Revista Coaching

Nada crece en la zona de confort…

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Nada crece en la zona de confort…

A mí, como probablemente a ti, que llevamos años ya de profesión te han pasado mil y una experiencias que han hecho temblar nuestra zona de confort.Unas veces por que las empresas dónde trabajamos cambiaron sus líneas de negocio y nos sentimos descatalogados para los nuevos retos que se presentaban.Otras, por el mal resultado económico que hacía que nuestro nombre apareciera en esas temidas listas de "prescindibles", o por la entrada de ese nuevo jefe que puso en cuestión (porque le dio la gana, o porque vio en tu persona un peligro para él/ella; o, sencillamente porque no se sintió cómodo contigo en el equipo).

Entre otras muchas causas que están ahí al acecho y que pueden aparecer en cualquier momento.Más preocupante aún, en mi opinión, cuando los motivos nacen desde ti mismo, cuando notas que tu trabajo no se entiende como a ti te gustaría o no se valora lo suficiente o peor aún; te sientes hastiado porque lo que haces ya no te llena y aporta.Y ya no te digo nada cuando decides emprender y trabajar como profesional por tu cuenta y riesgo... Ahí es cuando la expresión "zona de confort" desaparece ya de por vida de tu diccionario.Todo lo anteriormente mencionado nos hace perder esa zona de comodidad y hoy quiero compartir contigo lo que aprendí en esos momentos de incertidumbre. Salpicados por la angustia y el miedo a los que hoy por hoy les estoy más que agradecida:
Todo esto fue lo que aprendí por el camino:

Que por buen profesional que tú te sientas no significa que los demás lo vean o lo valoren como tú necesitas o te gustaría.

Que si te conformas con lo que sabes hoy y no te preocupas por lo que deberías saber mañana para desarrollar el mismo puesto de trabajo estás en peligro. La vida cambia y nuestra profesión no es algo estático, y eso, se nos olvida a menudo.

Que llevar muchos años dentro de una organización no implica que las cosas no puedan cambiar de un día para otro y que por llevar más tiempo y, según tu percepción, "haberlo dado todo" signifique que eres intocable. Independientemente del puesto que ocupes y de cómo de imprescindible te sientas o te hayan hecho sentir.

Que todo puede cambiar en un minuto. Que lo que hasta hoy era seguro puede dejar de serlo y que según a qué edad te pase, va a significar el fin de una carrera profesional ascendente dentro de esa organización. Que difícilmente (si no estás preparado) puedas recuperar ese status del que vienes disfrutando, ni en tu empresa ni en otra.

Que muchas veces la culpa es nuestra... Que nos dejamos atrapar por la rutina, que nos conformamos con lo que recibimos aunque no sea lo que nos merecemos y que, por comodidad, lo soportamos sin mirar más allá, poniendo miles de excusas para limpiar nuestra conciencia.

Que la rutina y la comodidad acaban por convertirnos en enfermos crónicos incapaces de ver más allá el mundo de oportunidades a las que podemos optar

Que existen nuevos términos como: Cambio, incertidumbre, riesgo, inseguridad, inestabilidad... Ya nada es lo que parece, ni tal y como lo recordábamos... Esos términos están ahí y no van a desaparecer. Han llegado y se quedan. Cuanto antes lo integremos y aceptemos tomando desde ya una actitud de total aceptación y apertura al cambio, mejor que mejor.

la motivación para pasar a la acción delante de estas situaciones debe nacer en ti mismo y que no esperes que el resto de las personas que tienes a tu alrededor sepan gestionar y corresponder a tus propias emociones o necesidades, no aguardes oír de otras bocas lo que necesites oír, no esperes a tener licencia de nadie para hacer. Depositar tus ilusiones en los demás es un error.

Que tenemos un presente que hay que alimentar y construir cada día y para ello sólo hay un camino: trabajar mucho y echarle todas las horas que merezca y sean necesarias.

Que del pasado, solo nos queda aprender y recordar lo bueno sin dejar que se convierta en una espiral de emociones que nos impida ver la realidad que tenemos ante nuestros ojos y que, solo en nuestros proyectos y sueños está el futuro que pretendemos. Así que no toca otra que luchar con uñas y dientes.

Que en el momento en el que emprendes, muchas de las cosas que te pasaban dentro de una empresa te parecen hasta anecdóticas, ahora ya no hay excusas ni nadie a quien achacar la culpa de tus desdichas... Ahora eres tú, y solo tú, el artífice de hacer tu propia nómina día a día a través de tu profesionalidad, la excelencia y diferenciación de tus servicios.

Y, lo más importante: que pese a todo, sigo dando la bienvenida a la incertidumbre por mantener despiertos en todo momento cada uno de mis sentidos. Que lo que tengo hoy (aunque sea difícil) no lo cambio por nada. Siento como la vida sube por mis pies y llega hasta mi alma.

Fuente http://www.evacolladoduran.com/2015/01/nada-crece-en-la-zona-de-confort/

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