Revista Opinión

Nadie es indispensable (Experiencia laboral ente público)

Publicado el 28 mayo 2018 por Carlosgu82

Tal vez muchos de nosotros han escuchado esta frase en algún momento de nuestras vidas , y por muy desalentador que parezca y lo digo como experiencia personal he podido corroborar que es muy cierta, tal vez desde mi perspectiva sea así.

En el plano laboral es triste saber que nuestros esfuerzos son recompensados monetariamente pero los méritos obtenidos  y/o las metas alcanzadas y acumuladas al final poco son tomados en cuenta y así como lo dice el titulo de esta  publicación nadie es indispensable, todos somos sustituibles. 

Nadie es indispensable (Experiencia laboral ente público)

El trabajo llena una parte esencial de nuestras vidas y es parte de ella, es nuestro sustento independientemente de la actividad que desarrollemos o que tan beneficioso sea salarialmente hablando, y dependiendo de nuestro apego, esfuerzo y dedicación este llega a ser vital, en pocas palabras le llegamos a tener cariño.

Pero qué pasa cuando por determinada circunstancias eres despedido o incluso peor sustituido en tu trabajo, en la faceta en la que has puesto todo tu empeño y por la cual esperamos un reconocimiento. Resulta muy frustrante, y por mucho que cueste creer trae consigo una serie de consecuencia y una situación que debemos saber afrontar para no traiga consigo efectos aún peores. He conocido de trabajadores que han dado sus vidas en un empleo y que sin un motivo justificable aparente son despedidos los cuales han caído en profundas depresiones por ya no sentirse útiles.

A juicio personal  la carencia de valores que afecta a nuestra sociedad en la actualidad abarca también este plano donde la insensibilidad y las consecuencias de este acto poco importan a sus causantes, ni los efectos físicos, emocionales, sociales y económicos  que puedan traer al afectado ni a los suyos.

Nadie es indispensable (Experiencia laboral ente público)

Ahora bien para agravar esta condición de desempleo y llegando al origen de este escrito, mi experiencia personal es aún peor cuando nuestro empleador es el estado mas especifico el gobierno “revolucionario”; nunca he sido afecto a este régimen, por el contrario siempre lo he adversado pero por cuestiones  económica termine trabajando en una de sus instituciones por algo más de 10 años donde puse todo mi empeño y dedicación para luego finalmente y sin contemplación alguna ser despedido. Gran indignación e impotencia me causa el hecho de ser botado de mi empleo, pero aún más indignación me da el saber que lo hace un gobierno autoproclamado como SOCIALISTA.

Qué gobierno que se haga llamar socialista despide trabajadores injustificadamente a sabiendas de su condición económica y social, trabajadores con hijos, con una gran carga familiar, con enfermedades laborales y con el agravante de la insostenible situación económica de Venezuela. Esta circunstancia es tan solo un ejemplo de la insensibilidad de la sociedad que hemos sido capaces de generar, donde no se valora al ser por sus cualidades, su empeño y dedicación en su centro de trabajo más allá de cualquier tendencia política y se es desechado por defender sus derechos por exigir lo que por ley le corresponde. Es indignante pasar por tal situación sin la oportunidad de defenderse, sin que el o los causantes de esta tengan la mas minima idea de las consecuencia que esta pueda traer al afectado desde el punto de vista físico, emocional, económico y social, y el no permitirle con su esfuerzo y dedicación su plena estabilidad y desarrollo laboral y su aporte mediante el trabajo aportar su granito de arena para sentar las bases para el progreso de un país que en estos momentos es lo que más necesita.


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