"¿Qué significado tenía la primavera si pronto llegaría el otoño y todo lo que brotaba se marchitaría? ¿Cómo podíamos sentirnos dichosos ante el renacer de las hayas y el regreso de los estorninos, o ante la creciente altura del sol en el cielo, por cada día que pasaba?
Pronto daría todo la vuelta y seguiría el rumbo opuesto hasta la oscuridad de los días y el frío, sin una flor ni hojas en los árboles. La primavera sólo nos recordaba que pronto desapareceríamos nosotros también".
A veces los libros llegan a nosotros por diversas casualidades o situaciones, como por arte de magia. Os cuento que conocí “Nada” gracias a la reseña de la novela “El deshielo” de Lize Spit en el blog de Juan Carlos . Él decía que le había recordado mucho a “Nada”, que no había podido evitar que le viniera a la cabeza y no me extraña, la verdad es que yo también he encontrado bastante similitud y os adelanto que ambas me parecen lecturas muy interesantes dentro de lo que se viene llamando “novelas de iniciación”, de adolescencia, o "bildungsroman", término que he conocido también a través de Juan Carlos y que es un género literario que retrata la transición de la niñez a la vida adulta.
Janne Teller (Copenhague, 1964) es una novelista danesa de origen austro-alemán que escribió y publicó “Nada” en el año 2000. Desde entonces, la novela ha estado y sigue estando rodeada de permanente polémica, os lo cuento más abajo.
La trama sin spoiler
Nada importa. Hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo.
Así comienza “Nada”, con esas palabras expresadas en voz alta por Pierre Anthon en la clase de 7° A de la escuela de Tæring, un barrio de una ciudad mediana de provincias, ante el profesor y sus compañeros. Después, Pierre Anthon sale de allí y deja la escuela para encaramarse a un ciruelo, permanecer sentado en él y desde allí lanzar ciruelas a todo el que pasa por delante del jardín de su casa vociferándoles mensajes desafiantes, sus razones por las que, según él, nada tiene sentido en la vida, burlándose de ellos, haciéndoles ver que la vida es absurda.
Pierre Anthon se rio y chilló tan fuerte que se le pudo oír desde la escuela. —Si valiera la pena enfadarse por algo, también existiría algo por lo que alegrarse. Si mereciera la pena alegrarse por algo, existiría algo que importara. ¡Y no es así! Todavía levantó la voz un tono más y aulló: —Dentro de pocos años, todos muertos y olvidados; os convertiréis en nada, así que también vosotros deberíais ya empezar a practicar.
Hasta ese momento ninguno de sus amigos había creído que Pierre Anthon fuese el más inteligente de todos, pero ahora, aunque nadie se atreve a reconocerlo pensaban que sí, que lo era y que no, que nadie quería vivir en el mundo que Pierre Anthon les presentaba, les gritaba. Ellos querían ser algo, querían ser alguien.
No puedo explicar qué, pero fue como si Pierre Anthon nos hubiera revelado la existencia de algo. Como si la nada que él vociferaba desde el ciruelo se hubiera apoderado de nosotros por el camino y se materializara ahora.
Y entonces tuvieron claro que debían conseguir que Pierre Anthon bajara del ciruelo, intentar convencerle por todos los medios de abandonar sus ideas nihilistas, hacerle cambiar de opinión. Pero ¿cómo?
Me puse a pensar en el inicio de todo y en cómo Pierre Anthon nos vociferaba sin parar subido al ciruelo, mañanas y tardes cuando pasábamos por delante del número 25 de la calle Tæring. No sólo nosotros íbamos a acabar mal de la cabeza, tenía pinta de que él mismo enloquecería si no conseguíamos pronto que bajara del árbol.
Se les ocurre una idea, reunir entre los veinte alumnos de la clase y a espaldas de los adultos, lo que ellos llamarán un “montón de significado”. Cada uno deberá entregar un bien o cualquier cosa importante a petición de otro y sin opción a negarse, desprenderse de aquello que les sea solicitado por muy preciado que les resulte. Con todo, construirán un montículo que le demostrará a Pierre Anthon que la vida sí merece la pena ser vivida, que hay muchas cosas que le dan sentido. La forma de hacerlo es la siguiente, el que aporta el objeto que le ha pedido uno de ellos, es el que decide que objeto tendrá que entregar el siguiente. Y así uno a uno hasta terminar la ronda completa, la ronda de los veinte.
De pronto todos supieron que el "montón de significado" era "una obra de arte y que solo ignorantes no iniciados podían sostener lo contrario, incluso el crítico de arte de la prensa de la costa oeste se retractó y dijo que, después de mirar ese montón con más detenimiento, vio que era, con todo, casi genial y quizá un exponente de una interpretación nueva y original del sentido de la vida".
Al principio se empieza por cosas sencillas, unas sandalias verdes recién estrenadas, una bicicleta amarilla recién adquirida, un canario, un hámster. . ., pero poco a poco, se van calentando y la cosa se complica y se les terminará yendo de las manos.
✔ La historia transcurre en verano, y es narrada en primera persona por Agnes, una de las niñas de la clase, con un lenguaje sencillo y con muchos diálogos que agilizan la trama. Desde su punto de vista percibiremos todo, sabremos cómo piensa todo el grupo y conoceremos los miedos de cada uno. Hay variados personajes, todos de trece-catorce años, en cierta forma protagonistas, cada uno con su papel en la historia, además de Pierre Anthón, el adolescente rebelde que todo se lo cuestiona. Todos intervienen con una acción o aportando un objeto de valor con un significado especial y diferente para ellos.
