Y nada menos que Soltarlo…
Hay muchas medidas de secretos: minúsculos, pequeños, medianos, grandes y de los de “hasta que la muerte me separe”. Todos nos quitan energía, nos mantienen prisioneros, nos provocan pesadillas, unos más y otros menos…pero todos, sin excepción, nos alejan de Nosotros.
Utilizamos a nuestro Corazón como un cajón de “asuntos por resolver” y ahí los guardamos, ahí los encerramos, ahí los llenamos de polvo…creyendo que “si no lo veo no lo siento”, como si nuestros latidos no nos lo recordaran a cada instante, como si por cerrar los ojos me volviera ciega a ellos, como si mi Corazón entendiera de razones…
Nada más lejos de la realidad.
Un “hecho” se convierte en secreto cuando el miedo, la culpa y/o la vergüenza se apoderan de él. Mientras lo lleves contigo, siempre caminarás envuelto en una capa de ellas, jamás te sentirás Libre, te desplumará poquito a poco, te dejará sin Alas sin que te des cuenta y nunca podrás echar a volar…
¿Cuál de ellas es la que utilizas para seguir arrastrándolo…?
Las que nos hemos tragado un Secreto de ésos que te ahogan día a día sabemos lo complicado que es sacarlo a la Luz. Ni siquiera te lo planteas por todas las consecuencias que CREES que vas a tener, por el qué dirán, porque al darle Voz también le das Existencia y lo que menos quieres es que tenga más vida de la que ya tiene, por el “qué pasará luego”, por los juicios, por las críticas, por tantas excusas que nos inventamos…
Nadie nos enseña a ocultar, nadie nos enseña a destapar…así que lo hacemos lo “peor” que sabemos hasta que aprendemos a hacerlo como “Dios manda”.
Nos acostamos cada noche con las sábanas repletas de cuentos por contar, sobre una almohada mojada en silencios sin romper y seguimos preguntándonos por qué no podemos dormir bien…
“Es que no sé que me pasa que tengo insomnio…”. Sí lo sabes, pero prefieres Ignorarlo.
Todos los “por qués” encierran un “para qué” que será el que nos de La Respuesta a nuestro interrogante. Todo síntoma físico, toda enfermedad expresa lo que tu voz está callando.
- No puedo dormir porque tengo algo que revelar.
- No puedo dormir para darme cuenta de que ese “algo” me está atormentando para darme cuenta de que debo liberarme de él para poder Sanar esa experiencia.
No hay nada que pese más que un Secreto. El sufrimiento que provoca el llevar esa mochila a cuestas no es imaginable, ni siquiera somos conscientes de lo que nos afecta emocionalmente. El dejarla ir sólo te supondrá un instante de dolor provocado por tu “resistencia a”, por tu apego a ella, porque llevas muchos años siendo su amiga, es tu gran conocida, corre por tus venas, forma parte de ti. Pero no es comparable con el alivio interno y Eterno que sentirás cuando te despidas de ella, cuando le abras la jaula en la que la aprisionaste y le digas:
- Gracias, gracias, gracias…por haberme acompañado durante todo este tiempo pero ya no te necesito, ya no me necesitas. Puedes Irte. Que la Paz y el Amor sean en Ti, que la Paz y el Amor sean en Mí. Así ha sido, Así Es, Así será. Amén.
Un Secreto deja de ser secreto cuando te Responsabilizas de él.
Y tú,
¿Cuándo fue la última vez que te Confesaste?
¿Cuándo fue la última vez que Soñaste?
SUELTA-LO
SUELTA-TE
Archivado en: SENTIRES