicamente y sin agobios, las mujeres empezaron a aparecer y ella tambien volvió a aparecer…
Sin darse cuanta, aunque ella estaba casi olvidada se volvió a meter en su cabeza, después en su vida y después en su cama, que vida tan genial: buena gente, guapo, listo, con dinero y con la golfa de sus sueños entre sus piernas. Pero la felicidad es algo efímero y debemos aprovecharla al máximo. Él disfrutó recuperando todo el tiempo perdido aunque aquellos geniales 15 años nunca volverían.
Un día cuando llegó a su casa que con tanto sudor había conseguido llegó la hora de despertar del genial sueño, ropa por la casa y no solo de mujer y al abrir la habitación allí estaba en su cama con otro, ese fue el final... Ahora nada es lo que tiene, nada lo que quiere, nada lo que siente...