El único adulto que aparece es el profesor y tutor Eskildsen, que no se cosca de nada de lo que está ocurriendo entre sus alumnos. Luego están: Elise, la pequeña Ingrid, el piadoso Kai, Rikke-Ursula, la chica de las seis trenzas azules, Jan-Johan, La guapa Rosa, la despiadada Sofie, Hans, Ole, son quizás los que tienen mayor pesa en la trama.
✔ Pierre justifica sus aseveraciones con abundantes argumentos, con sus verdades drásticas y de tono existencialista, del tipo:
—Todo da igual —dijo un día—. Porque todo empieza sólo para acabar. En el mismo instante en que nacéis empezáis ya a morir. Y así ocurre con todo. Todo es un gran teatro que consiste sólo en fingir y en ser el mejor en ello. —¿Por qué finge todo el mundo que todo lo que no es importante lo es y mucho, y al mismo tiempo todos se afanan terriblemente en fingir que lo realmente importante no lo es en absoluto?--Se va a la escuela para después tener trabajo, y se trabaja para tener tiempo para no hacer nada. ¿Por qué entonces no hacer nada desde el principio? —Los chimpancés tienen el cerebro y el ADN casi igual al nuestro —había gritado ayer meciéndose en las ramas—. No tiene nada de especial eso de ser una persona. —Hay seis mil millones de personas en la Tierra. Son demasiadas, pero en el año 2025 seremos ocho mil millones y medio. ¡Lo mejor que podemos hacer para el futuro del mundo es morirnos!
✔ La polémica suscitada en torno a la novela tiene tela: al principio las editoriales rechazaron el libro por ser demasiado raro, después fue retirado de muchas librerías por ser considerado lectura perjudicial para los adolescentes, siendo censurada en varios países como la supuestamente tan liberal Dinamarca, Francia y Bélgica y el oeste de Noruega. Un año después de su publicación, el Ministerio de Cultura danés le concedió el Premio como la mejor novela juvenil, hecho que tampoco estuvo exento de un intenso debate sobre las posibles consecuencias en los jóvenes lectores y poco después, “Nada” entró en los colegios e institutos como lectura recomendada, a pesar de la oposición de algunos padres. Tras diez años de controversia en los países europeos, en 2011, Seix Barral lo publicó en España.
✔ Parece ser que los críticos han visto en "Nada" un cierto paralelismo con el clásico de William Golding, "El señor de las Moscas". Janne Teller dice sentirse orgullosa con esa comparación, pero asegura que, “aunque ambas obras tratan sobre las dinámicas de grupo entre niños y adolescentes, hay una diferencia fundamental. Son, de hecho, libros opuestos. Mientras los niños de Golding están perdidos porque van más allá de las normas aceptadas por la sociedad, los adolescentes en mi novela van en búsqueda de valores mejores de los ofrecidos por la sociedad, algo positivo"
✔ “Nada” es en esencia una obra que propicia reflexiones interesantes, tanto a adultos como a jóvenes, por las dudas existenciales que plantea. Aunque al final te deja con las incógnitas de siempre sobre la adolescencia, sobre los adolescentes y esa edad maldita en la que estoy convencida de que cualquier cosa puede ocurrir, cualquier cosa se les puede ocurrir porque no son capaces de medir las consecuencias ¿Son realmente o pueden ser los adolescentes tan faltos de empatía e incapaces de valorar las consecuencias de cometer acciones tan graves? ¿Puede haber tanta maldad a esas edades? ¿Sería posible que algo así pudiera suceder en la vida real?
¿Qué opináis vosotros?
✔ Al final de la novela, la autora escribe una Nota que no hay que dejar de leer, muy interesante. Nos cuenta que, para ella “Nada” ha sido siempre y en primer lugar un cuento. Un cuento que hubiese querido leer con catorce años, un cuento que extrañamente todavía me sentía con la necesidad de leer cuando lo escribí con treinta y cinco, y la verdad es que todavía me gusta leerlo ahora con cuarenta y seis” Y que siempre le ha costado mucho entender el porqué de tanta oposición porque “Las preguntas del libro son las preguntas que siempre se ha hecho la humanidad. Los que no querían mi libro dijeron que podía deprimir a los adolescentes y que podía incluso empujarlos al suicidio”. Y aunque reconoce que “Sí, el tono de Nada es oscuro. Sí, tiene sus momentos duros, aunque el estilo de la narración no es cruda, ni dura. Sí, cuestiona mucho de lo que normalmente damos por sentado”, para ella “siempre ha sido un cuento de esperanza y luz. Una luz que quizás nunca pueda alcanzar a los niños del libro, que cometen actos tan horribles, pero una luz que está ahí para el resto de nosotros”
Resumiendo: "Nada" es una lectura muy interesante, que se lee rápido porque es un libro muy cortito y porque que te absorbe desde el comienzo. Un libro que ha pasado por varias etapas desde su creación, y una crítica que ha evolucionado desde haber sido censurado y prohibido, hasta premiado y al final recomendado en planes de estudios de media Europa. Una historia que comienza siendo una especie de inocente juego infantil, que poco a poco va virando hacia algo truculento, macabro, pero también una aterradora lección de vida. .
Pierre Anthon dejó la escuela el día que descubrió que no merecía la pena hacer nada puesto que nada tenía sentido. Los demás nos quedamos. Y a pesar de que el profesor se apresuró a borrar toda huella de él, tanto en la clase como en nuestras mentes, algo suyo permaneció en nosotros. Quizá por eso pasó lo que pasó .¿Qué más os puedo decir? Que “Nada” me ha gustado mucho, que en “Nada” hay mucho para digerir, que os la recomiendo si no os asustan las historias duras sobre adolescentes. Me pregunto si no llevaré, si no llevaremos todos un Pierre Anthon en nuestro interior. Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente: