Todos brindamos anoche por un nuevo año que, sin embargo, de nuevo no tiene nada, ya que en sí mismo es una convención temporal con la que imaginamos inaugurar ciclos que se repiten sin cesar, sin aportar novedad alguna. Ayer es idéntico a hoy e igual que mañana, salvo en el guarismo que nos permite individualizarlo en el calendario. El Sol sale por el mismo lugar y se ocultará por el oeste igual que siempre. Los días cuentan con las mismas horas con que dividimos los tiempos de luz y oscuridad que nos proporcionan, según la órbita del planeta, sin que jamás se produzca ninguna alteración en ello. Y nuestras vidas continúan dependiendo del azar y de nuestra voluntad como sucede desde que nacimos hasta que muramos, por muchos deseos de felicidad y fortuna que nos prodiguemos. Si por los brindis de ayer fuera, hoy habrían desaparecido las enfermedades y la pobreza de la faz de la Tierra; la violencia que ejercemos sobre los débiles y la de algunos asesinos sobre las mujeres; la explotación y los abusos a que sometemos a la Naturaleza, al medio ambiente y a los asalariados. No existirían desigualdades ni guerras, y la paz, el progreso y la concordia estarían presentes en todos los países del mundo, sin distinción de razas, pueblos, creencias y tradiciones. Esta mota de polvo que vaga por el espacio en torno a una estrella que tampoco sobresale por sus dimensiones y potencia, insignificante entre millones de millones de ellas, sería el reino de la felicidad cuando, en realidad, es una selva en la que estamos porfiando por todo y ambicionando permanentemente lo que otro tiene. 2018 no representa, por tanto, más novedad que la de una datación inútil con la que sugestionarnos con un imposible: cambiar para ser mejores, respetuosos y humildes. Y antes que ello sea posible, se detendría la tendencia hacia la entropía del Universo y el proceso de envejecimiento y desaparición de toda forma de vida. Como eso es imposible, cabe colegir que no hay nada nuevo, pues, en este recién estrenado 2018, aunque todos lo hayamos deseado.