Este 2014, la tipografía más famosa (¿y más odiada?) cumple 20 años. Seguramente, si tienes algún amigo diseñador, haya puesto un gesto raro cuando te ha visto utilizarla o a lo mejor se le ha desencajado la cara alguna vez al ver el logo o el eslogan de una marca escrito con Comic Sans. Pero lo cierto es que, a pesar de sus detractores, la célebre tipografía cumple dos décadas de historia y hay quien no solo lo celebra, sino que defiende su uso en contra de su extinción.
¿Pero por qué todo diseñador, marketero, publicista y asesor de imagen corporativa habitante en el mundo no recomienda utilizar la fuente Comic Sans? Pues precisamente porque fue pensada, en su origen, para los niños, no suele encajar como una fuente seria y estiizada para usos que no conlleven acciones destinadas a la infancia. También se ha utilizado a lo largo de estos 20 años como la fuente preferida de algunos comics o cuando se quiere dar toques humorísticos o “buenrrollistas” a un contenido.
Básicamente podemos resumir la historia de la Comic Sans como la barrera con la que algunos marcan la diferencia entre el buen gusto y todo lo contrario. Y aunque es cierto que un sector de la población, la considera sencilla y divertida, casi siempre que se quiere dar una imagen de seriedad y profesionalidad, se descarta a la primera.
Siguiendo con la historia, en 2007 Gary Hustwit dedicó todo un documental a explicar por qué la Helvetica resultaba mucho más útil, moderna y elegante que la Comic Sans y, desde entonces, la guerra está servida. Aquí la muestra:
A pesar de sus detractores, de sus perfiles casi desgarbados o de su informalidad, lo cierto es que inevitablemente la Comic Sans ya es parte de la historia de la tipografía. Y ahora te toca a ti confesar: ¿La has usado alguna vez? ¿Te gusta como tipografía? ¿La odias o la amas?