Muy La Churro seré, pero al final del día igual soy mina. Como a todas, me vienen mis días depres, hormonales, lunáticos, donde ves todo fatal y te cuestionas mil y una cosas. Que no he cumplido mis metas laborales, por qué estoy soltera, que me siento sola, que estoy gorda y fea y un largo etcétera (que jamás es real y solamente ocurre en nuestra mente femenina). Esta vez me vino un profundo cuestionamiento por mis tantas “experiencias” y cuánto me afectan en encontrar un amor.
Imagen de www.gettyimages.com
Un cuestionamiento moral respecto al peso de mi vida libertina, de mis andanzas y mis miles de hombres, y sentí que por culpa de mi pasado ningún hombre me querría para su futuro. ¿Quién querría estar conmigo si sentirá que es uno más en la lista? ¿A qué hombre no le pesa la vida pasada de su mujer? ¿Cuánto afecta a un hombre que su mujer tenga mucha más experiencia que él? ¿Quién querría a una mujer que tenga a cuestas todas las andanzas de La Churro? ¿Alguna vez alguien me querría sin tener que esconder todas mis “Churradas”? Podemos cambiar nuestros defectos, nuestros comportamientos, pero nunca nuestro pasado, y justamente era éste el que estorbaba en este día que veía todo tan negro.
Sentía que sería forever solterona y ya casi decidía comprarme un gato para no morir sola, cuando como siempre, en el momento en que más lo necesito aparece mi mejor amigo (sí aquel de “El orgasmo más tierno”). Incluso a través de la pantalla del computador, él siempre logra darse cuenta cuando tengo una nube negra sobre mi cabeza. Hace los saludos cordiales de rigor y publica el link de una canción en mi muro. Por un mensaje me dice simplemente “escucha el tema que te dejé”.
Sólo escuché la primera estrofa y una sonrisa se dibujó en mi rostro “Oh baby, I love your way, everyday” (Oh bebé, amo tu manera de ser, cada día). Y con sola esa canción disipó todas mis dudas. Él me conoció en mi peor momento, cuando andaba perdida y de cama en cama. Me acosté con su jefe, con dos de sus compañeros de trabajo y con tres de sus amigos… él sí que conoce la cara más ninfómana, mis caídas y mis millones de fail, y aun así me quiere tal y como soy.
Pero mi sonrisa no termina ahí, luego un nuevo mensaje me dice “serías la polola perfecta: tierna, inteligente, trabajadora, rica y para qué te voy a decir el resto…”. Comencé a contestarle diciendo “y tú mi pololo perfecto: me haces sonreír siempre, me cuidas, eres dulce, unas manos deliciosas... ojalá uno pudiera elegir de quien se enamora”. No terminé de elaborar mi frase cuando él me contesta “yo te elegiría a ti”.
Escucho esta canción día y noche, mil veces y a todo volumen hasta tener histéricos a los vecinos, porque me recuerda que no valen la pena tantos cuestionamientos, soy lo que soy, soy La Churro. Soy quien soy en virtud de mi historia (que incluye mis errores). ¿Y saben? No me arrepiento, porque sin importar cuántos hayan pasado por mi cama, honestamente creo ser una buena mujer y una buena persona. Además aquel hombre que se atreva a quererme deberá superar sus propios prejuicios, el “qué dirán” y la moralina social, y aquella será la mejor prueba de amor que alguien pudiera demostrarme.
Si ese hombre que me ame a pesar de mi karma sexual no existe, ya tampoco me importa, porque sé que a unas cuantas ciudades al norte, siempre habrá alguien que me ame, tal y como soy.
Nota: A todo esto, ¿saben lo que le respondí? “I wanna be with you night and day ♫”.