Nadie sabe nada de gatos persas (Bahman Ghobadi, 2.009)
Calificación:
Crítica: 6,290 Público: 6,613 España: 5,940 Rugoleor: 6,076
Ficha:
Título Original: Kasi az gorbehaye irani khabar nadareh
Director: Bahman Ghobadi
Guionistas: Bahman Ghobadi, Hossein Mortezaeiyan, Roxana Saberi
Intérpretes: Hamed Behdad, Ashkan Koshanejad, Negar Shaghaghi, Hamed Seyyed Javadi
Productor: Bahman Ghobadi
Fotografía: Turaj Mansuri
Música: Mahdyar Aghajani, Ash Koosha
Montaje: Hayedeh Safiyari
Nacionalidad: Irán
Año: 2.009
Duración: 103 minutos
Edad: 7 años
Género: Drama, Musical
Distribuidora: Alta Classics, S. L. Unipersonal
Estreno: 16-04-2.010
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España
Espectadores: 17.335
Recaudación: 101.512,32 €
Calificación única: 6,450 (72.087 valoraciones)
Puesto / Total: 51 / 128
Sinopsis:
Dos jóvenes músicos ―un hombre y una mujer― que acaban de salir de la cárcel deciden formar un grupo musical. Juntos, exploran el submundo del Teherán contemporáneo en busca de otros intérpretes. Cuando las autoridades les prohíben cantar en Irán, planean escapar de su existencia clandestina y sueñan con actuar en Europa, pero, sin dinero y sin pasaportes, no será fácil…
Comentario:
Bahman Ghobadi (“Las tortugas también vuelan”) ofrece un estimulante recorrido por el mundo de la música underground iraní. Sin vocación catalogadora, sino aspirando a revelar una realidad oculta, Ghobadi transita por el hip hop, el heavy metal, el jazz-rock iraní o incluso el pop indie kurdo. Más que músicos concretos, afloran necesidades vitales comunes: jóvenes artistas que sueñan con ir a tocar a Europa, mientras la cruda realidad del país, ofuscado por el integrismo y la falta de libertades, quiebra sus ilusiones.
Crítica:
18-04-2.010 – JOSU EGUREN
Retrato de Teherán
“Nadie sabe nada sobre gatos persas” tiene valor como testimonio de la existencia de una juventud en marcha que se rebela contra la censura del Irán de los ayatolás. Con Ahmadineyad al frente, un renacido Jomeini más duro aún que muchos de sus predecesores, la cultura y costumbres occidentales están perseguidas, o recluidas en garitos clandestinos al igual que los animales de compañía a los que el régimen ha prohibido pasear por las calles de Teherán. Bahman Ghobadi denuncia esta situación alarmante, insostenible incluso para los jóvenes que se han criado a la sombra de una dictadura teocrática.
Sin papeles -el Ministerio de Cultura iraní sanciona cualquier tipo de manifestación cultural- el director persa ha filmado en tiempo récord un híbrido entre documental y realidad ficcionada al que le sobra ese toque de amaneramiento ‘indie’ que tanto aplauden los festivales. La historia de un grupo local vertebra la obra, todo un recorrido callejero por una ciudad opresiva y caótica que a ratos se asemeja a la promo de una hipotética MTV islámica; la película crece a ritmo videoclipero, fusionando distintos tipos de música, pero se traba cuando Ghobadi coloca a los espectadores ante un muro infranqueable. Si en “Las tortugas también vuelan” sus actores noveles exhalaban frescura, ahora han perdido parte de su inocencia.
La imprecisión en el corte, sumada a su terca y evidente manipulación de la realidad, envejece prematuramente todo lo expuesto hasta ese momento, e impele a Ghobadi a trampear el desenlace de la trama dramática. Le excusa su vocación de producto de autoconsumo, aunque bien sabe que será censurado (no en vano ha colgado una copia en el Torrent), y la certeza de que en un futuro se convertirá en testamento para nuevas generaciones. Un caso similar al del “Retrato intermitente” de Ocaña, el documental con el que Ventura Pons capturó la Barcelona/España tardo-franquista en los estertores de los años 70; él si supo llegar hasta el final.
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