Revista Opinión

Nadie sabe para quien trabaja

Publicado el 19 enero 2020 por Carlosgu82

En la ciudad de Lima – Perú, los esposos Rosa y Antonio, jóvenes de veinticuatro años de edad y padres de Carlitos de cinco años, vivían en la casa de los padres de Rosa siendo esto una situación difícil, ya que, Rosa tenía siete hermanos; dos varones y cinco mujeres, Rosa era la mayor de sus hermanos y por lo tanto responsable del cuidado de sus hermanos porque sus padres trabajaban todo el día en una fábrica de zapatos.

La situación familiar de Rosa era muy difícil con sus hermanos y por otro lado su esposo Antonio no era del agrado de sus suegros, así que decidieron buscar un lugar donde vivir solos con su hijo Carlitos, siendo así que una amiga de Rosa le dijo que lejos de la ciudad había un descampado de arena al cual varias familias invadirían y lo único que tenían que hacer para invadir era inscribirse, así que Rosa y su esposo junto con otras familias invadieron el descampado de arena y empezaron una nueva vida.

En el primer día en su nuevo hogar, cercaron su terreno con palos y esterillas, no tenían agua ni desagüe, todo era arena y el sol infernal de verano, caminaban tres kilómetros diarios para conseguir agua, el colegio para su hijo Carlitos quedaba a una hora en autobús, Rosa y Antonio vendían sanguches y jugos de puerta en puerta.

Pasaron cuatro años y se formó una asociación para fundar un mercado pequeño en la zona donde se invadió y fue así que Rosa y Antonio ocuparon un puesto del mercado para vender comida, día y noche trabajaron desde las tres de la madrugada hasta las once de la noche era su rutina diaria y Carlitos crecía sin control ni atención de sus padres, hasta cuando cumplió dieciséis años y cansado de la soledad e indiferencia de sus padres, sin decir nada se fue de su casa pensando que el mundo le sonreiría y que atrás quedaría la vieja casa de palos y su soledad.

A la semana de estar fuera de casa, Carlitos, consigue trabajo de jardinero en una casa grande; pero, los dueños de esa casa le hicieron trabajar por un año dándole techo y comida sin pago alguno y cuando Carlitos decide irse, lo dueños de la casa lo acusan de robo y por ello es llevado al reformatorio de menores hasta los dieciocho años.

Al salir del reformatorio Carlitos se sumerge en el alcohol y fiestas, se involucra con una mujer llamada Sonia de vida bohemia, con la que convive durante diez años, tuvieron una vida llena de problemas, aquella mujer ya tenía un hijo antes de conocer a Carlitos, al cual reconoció como suyo dándole su apellido y criándolo como si fuera su hijo, pasaron los años y Carlitos trató de corregir su vida para vivir en armonía con Sonia y el niño.

En una tarde en la que Carlitos se encontraba trabajando como vendedor de celulares, siente fuertes dolores de cabeza motivo por el cual se regresa a su casa y encuentra a Sonia con otro hombre siéndole infiel; tal traición hace que Carlitos endurezca su corazón y vuelva a caer en el alcohol.

Odio, rencor, venganza y dolor sumergieron a Carlitos en una gran depresión cuya salida para él era el alcohol, hasta que conoció a Inés una joven alegre y trabajadora, con la que Carlitos vio la vida de otra manera, se casaron y tuvieron tres hijos, formaron un hogar lleno de amor y comprensión cuyo resultado fue que Carlitos estuviera en tratamiento para dejar el alcohol y lo logró.

Mientras tanto los padres de Carlitos, Rosa y Antonio seguían con su vida rutinaria de trabajo de sol a sol sin descanso, producto del trabajo duro construyeron su casa de tres niveles siendo el primer nivel conformado de cuatro locales comerciales para alquilar ya sea con restaurantes o bodegas y el otros dos niveles eran departamentos; pero, antes de inaugurar la casa para habitarla y alquilar los ambientes, a Rosa y Antonio le diagnosticaron una enfermedad mortal, siendo así que en dos meses la enfermedad los consumió física y espiritualmente, vivían solos sin que nadie los visitara hasta que la muerte vino por ellos.

En pleno velorio llegó Carlitos con su familia, pero para sorpresa de todos también llegó aquel hijo que Carlitos reconoció como suyo cuando convivió con la madre de aquel niño que hoy ya es todo un hombre.

Pasaron unas semanas y Carlitos tuvo un accidente en el trabajo que le costó la vida y aprovechándose de la situación aquel hijo reconocido de Carlitos todo posesión de la casa y echó a la calle a la esposa e hijos de Carlitos, además que se confabuló con un abogado y fraguaron documentos para que aquel hijo reconocido sea el único heredero de la casa y así fue.

La viuda e hijos de Carlitos se fueron a provincia a casa de los padres de la viuda y allí vivieron.

Moraleja: “Nadie sabe para quien trabaja”


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