Cada país tiene sus características y lo que aplica para uno, no aplica para otro, pero el mundo está convulsionado y hay cosas que van más allá y cuentan para todos por igual. Las personas siguen siendo personas vivan donde vivan y si bien las circunstancias y el medio ambiente los afecta en cierta forma, todos, pero todos, por alguna razón padecen ansiedad.
Modelos
Ellis sostiene que si las personas dejaran de preocuparse por tener la admiración y ser amado por toda la gente que los rodea, serían menos ansiosas. Buen ejemplo de esto son las operaciones que muchos se hacen para sacarse años, o kilos, o parecerse más a prototipos de moda. Esas ganas desmesuradas de ser amado y aceptado por todo el mundo es una de las principales fuentes de ansiedad para muchos.
Los profesionales y la ansiedad
Es común ver profesionales que dejan su vida y su salud por el deseo de ser eternamente competentes en todo. Esa gente que entra en la vorágine de trepar en su trabajo, de olvidarse de familia y amigos y de plantear en todo momento la falta de no tener tiempo cuando en realidad el problema es no hacerse tiempo para las cosas que realmente importan es otra de las cuestiones que nos hacen ansiosos.
Culpas
La culpa de nuestros males siempre la tiene el otro. ¿Es esto así? Creer que los factores externos son la causa de nuestros males es muy común en todas las sociedades. Sin embargo, no hay que olvidarse que somos seres libres y estamos tomando decisiones todo el tiempo. Incluso cuando no nos decidimos por una cosa o por la otra estamos decidiendo. Somos artífices de nuestro propio destino y no podemos poner en el exterior lo que tenemos que resolver en nuestro interior porque eso nos causa mayor ansiedad que enfrentar el problema. Hacerse cargo y enfrentar situaciones elimina la ansiedad.
Las cuestiones y la gente
Una situación ideal para no padecer ansiedad sería, según Ellis, que nuestros amigos y familiares fueran como queremos que sean y además hagan los que queremos que hagan. Por supuesto que eso no existe. Cuando descubrimos que las cosas no salen como pensábamos y que aquella persona que idealizamos no es igual a lo que tenemos en mente nos invade un estado de angustia: enfrentarse con la nada, según los filósofos. Seguramente no es que no haya nada, solo que no hay lo que nosotros pensábamos que había.
Quizás le venga muy bien a muchos reflexionar sobre las teorías de Ellis para abandonar el consumo de tantas pastillas y todo tipo de medicamento. Es solo una cuestión de aprender a vivir.