Saltó de nalgas sobre la tapa de la valija y arrastró los cierres a cada lado hasta que logró unirlos entre sus piernas.
-- ¡Me hartaste! Me estupidiza hablar siempre de lo mismo y que no entiendas nada.
Se bajó de la valija y la asió con visible nerviosismo, la puso contra una pared en la salita.
-- ¡Me voy! Me cansé de hablar con neuronas depresivas y muertas. Y esto, tiene que ver con la amistad. Ya no me considero tu amiga. ¡No puedo! Imposible ver amistad entre tanto egoísmo. Tooodo tiene que ser como vos querés... ¡tooodo! Si no, la princesa, se deprime... La princesa, llora. Niña tan rica como estúpida. ¡Basta!
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