Sinopsis Editorial:
La tarde del 12 de agosto de 1979, los hermanos Nicolás y Hugo y la pequeña Blanca desaparecen en una localidad del Baixo Miño. La niña es encontrada a la mañana siguiente dentro de una cesta de mimbre en la orilla opuesta del río sin recordar nada de lo ocurrido. Pese a la intensa búsqueda, los cuerpos de los dos niños nunca aparecen.
Veinticinco años después el hallazgo de unos restos óseos en un yacimiento arqueológico apunta a que se trata de los dos hermanos desaparecidos. A partir de entonces, Blanca y el periodista Lois Lobo inician una compleja búsqueda para descubrir qué sucedió a través de los caminos engañosos de la memoria y de los tabúes de una sociedad hermética acostumbrada a que los trapos sucios se laven en casa.
Hoy os hablo de la última novela de Susana Fortes, y la tercera que leo de la autora. Al igual que las otras dos (El azar de Laura Ulloa y Septiembre puede esperar) me ha gustado mucho.
Creo que lo que más me gusta de Susana es su forma de escribir, su prosa, cómo envuelve de misterio sus historias. Siempre he leído sus libros con placer al ritmo suave de la narración, y eso mismo es lo que he encontrado en este libro. No sé si promocionarla como un thriller impactante con una trama llena de tensión y misterio es lo más adecuado, porque para mí todo eso implica un ritmo que esta novela no tiene y creo que más de un lector se va a llevar un chasco en ese sentido, pero si vas sin expectativas, y te dejas llevar por su prosa, es posible que esta historia te guste tanto como a mí.
La novela está narrada en primera persona por Blanca, que ha regresado a Galicia, porque un periodista se ha puesto en contacto con ella para decirle que acaban de aparecer los restos de sus dos amigos de la niñez (Hugo y Nico), desaparecidos hace veinticinco años. Nunca se supo qué había ocurrido con esos dos hermanos y ella era una niña cuando todo sucedió, pero quizás ahora sea el momento de dejar aflorar los recuerdos y encontrar las respuestas que durante tantos años han estado ocultas.
Susana Fortes Fotografía de www.pontevedraviva.com
Y eso es básicamente esta novela, un viaje al pasado, hasta la aldea donde vivía Blanca. Allí, será su voz en primera persona la que irá recordando su infancia y poco a poco, a medida que pasen los días, irán aflorando algunos recuerdos que llevaban mucho tiempo perdidos, y que en su momento no acababa de entender, pero que ahora van cobrando otro sentido. También nos llevará a conocer a los vecinos de esta aldea, gentes que “sabían”, pero “callaban” y donde cado uno intentaba guardar los trapos sucios dentro de su propia casa.
Temas como el narcotráfico, la amistad, los secretos familiares, van componiendo un pequeño puzzle que mantiene la intriga con un ritmo pausado , pero que nos irá acercando hasta el final de esta historia donde la memoria y la pérdida tienen tanto peso.